IV. Atracción.

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Nueve años atrás...

Ross

— Cariño, Laura está aquí. — anuncia mi madre sonriendo levemente y yo bajo corriendo las escaleras.

— ¿Estoy gorda? — pregunta mi mejor amiga sollozando. — Ese no es el problema, pero... Es lo único que me dice. ¿No soy linda? ¿Divertida? ¿Dulce? ¡No sé! Es todo lo que tiene para decirme. "Laura, deja de comer. Estás gorda".

Suelto un suspiro y la abrazo con fuerza acurrucándola en mi. Detesto a la madre de Laura, era realmente desagradable y ni siquiera la quería a su hija.

— ¿Puedo decirte algo? ¿Puedes prometerme jamás olvidarlo? — le pregunto mientras acaricio sus mejillas secando sus lágrimas.

— Lo prometo... — murmura.

— Eres hermosa, simplemente como eres. La chica más linda y dulce que conozco... Eres perfecta, Laura Marie Marano. Cualquiera sería afortunado por tenerte como hija, amiga o lo que sea... como yo. No necesitas cambiar o hacer dietas estúpidas para agradarle a alguien, me gustas así como eres. Siempre recuérdalo... Eres hermosa así. — le digo sonriendo avergonzado por decirle lo que en serio pienso sobre ella.

Si, me gusta mi mejor amiga. ¿Cómo no fijarse en ella?

— Jamás cambiaré, Ross... Contigo me basta. Es todo lo que quiero. Eres mi mejor amigo. Te prometo que no cambiaré. Te quiero. — susurra abrazándome con fuerza y yo le correspondo el abrazo mientras sonrío ante su promesa.

Pero el verano llegó y un nuevo inicio de clases comenzó, donde Laura Marie Marano ya no era la chica que conocía.

Donde Laura Marie Marano había roto su promesa y con eso, mi corazón.



Actualidad...

Siento los ojos de Laura sobre mi desde la otra punta del salón y yo finjo prestarle atención a lo que Calum me dice pero en realidad todo lo que quiero hacer es perderme en la mirada de Laura.

Basta, Lynch. Tu prometida está en la dirección contraria.

Miro a Laura intentando hacerlo rápido para que no me vea pero ella me sonríe de lado e indica con la cabeza disimuladamente que la siga al baño. Obedientemente lo hago intentando ser lo más discreto que puedo.

Estoy a punto de tocar la puerta, pero una mano me agarra el brazo para voltearme y lo único que sé es que tengo los labios de Laura sobre los mios. En estos momentos, me odio por tomarla por la cintura y arrinconarla contra la pared mientras le correspondo el beso.

Es eléctrico, caliente y enojado. ¿Sinceramente? No quiero parar.

Ingresamos al baño y la dejo en el lavabo mientras ella rodea mi cintura con sus piernas y muerde mi labio provocando un gemido en mi.

— ¿Esta es tu manera de vengarte? ¿Casándote con mi mejor amiga? — susurra en mi oído.

— Ya te he superado, Laura. Ya he superado ese maldito baile... — murmuro mientras beso su cuello y la apego más a mi, necesitando sentirla.

¿Qué estoy haciendo?

— Emma no lo sabe... ¿Verdad? — pregunta sonriendo de lado.

Mierda. Emma.

Me separo rápidamente de ella e intento calmarme. ¿Qué diablos he hecho?

— ¡Es tu mejor amiga! — exclamo.

— Es tu prometida... — susurra con ironía y parece que está enojada por ello.

— ¿Qué quieres de mi?

— ¡No puedes casarte con ella! ¡Es a mi a quien deseas y ambos lo sabemos!

— Si, si puedo. De hecho... Lo haré.

— ¡Acabas de besarme!

— Fue un error. Amo a Emma, creo que la única que tiene que superar algo aquí eres tú.

Laura me fulmina con la mirada y me empuja contra la pared.

— No estoy enamorada de ti. — dice enojada.

Por supuesto que no lo estás. No lo he logrado en seis años, menos lo lograré ahora.

— Me casaré con Emma. Es tu mejor amiga, ¿no deberías estar feliz por ella?

— No si se está casando con mi hombre.

Me muerdo el labio mirándola. Labios hinchados, furiosa y ese vestido... La deseo.

— ¿Tú hombre? — pregunto sonriendo de lado.

— Fui tu primera vez, Lynch... ¿Lo recuerdas? Fui tu primera vez en todo.

— Si, y luego cambiaste. Lo recuerdo muy bien. Te has convertido en... esto.

— ¿En una zorra que se acuesta con hombres casados y comprometidos? Nada, solo no me agradaba la anterior Laura Marano.

— ¿Por qué...? Es decir, ¿por qué eres así? Podrías haber sido Emma, podrías haber sido mi prometida.

— ¿Ser Emma? Joder... Lo que menos quiero es ser ella. Su prometido la acaba de engañar con su mejor amiga y aún ni siquiera se casaron. Prefiero ser Laura Marano, la mujer que se acuesta con quien quiere... Y consigue lo que quiere.

¿Es normal encontrarla jodidamente caliente cuando está furiosa?

— Debo volver. Emma me está esperando. — digo evitando mirarla y cometer otra estupidez.

— Yo iré para evitar sospechas, di que tenías una llamada que responder... — murmura.

— De acuerdo.

Ella está a punto irse pero se voltea y me dirige una sonrisa que te desarma por completo.

— Oh, y Ross... Lo que quiero ahora mismo es a ti. — dice para después irse.

¿Que si estaba jodido? Esa palabra me quedaba corta. Muy corta.

The Wedding Donde viven las historias. Descúbrelo ahora