Capitulo 9: Sanaré tus heridas

1.4K 120 2
                                    

Narra Akane

Una noche en la biblioteca.

Había pasado mi tarde ahí leyendo con algunos chicos molestándome pero al final todo había estado tranquilo.

Solo pensaba en regresar a casa aquel día.

Al final no resultó como yo pensaba.

«Salía de la biblioteca.

Ya era de noche.

Caminaba tranquilamente por la calle mirando de un lugar a otro desconfiada. Prefería no perderme en las calles.

Ugh—me detuve al frente de un callejón, se escuchaban quejidos adentro—ugh, duele.

Entrecerré los ojos tratando de ver en la oscuridad que había en el lugar.

No lograba ver nada.

Un profundo callejón sin salida. En donde reinaba la oscuridad.

¿Debería entrar?—murmuré—no debería meterme en problemas.

Solté un suspiro pesado.

Estaba indecisa.

No quería entrar en el interior y que al final me ganará problemas. Y no sabia con que me encontraría adentro.

Ugh—otro quejido.

Tome una gran bocanada de aire antes se ingresar ahí.

Estaba oscuro.

No lograba ver casi nadie.

¿Pero qué tenemos aquí?—una voz masculina se escucha entre la oscuridad—una linda muñequita acaba de aparecer. ¿Cómo deberíamos jugar contigo?

Esto será divertido.

La luz de una linterna hizo presencia cegándome unos momentos.

Puedo ver tres chicos que poseen una sonrisa burlona en sus rostros aunque la imagen no es muy clara para mí. ¿Que hacen ellos aquí?

Suelto un suspiro.

¿Qué se supone que hacen aquí?

La gatita esta curiosa—se acerca a mi con aquella sonrisa—¿quieres jugar?—su tono de voz suena... irritante—eres bastante guapa así que sería divertido jugar contigo.

¿Ehh?—murmuró confundida alejándose del chico—pervertido aléjate de mí.

Vamos, yo se que quieres—me toma de la cintura apegándome a él.

El chico es molestó.

No puedo evitar no sentirme molesta conmigo misma por estar metiéndome en problemas siendo que al final no había nada aquí.

Me separó del chico.

Creo que hay un malentendido aquí, no pensaba molestarlos—sonrió nerviosa—es solo que escuche un quejido y pensé que había alguien... ¡En peligro!

Un chillido salió de mí.

Al tratar de retroceder había tropezado por algo que había en el suelo.

El chico con la linterna alumbró hacía abajo y al dirigir mi mirada ahí logró ver aún chico en el suelo con la respiración entrecortada.

Viviendo con un angel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora