III. Ella está devuelta.

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Nueve años atrás...

Laura

Primer día de escuela. Nada apesta más que eso si no eres popular y eres horrible, como yo. Nada.

— Mamá, ¿me veo bien? — le pregunto sonriendo nerviosamente.

— Si, te ves bien. Como sea. No comas demasiado. — dice sin siquiera mirarme.

Suelto un suspiro. — No, mamá... — murmuro.

— ¿Nos vamos, princesa? — pregunta mi padre bajando las escaleras y yo asiento haciendo una mueca. — Eh. Lo harás genial.

— Uso aparatos y tengo anteojos... Seré el objeto de burla.

— Eres hermosa. Tal y como eres... Brillas con luz propia.

Sonrío ampliamente ante sus palabras y lo abrazo con fuerza.

— Te quiero, papi... — susurro.

— Yo a ti, cielo. Vamos. ¡Adiós, Ellen! Te amo.

— ¡Damiano, estoy hablando por telefono!

Mi padre suelta un suspiro decepcionado por la poca atención de mi madre y yo lo entiendo completamente. Solo me habla para decirme que estoy más gorda o que algo me queda horrible.



Cuando llegamos al colegio, mi padre se despide con un beso en la mejilla y un abrazo. Bueno... Estaba sola en esto.

— ¡Laura! — exclama una voz detrás de mi y yo me volteo para encontrarme con mi mejor amiga.

— ¡Emma! — grito antes de correr a abrazarla.

Bueno, no estaba tan sola en esto.

— ¿Te has enterado del chico nuevo? Dicen que es muy lindo.

— Mmm... No, no lo he visto. Recién llego.

— ¿No estás emocionada? Nueva etapa, nuevos compañeros y nuevas responsabilidades... ¡Laura, seremos populares!

Ruedo los ojos riendo ante su entusiasmo. — ¿Me has visto?

— Tú nos llevarás a la popularidad. — afirma.

— Como digas... — murmuro. — Luego nos vemos. Iré a buscar mi locker.

— De acuerdo. ¡Nos vemos luego!

Le regalo una última sonrisa antes de entrar al colegio. Mientras voy caminando, choco contra alguien quedando con mi trasero en el suelo. Genial.

— ¡Lo siento tanto! — exclama un chico rubio.

— No te preocupes... — murmuro y acepto la mano que él me ofrece.

— Vaya... Eres hermosa... — susurra mirándome inconscientemente.

De inmediato me sonrojo y bajo la mirada. Jamás un chico me había dicho que era hermosa.

— Disculpa. Soy Ross Lynch.

— Laura Marano. — me presento.

— ¿Puedo estar contigo? No conozco a nadie.

— ¡Claro! Me encantaría. — acepto sonriendo.

Ross toma mi mano tímidamente y yo la acepto con gusto mientras me sonrojo nuevamente para después irnos juntos a nuestra primera clase.

Esa era mi anterior yo. La niña tímida y simpática, que se enamoró de su amigo.

Pero la vida te golpea y tú cambias, te alejas para protegerte del daño y te alejas de los que más amas.

Las perras no siempre fueron perras. Las perras tienen su historia, tienen un pasado.

Jamás juzgues a un libro por su portada.



Actualidad...

— ¡¿Te has acostado con mi esposo?! — me grita una mujer cuando estoy a punto de salir del aeropuerto.

Me saco mis lentes de sol y sonrío con suficencia.

— Oh... ¿Era tu esposo? — le pregunto.

— ¡Maldita zorra! ¡Era nuestra luna de miel!

— Oye, relájate... No descargues tu ira contra mi, jamás he jurado amarte para siempre y serte fiel. Fue él. Yo no lo seduje, él vino a mi. Jamás voy detrás de un hombre.

Solo uno...

Ella parece confundida y pongo mi mejor cara de lástima.

— Pide el divorcio... No lo vale. — digo para después ponerme los anteojos y seguir mi camino.— Jase, ¿alguna novedad?

— Todos hablan sobre que te has acostado con el actor de esa serie cliché que todos ven, señorita. — responde mi guardaespaldas apuntando con la mirada a los periodistas.

— Bien... No es mentira... ¿Nos vamos? Tengo que visitar a mis perras. — aviso sonriendo.

Jase asiente, serio como siempre, para después abrirme la puerta del auto.

Laura Marano estaba devuelta.


— ¡Bienvenida, Laura! — gritan todos sonriendo felices de verme.

Agh. Odio estas cosas.

— ¡Emma, Sav, Alexa, Raini! — exclamo a medida que las veo. — ¡Las he extrañado tanto!

Ellas corren hacia mi para después unirnos en un abrazo grupal. Sonrío sinceramente. Si hay alguien a quienes había extrañado durante estos años, esas eran ellas.

— Sigues siendo una bomba sexual... — murmura Savannah sonriendo de lado. — He escuchado los rumores.

— Son verdad. El anillo de bodas está subestimado. ¿Y ustedes? ¿Qué fue de sus vidas?

Todas miran a Emma, quien me sonríe nerviosa.

— ¿Qué? ¿Qué sucede? — pregunto confundida mientras agarro una copa que me ofrecen.

— Me voy a casar.

— ¡Oh por Dios! ¡Eso es genial! — exclamo sonriendo ampliamente. — Jamás me has hablado de tu vida amorosa. ¿Quién es el jodido afortunado?

Emma está a punto de responder, pero mis ojos se encuentran con unos ojos avellana. Ross Lynch acababa de entrar al lugar mientras sonríe de lado y habla con Calum Worthy.

Santísima mierda...

Él se acerca a nosotras y abraza a Emma por la cintura antes de besar su mejilla.

¿Qué diablos estaba pasando aquí?

— Laura, él es Ross... Mi prometido. — anuncia mi mejor amiga.

Mi copa de champagne se cae al suelo quedando destrozada mientras miro sorprendida a la pareja feliz.

Esto no puede estar pasando.

Ross Lynch no se va a casar con mi mejor amiga. No si puedo impedirlo.

Él es mio. Desde el momento en el que lo conocí lo fue.

The Wedding Donde viven las historias. Descúbrelo ahora