V. Canción

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Ocho años atrás...

Emma

— ¿Has visto a Laura? — pregunta Ross mirando para todos lados y yo suelto un bufido.

— No, no he visto a tu Laura... — murmuro molesta.

— Creo que lo he arruinado todo.

Ojalá.

— ¿Por qué?

— La besé... Bueno, ella me siguió el beso. Todo estuvo bien entre nosotros pero en todo el verano no la he visto... ¿Crees que la he cagado?

¡¿Se habían besado?!

— Yo... No lo sé... Tampoco he hablado con ella. Creo que ya no somos amigas...

Tú nos has alejado.

— Fui a su casa y no estaba, no hay nadie... — murmura y sé que está mal por ello.

Él quiere a Laura. Está enamorado de ella. Ross quiere a mi mejor amiga, no a mi. Tenía que asumirlo.

Estoy a punto de contestarle, pero las puertas de nuestro salón se abre y una chica castaña, completamente hermosa, con un uniforme más corto de lo normal y un peinado perfecto ingresa.

— Oh por Dios... — susurra Ross.

Asiento mientras miro boquiabierta a mi mejor amiga. ¿Qué demonios?

— Lynch, quítate. Es mi lugar. — dice seria.

— Laura, te he extrañado... — comienza a decir.

— No, espera. Antes de que te humilles más, déjame hablar. Ha sido solo un par de besos. Ni siquiera he pensado en ti. Vaya, Lynch... ¿Andas algo necesitado de afecto? — lo corta y todos ríen por lo bajo.

Bien, eso fue completamente cruel. La cara de Ross es épica, la desilusión, humillación y tristeza te dejaban ver de que Laura fue en todo lo que pensó este verano.

Laura Marano, eres una idiota.

— Yo...

— Quítate, Lynch. Me aburres.

Ross asiente con la cabeza gacha y se marcha del salón antes de que el profesor ingrese para dar la clase. Quería ir y abrazarlo, pero él no me quería a mi en estos momentos.

Laura suelta un suspiro negando con la cabeza y mira hacia abajo conteniendo las lágrimas. No digo nada y corro la mirada. Ella no quiso decirle eso.

¿Le hice saber algún día a Ross que todo lo que ella le dijo no fue en serio? No.

Jamás dije una palabra sobre lo que Laura realmente sentía por él y todo cambió a partir de ese día.

Ross y Laura se volvieron completamente populares por la atracción y odio que había entre ellos.

Pero yo nunca le dije a Laura que él la amaba, ni tampoco le dije a Ross que ella lo amaba ni por qué le dijo eso.

 Por supuesto que luego él se volvió el capricho de ella, no lo amaba como yo lo hago así que no me arrepiento de haberme callado.

Hasta ahora.




Actualidad...

Miro a Laura bailar arriba de la barra mientras le da otro trago a su botella de Vodka y ruedo los ojos al saber que está alcoholizada.

— ¡Laura, bájate de ahí! — grita Ellen, su histérica madre.

En ese momento, Hurts Good comienza a sonar y Laura chilla emocionada.

— ¡Oh, Ross! ¡Esta canción la escribiste para mi! — exclama mi mejor amiga sonriendo ampliamente mientras mira a mi prometido. — ¡A killer queen... Never really as she seems!

A mi lado, Ross sonríe de lado mirándola. No niega haberla escrito para ella y eso me duele. Esa canción la había escrito en nuestro último año y la cantó en uno de los bailes de preparatoria. Laura adoraba esa canción y creo que era porque en el fondo sabía que era para ella.

— La llevaré a casa... — murmura Ross y está a punto de irse pero lo detengo.

— Puede hacerlo otro.

— Emma, se la terminarán follando en el asiento trasero de un auto. Lo sabes.

Suelto un suspiro y asiento. — Por favor, cuídala.

— No te preocupes. Volveré a buscarte.

— De acuerdo... Te amo. — murmuro abrazándolo por el cuello para después besarlo con ternura.

Él me corresponde el beso rodeando mi cintura con sus brazos y acercándome más a él. Sinceramente no quería dejarlo ir pero la voz de mi amiga provoca que se separe de mi.

— ¡No quiero ir a un jodido motel! — le grita a un hombre que intenta bajarla de la barra.

— Te lo dije... Adiós, cariño. Te amo.

— Por favor... Cuídala y maneja con cuidado.

— Está en buenas manos. No te preocupes.

Asiento mirando a Laura quien ríe tontamente mientras su madre rueda los ojos bufando por el comportamiento de su perfecta hija. Jamás la ha comprendido y ha hecho de la vida de mi amiga un infierno, me alegra de que ahora Laura tenga más control sobre su vida y que haga de la vida de Ellen un infierno.

— Volveré en media hora. — me asegura Ross antes de ir hacia la barra y alzar a Laura en brazos.

Como era de esperarse, ella no opone resistencia y se acurruca en él mientras la lleva a la salida del bar.

— Ross y Laura yéndose juntos... Eso nunca ha traído algo bueno... — murmura Harry, mi mejor amigo, mientras bebe un poco de champagne.

— Volverá en un rato. No la ama, me ama a mi... Y Laura jamás lo ha amado. — respondo.

Pero Ross no volvió por mi esa noche.



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