Capítulo 26: Dolorosos llantos

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No podía dejar de mirar por el retrovisor. Menma estaba sentado en la sillita de su hijo, pasando su mirada de una ventanilla a la otra, sonriendo y moviendo las piernas que colgaban. ¡Era tan parecido a él! ¿Cómo era posible que tuviera hasta esas marcas en sus mejillas? Nada le cuadraba. Ni siquiera Ino era la madre. ¿De donde había sacado esos espectaculares ojos azules entonces?

Prefirió encender la radio y dejar que la música sonase hasta llegar al hospital. Quería preguntarle a Sasuke, necesitaba saber qué ocurría con ese niño. Necesitaba decirle cuánto lamentaba haberle despedido, sólo quería verle y pedirle perdón por todo. Aun así, sabía que, pese a que Sasuke también se sentiría culpable por lo sucedido en el bar, seguiría manteniendo su coraza y tratando de aparentar una fortaleza que en realidad... se había desmoronado hacía mucho.

Tras aparcar, Naruto salió del vehículo para ir a los asientos traseros y desabrochar el cinturón de Menma. Éste enseguida le dio la mano y caminaron juntos hasta la entrada del hospital. Ya en la recepción para preguntar por la habitación de Sasuke, la recepcionista mostró su mejor sonrisa y comentó lo guapo que era "su hijo", porque sí, le habían confundido con su hijo y no fue la única. En el pasillo varias enfermeras se detuvieron a hablar con él, otras sonreían desde la distancia al ver al pequeño, pero todas tenían algo en común... daban por supuesto que era su hijo por el gran parecido.

Al llegar a la habitación y tocar a la puerta, Menma se soltó de su mano con rapidez para salir corriendo junto a su padre. Sasuke abrió los ojos sorprendido de verle allí, incorporándose con rapidez para poder cogerle y subirle a la cama con él.

- Ey, ¿qué haces aquí? – preguntó Sasuke con una sonrisa.

- Él me ha traído. ¿Estás bien? – preguntó a la vez que llevaba sus dedos hacia el adhesivo que le habían puesto en la frente para cubrir los puntos de la brecha.

- Sí, sólo ha sido un golpe. Estoy bien. No tienes que preocuparte – le respondió, mirando fijamente a Naruto, quien no había abierto la boca en todo ese rato.

- Naruto... oye...

- Tienes un hijo y no me lo dijiste.

- No quería... - intentó buscar las palabras – no sabía cómo decirte algo así.

- ¿Creías que me tomaría mal que lo tuvieses? ¿Cómo es posible, Sasuke? ¿Cómo puede ser que se parezca tanto a... - intentó decir "a mí", pero se detuvo para no preocupar al niño que les miraba extrañado.

- Lo siento, Naruto. Es que no sabía cómo decirte esto, de verdad. Ni siquiera tengo la certeza de que me vayas a creer ahora.

- Prueba.

- Es que... es mío – le dijo sin más, bajando la sábana y levantando la camiseta para enseñarle la cicatriz de la cesárea – yo lo tuve, Naruto, es mío y...

- Joder – susurró Naruto al ver aquello, entendiendo entonces el motivo por el que se parecía a él, saliendo de la habitación con rapidez y recorriendo el pasillo en busca de un lugar donde alejarse de Sasuke y de todo el mundo.

- Naruto, por favor, espera – intentó pararle Sasuke, aunque fue inútil.

Minato observó cómo su hijo se marchaba de allí con rapidez, seguramente más confuso aún de lo que ya debía estar. A esa confusión, ahora se le uniría la desesperación y la tristeza, no sabía exactamente qué le ocurriría a su hijo, pero sí sabía que necesitaba explicaciones.

Sus ojos se cruzaron con los de Sasuke durante unos segundos y entonces, parecieron entender lo que necesitaba el uno del otro. Sasuke estaba también desesperado y soltar aquello no habría tenido que ser nada fácil. Esperando y temiendo la reacción de Naruto al enterarse de toda la verdad, del chico al que amaba y con temor de que le rechazase una vez más.

Striper forzoso (Naruto, Naru-sasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora