Capítulo 4-Mentiras

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¡Menos mal que la otra aldea está cerca! porque Zulay y J no tragan a Kai y es por Zulay por quien preocupo por la forma en la que tiene de resolver problemas (“sep” la de liarse a golpes y creo que Kai tiene las de perder).                                                   Aunque la imagen que tuvimos de esta aldea no es diferente a la de Kai, también ha sido atacada y está destruida (¿por qué será que no me extraña en absoluto?)

-Vaya… lo siento- le dije a Kai cuando vi que su mirada se había oscurecido.

-¿Por qué dices eso? Estará escondida, es muy lista para su edad además es la reina del escondite, jamás ha perdido una partida-

Al final decidimos ir mirar, total por perder unos minutos más no va a pasar nada.      Zulay por precaución volvió a sacar la catana aunque espero que no haya ninguna sorpresa, que no está para pelear.

-Deja eso ahora mismo, si mi hermana te ve se va a asustar muchísimo- es la primera vez que oigo a Kai hablar con autoridad, luego agarró la catana por la hoja (“of course” se cortó con lo afilada que están, por eso es tan difícil usarlas). -¡Aaahh! Por eso odio las armas- y ahora sí que hizo una gran estupidez, la lanzó con la mala suerte de que fue a caer al centro de un inmenso charco de barro bastante profundo que se tragó la catana en un abrir y cerrar de ojos.                                                           Zulay lo agarró con violencia dispuesto a cualquier cosa.

-¡Suéltalo, ahora!- le exigí.

-¡En cuánto le parta… la cara!- dijo rabioso y se dispuso a darle un puñetazo.

-¡Ni se te ocurra!- le agarré el brazo, no quiero que le pegue, se lo merece pero lo que me preocupa es otra cosa…

-¡Dame una sola buena razón para que no lo haga!-

No le quiero decir la verdadera así que, le dije que Kai es quien nos va a guiar al lago, por tanto, es mejor que no esté más atontao’ por el puñetazo de lo que ya es de forma natural.                                                    En seguida lo soltó de malas maneras, haciendo que se pegara un golpe contra el suelo pero no es nada comparado con lo que le podía haber hecho.

-Mete la pata… otra vez y no… tendrás tanta suerte- le amenazó con rencor.

-L… lo… siento…- dijo asustado.

-Genial, ahora tenemos un guía pero no armas con las que defendernos, la cosa no podría estar mejor- se quejó J.

-Al menos...- tengo que pensar una buena respuesta, un segundo… -Tenemos mi navaja- no es un gran consuelo pero es lo único que se me ha ocurrido. Eso no les sirvió de mucho (y normal porque solo la navaja es una mierda) así que, antes de que las cosas se pongan más tensas decidimos empezar a buscar a su hermana aunque primero le curé los cortes a Kai que son muy profundos y con un poco de suerte no se le infectaran pero lo veo complicado.                                                              Tras haber buscado un rato por la pequeña aldea no encontramos ni rastro de su hermana, estaba más que claro pero bueno…

-No podemos perder más tiempo, tu hermana no está aquí, lo siento- le dije. He sonado algo fría pero es mejor que se convenza de una vez, por mucho que busquemos si no está, no está a ver si se entera de una vez.

-No, por favor, vamos a buscar un poco más-

-Lo siento, Kai pero no podemos que no sé tú pero no tenemos todo el tiempo del mundo; ahora guíanos hasta el lago para que podamos reanudar la búsqueda de las Piedras Primarias lo más pronto posible- le explicó J.

El fuego de mi interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora