Capítulo 5-Llamas

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Como no, hemos llegado a la dirección correcta. En una hora habíamos llegado a la entrada de la cueva, joder… Kai es imbécil ¡ni siquiera sabe distinguir la izquierda de la derecha! Lo malo es que ya ha anochecido y hemos decidido que acamparemos en la entrada de la cueva (donde parece que hay algo de menos humedad) y encender un fuego.

-Mierda, es la última cerilla- no sé cómo coño lo vamos a encender mañana. Nadie contestó, supongo que pensarían lo mismo. Y como si lleváramos una maldición la comida solo nos llegará hasta mañana o si no desayunamos hasta el siguiente.

Tras la cena (que no la debería llamar así porque la comida deshidratada está asquerosa) Kai se quedó dormido en seguida.

-¿Cómo estás, Zulay?- le pregunté aprovechando que Kai no se iba a enterar de na’ (en mi opinión, se lo podríamos decir, es asma no la Woede pero así es Zulay, cree que si lo saben le perderán el respeto y para mí es justo al contrario) y además porque apenas había comido.

-Co…mo si… un asmá…tico estuvie…ra en una cueva con mu…cha hume…dad- hizo una parada para utilizar el inhalador. -¡¿Cómo voy… a estar?! Y a…hora vete… a dormir-

-Imbécil- ¡¿para qué me preocupo?! Es un capullo y siempre lo va a ser no merece la pena que me preocupe por él, total va a hacer lo que le venga en gana. En ese momento J me agarró por el brazo y salimos ambas de la cueva.

-No vayáis a empezar, te lo suplico que por fin Kai se ha dormido y no sabes cuánto lo agradezco, no lo aguanto; es tonto, está empanao’ y actúa como si tuviera 5 años-

-Tranquila, está vez me morderé la lengua- la tranquilicé y volvimos a entrar que lejos del fuego te mueres de frío.

Al día siguiente nos adentramos en la húmeda cueva que al principio parecía que iba a ser muy profunda y oscura pero no. Es bastante luminosa si atraviesas unos pocos de túneles y la luz se refleja en muchos minerales haciendo que brillen un poco, es francamente preciosa, nunca había visto algo igual y lo mejor que tiene es que las rocas filtran el agua así que, la que gotea está completamente limpia. Lo malo es que a medida que avanzamos hay más humedad (supongo que es señal de que nos acercamos al lago).

-Cuidado, el suelo está mojado y es muy resbaladizo- nos advirtió Kai y fue acabar la frase y se la pegó (no se puede ser más patoso). –No os preocupéis, estoy bien- dijo unos segundos más tarde (¿quién se preocupa? Sus caídas se han convertido en un hábito en el poco tiempo que llevamos con él).

-Eso ha sido la confirmación, el suelo resbala- dijo satisfecha. –Tienes que tener más cuidado, eres muy torpe- recalcó a continuación. ¿En serio? Yo no me había dado cuenta (sarcasmo).

-Bueno, no pasa nada, estoy acostumbrado- se levantó del suelo (por quinta vez esta mañana). –Podría ser más grave-

-¿Seguro? Pues yo conozco a un amigo, de un primo que es tío de un sobrino de un hombre que es amigo de ese amigo que a la vez es amigo de mi padre que tenía un hermano que le pasaba lo mismo que a ti, se caía mucho. Nunca le daba importancia pero un día se cayó por última vez- a la última frase J le ha puesto un tonito un poco macabro.

-¿Dejó de ser torpe?- preguntó interesado, joder ¡¿cómo no se ha podido dar cuenta…?!

-No, murió- le contestó usando el mismo tono macabro. –Se golpeó la cabeza lo que le provocó un derrame luego, dolores insoportables, el coma y la muerte llena de agonía- luego Sici reprodujo sonidos de truenos para darle aumentar ese toque siniestro. Y es tan estúpido que va y se lo cree, se le puso la cara to’ blanca.

-C… creo que… que a mí también me está pasando… de repente, estoy muy mareado- dijo asustado.

Nosotros ya no pudimos aguantar más la risa. Claramente es coña, nada más que por la forma de empezar… ¡si fuera verdad sabría el nombre! (además por aquí no se suele conocer a tanta gente excepto, Zulay que conoce a… bueno… a casi medio planeta).

El fuego de mi interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora