Capítulo 18: Primera cita

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Hacía años que no cocinaban juntos. Sasuke todavía recordaba lo mal que se le daba a Naruto, hasta el punto, de casi incendiar la cocina un par de veces por dejarse la sartén más de lo debido en el fuego. Las humaredas que provocaban en aquellos tiempos, teniendo que abrir las ventanas para ventilar... ahora le causaban una gran sonrisa. En el fondo... se lo pasaban bien juntos. ¿En qué momento cambió aquello? ¿Fue cuando Naruto se echó novia? ¿Fue cuando se acostaron la primera vez? No estaba seguro.

- Lo echaba de menos – dejó escapar Naruto.

- ¿El qué? ¿Quemar una hamburguesa? – preguntó Sasuke con cierto toque burlón en su sonrisa.

- No, idiota. Echaba de menos estar contigo. Todo era fácil y divertido a tu lado.

- Me metía contigo.

- Pero lo hacías con cariño. En el fondo... siempre supimos que éramos grandes amigos y... quisiste algo más, algo que yo no pude darte en aquel momento. Estaba demasiado ciego, demasiado temeroso de abrirme a esos sentimientos que creabas en mí, al qué pensaría la gente por salir con alguien de mi mismo sexo. Mi miedo hizo que te perdiera. No quiero volver a pasar por eso, no quiero perderte de nuevo.

- Bebe y deja de decir tonterías – le sugirió Sasuke, volviendo a mirar la carne que estaba cocinando en la sartén – Te gustaba muy hecha, ¿verdad?

- Bastante, sí – respondió Naruto.

Era la primera vez que realmente ambos cenaban algo decente. Naruto se acordaba de aquellas longanizas carbonizadas, las hamburguesas crudas por dentro y quemadas por fuera... y sobre todo... cómo acababan cogiendo el teléfono y pidiendo una pizza. Ahora, allí estaban los dos, con una carne perfecta y un acompañamiento decente. ¡El tiempo pasaba para todos! Él había aprendido a cocinar por su hijo, Sasuke imaginaba que ya de por sí... sabía hacerlo, aunque parecía haber mejorado todavía más.

Naruto llenó una vez más la copa de Sasuke, quien observaba atento cómo lo hacía antes de llevar los platos a la mesa. Por un instante, sus ojos se desviaron al botellero bajo la encimera, todavía quedaban bastantes botellas, pero no era eso lo que le llamaba la atención, sino que faltaban dos. ¡Era la segunda que habría y todavía no habían comenzado a cenar!

- ¿Quieres emborracharme? – preguntó Sasuke con sus ojos fijos en el botellero.

- Ni lo intentaría – sonrió Naruto.

- Pues vas en camino. Es la segunda botella que abres y sólo hemos preparado la cena.

- La verdad... es que nunca tengo ocasión de abrir esas botellas. Me las suelen regalar, pero se quedan ahí durante años. Creí que era una buena ocasión de abrirlas.

Sasuke sonrió antes de tenderle de nuevo la copa para que pudiera terminar de llenarla. Quizá en el fondo, no hacía falta ni que estuviera un poco tocado por el vino para saber que ese chico siempre sería una gran debilidad para él. Tenía algo que le hacía caer una y otra vez, que le hacía enamorarse cada vez más. Por mucho que su mente quisiera alejarse, su corazón sólo quería acercarse.

De jóvenes nunca pudieron tener algo como aquello, nada de momentos íntimos o personales, tan sólo... sexo. Naruto discutía con su novia y él le consolaba. Cuando se encontraba mejor... le dejaba allí tirado, con el corazón roto y la esperanza de que algún día le vería y le querría. Ese día nunca parecía llegar y ahora... estaba allí, en su casa, frente a una copa de un gran reserva, sentado en una mesa bajo la tenue luz, comiendo uno de los mejores platos que había probado en su vida, en la cita más romántica que jamás tendría.

Striper forzoso (Naruto, Naru-sasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora