XX. Fin.

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Ross

Años atrás...

— Ross, en serio... Ya ve por ella. — dice Ryland, uno de mis hermanos, mientras mira a Laura bailar junto a Savannah.

— No, Ryland. Estoy cansado de Laura.

— La amas, hermano. El amor no es fácil, mucho menos si la persona que uno ama es tan complicada.

Río levemente negando con la cabeza y le doy un trago a mi bebida, en ese momento Laura se acerca a mi y me la quita para luego beber ella.

— Ryland, Savannah está furiosa contigo. — le comenta a mi hermano sin mirarme. — Se enteró de Kelsey. Y yo también. Vaya imbécil.

— Diablos... — maldice mi hermano para después marcharse.

— ¿No está furiosa, verdad? — le pregunto sonriendo de lado.

— Me conoces tan bien... — murmura riéndose. — No, pero quería estar contigo un rato. De todos los hombres en este baile, eres el menos idiota.

Me acerco a ella y la sujeto por la cintura mientras acaricio su mejilla con suavidad, Laura me sonríe y coloca sus manos en mi cuello.

— Y de todas las mujeres que están hoy aquí... Tú eres la más hermosa. — susurro rozando sus labios con los mios.

Antes de poder darme cuenta, Laura me está besando. Le correspondo el beso presionándola a mi, queriendo sentirla. No éramos nada. De hecho, esto estaba mal... Yo salía con Emma. ¿Pero cuando se trata de Laura? Nada más me interesa.

El beso es lento y dulce, pero cuando su cuerpo queda pegado al mio... Profundizo el beso llevándolo a uno caliente y necesitado. Jamás había estado con una mujer. Yo simplemente quería a Laura.

— ¿Vamos a mi casa? — le pregunto provocando una mirada de sorpresa en ella.

— ¿Hablas en serio?

Le guiño el ojo antes de tomar su mano y llevarnos afuera del local. Ella coloca uno de sus brazos sobre mi cintura y se acurruca en mi, de inmediato la abrazo con fuerza intentando darle calor. En esta época del año, ya hacía demasiado frío a estas horas.



Luego de tomarnos un taxi, ambos estamos en mi casa y a penas entramos ya tengo sus labios sobre los mios otra vez. Adictivo. La acorralo contra la pared mientras ella rodea mi cintura con sus piernas provocando un suave gemido en ambos.

— Ross... ¿Estás seguro de que quieres que yo sea tu primera vez? — pregunta acariciando mi mejilla.

— Te amo, Laura... No me puedo imaginar con otra mujer. — confieso al fin.

Ella sonríe ampliamente y me besa, antes de decirme la mayor mentira de la noche:

— Yo también te amo, Ross... — susurra contra mis labios.

La llevo a mi habitación mientras nos besamos, y lentamente nos vamos desvistiendo. Estaba nervioso. No voy a mentir. Era mi primera vez... Y era con Laura Marie Marano, la mujer por la cual llevo enamorado más de seis años.





Laura está durmiendo sobre mi pecho mientras yo acaricio su mejilla con suavidad, ella se había dormido en seguida pero yo aún no podía. Me sentía culpable. ¿Cómo le diría a Emma que ahora su mejor amiga y yo nos amábamos? ¿Que nos habíamos acostado? Nos odiaría, creo que más a mi que a Laura.

Por ese asunto aún permanecía despierto, siento a Laura moverse un poco y parece confundida cuando se despierta. Mira a su al rededor y luego me mira a mi.

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