Capítulo 34: La desnudez del hombre.

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Se había recorrido el hospital entero, hasta la misma sala de urgencias. Los médicos miraban con asombro a un cirujano en su planta, estaba claro que nadie esperaba verle allí, pero todos miraban con sorpresa y una ligera sonrisa. Todos los días preguntaba por Deidara y todos los días obtenía la misma respuesta: no había ido a trabajar.

Aquella mañana inició como siempre, con su rutinaria ronda a los pacientes que tenía hospitalizados por problemas cardíacos. Le gustaba revisarlos uno a uno todos los días, aunque perdiera tiempo en ello. Trabajaba en el hospital más grande de Tokio y aunque tenía muchos ayudantes y unos cuantos cirujanos más que le ayudaban, él estaba al cargo de todos ellos, era el veterano y al que más respetaban. Por algún motivo, le gustaba visitar pacientes en vez de encerrarse en su despacho o en un quirófano a operar sin apenas conocer nada de la gente que entraba.

Al pasar por la zona de descanso de los novatos, escuchó unas risas al otro lado de la puerta, lo que hizo que se detuviera durante unos segundos de su ronda matutina y abriera la puerta con rapidez, pillando a los novatos en corro, deteniendo las risas y uno de ellos... escondiendo tras de sí un móvil a la espalda.

- Los móviles están terminantemente prohibidos en horario de trabajo a menos que sea por urgencia, y no se me ha notificado que esperen una llamada de tal calibre. Si requieren de su ayuda disponen de un "busca", así que guarde inmediatamente ese teléfono – le comentó Minato – o mejor... casi prefiero ver qué es lo que ocasiona tanta risa, no les importará que me una, ¿no?

Dudaba si darle el móvil o no, finalmente, ante la incesante mirada de Minato y esa mano que se extendía hacia él para que le diera el teléfono, no tuvo más remedio que dárselo. Esos ojos azules se fijaron enseguida en la imagen que había en la pantalla, una de Deidara desnudo en un podio de un bar.

- Interesante – comentó Minato – voy a darte la opción para que tú mismo elimines la fotografía. Estamos hablando de un compañero vuestro. Debería daros vergüenza.

Minato le devolvió el móvil al chico. La mayoría agacharon la cabeza sintiendo regañina del adulto, sin embargo, el culpable de todo, todavía sonrojado por haber sido descubierto en aquello, no se quedó contento, pero aunque quiso hablar, Minato viendo cómo quería iniciar una conversación que seguramente no le gustaría, decidió anticiparse.

- ¿Crees que porque se desnude por las noches le convierte en un mal médico? – preguntó Minato cortando toda posibilidad de excusarse al otro chico.

- No es ético que un médico haga esas cosas.

- Es cierto... es más ético que tus padres te paguen la carrera aunque luego saques sólo un cincuenta por ciento en el test cardiológico que os mandé. Déjame decirte una cosa, al menos él se pagó su carrera, no le debe nada a nadie y sí, es posible que se desnude, ¿y qué? ¿Es que estáis celosos por su físico o porque seguramente iba a ganaros la plaza? Creo que en este momento sólo hay tres vacantes en cardiología y aceptémoslo... él ya tenía un puesto. Es normal que lo vierais como una amenaza. ¿No se os ha ocurrido otra cosa?

- Ya ha entregado su renuncia – comentó una chica – por eso no aparece desde hace tres días. Lo siento, no era nuestra intención.

- En realidad sí lo era. Sé muy bien cómo competís por las plazas que deseáis. Voy a volver al trabajo y espero no volver a escuchar sobre este tema.

Minato salió de la sala y volvió a tomar el pasillo, dejando la lista de pacientes sobre la recepción al llegar a ella y pidiéndole a su compañero que terminase de revisar a los que faltaban. Él tenía algo importante que hacer, así que se dirigió sin demora al ascensor para ir a la oficina de la directora del hospital.

Striper forzoso (Naruto, Naru-sasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora