Capítulo 14-Lárgate

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Por fin nos encontramos a J y Kai o ellos nos encontraron a nosotros, digamos que simplemente nos vimos a la vez. Estaban bien, menos mal, habían pasado la tormenta bajo unas rocas apiladas, les servían de paraguas.

-¡Uf! Menos mal que estáis bien ¿conseguisteis salir antes de que os pillaran?- iba a contarle todo lo que ha pasado pero me dejó con la palabra en la boca, así es J, si quieres hablar lo tienes que hacer a su ritmo. -Bueno, da igual la cosa es que estáis aquí y quede claro si algo malo os hubiera pasado ¡sería culpa de Kai!- su tono ha cambiado a uno que presenta algo de rabia y la mirada asesina que le echó al final confirmó que estaba muy enfadada con él.

-B… bue…, yo… yo solo quería ayudar- trató de explicarse Kai. Balbucea como un bebé ¿está hablando un chico de 16 años o de 16 meses? Yo diría que lo segundo.

-¿Qué coño has hecho ahora?- preguntó Zulay con tono agresivo, espero que no sea gran cosa porque está deseando de liarse a golpes con el primero que pille para liberarse de la rabia que le da haber fracasado.

-¡Nada!- se apresuró a contestar.

-¡¿Nada?! ¡¿Nada?! ¡¿Cómo que nada?!- jamás he visto a J tan enfadada, incluso su cara se ha teñido de un color más amarillento de lo normal. -¡Eres un maldito mentiroso, torpón y asesino!- le chilló.

-Tranquila J- le agarré la muñeca porque estaba a punto de arrearle un puñetazo. -¿No crees que exageras un poco con lo de asesino? Si es incapaz de sostener un arma-

-Puede pero sí que es capaz de cargarse a Sici- me miraba con rabia, a punto de romper a llorar, esa computadora es muy importante para ella. –Por eso no pude seguir descargando el virus, hemos fallado por su culpa-

¡¿Qué?! Por culpa de ese idiota he estado bueno, hemos estado a punto de no contarlo. Juro que…

La reacción de Zulay me sacó de mis pensamientos. Fue oír esto se lanzó hacia él. Con violencia de sujetaba el cuello de la camiseta, le golpeó varias veces (y está vez sí que no voy a meterme, se lo merece y además Zulay está como nunca, ni siquiera creo que me escuche). Todavía no sé cómo Kai consiguió liberarse aunque no por eso Zulay iba a parar.                                                ¡Vale, ahora quizás sí hay que meterse! Porque hasta ahora Kai tiene espacio para arrastrarse y retroceder pero Zulay está  más que dispuesto a volver a cogerle y esta vez no soltarle hasta que… ¿no llegaría a tanto o… sí?

-¡Para!- me metí en medio de los dos, aún me pregunto cómo Zulay pudo tener tantos reflejos como para detener a tiempo de no golpearme el puñetazo que iba dirigido a Kai.

-¡Aparta “Hello Kitty” o recibes tú también!- normalmente pensaría que va de farol pero creo que está vez están tan rabioso que lo haría.

-No lo voy a hacer- contesté, he tratado de sonar lo más segura de mi misma posible porque la verdad me da un poco de miedo de que me dé un puñetazo.

Esperó unos segundos, pensaría que acabaría acobardándome y apartándome pero no lo hice. Levantó el puño, esta vez iba dirigido a mí, le miraba a los ojos ¿finalmente será capaz? Parece que sí pero… la mano comenzó a temblarle, trató de apartar la vista de mí pero no podía, a continuación bajó el puño y abrió la mano.

-No merece la pena perder mi honor por este imbécil- dijo con rabia.

-Sí, bien dicho, además tampoco es como para ponerse así- se metió Kai rápidamente en la conversación.

-Espera ¿estás diciendo que estar a punto de morir por tu culpa no es como pa’ estar enfadado?- pregunté molesta aunque le haya parado los pies a Zulay no dejo de reconocer que se merece la paliza y no solo un ojo morado y la nariz sangrando.

-No, no, solo digo que no es para tanto, me refiero a que estáis bien- se levantó del suelo e hizo un gesto para que me calmara porque me estaba sacando de quicio.

Su respuesta me gustó todavía menos, estaremos bien pero lo menos que podría hacer es disculparse con nosotros y reconocer que ha metido la pata hasta el fondo.

-A ver, me refiero a que el fallo no ha sido tan grande si seguís vivos ¿o no? Y además puestos a ser positivos, tampoco estáis heridos-

-¡¿QUÉ?!- por unos segundos mis manos echaron pequeñas lenguas de fuego aunque conseguí controlarlas. Zulay me sujetó una vez que se apagaron, está vez la rabia se ha apoderado de mí y como me suelte ¡pienso terminar lo que él ha empezado! ¡TENDRÁ CARA EL COBARDE ESTE! ¡Después de cómo lo he tratado que no sepa ni decirme ni un simple “perdón” aunque sea falso! -¡Suéltame que le voy a enseñar a disculparse en condiciones!- le grité a Zulay que cada vez me agarraba más fuerte.

-Tranquilízate tía- ambos hacían un gran esfuerzo para parecer serenos.

-Eso “Hello Kitty”, con la violencia no se solucionan los problemas ¿recuerdas?- me dijo Zulay.

-No eres el más indicado para decir eso ¿no crees?- contesté molesta. –Tú los solucionas así-

-Sí pero… chica, tú estás por encima de eso o ¿me vas a decir que te gusta la idea de solucionar los problemas como una idiota que solo sabe recurrir a la fuerza bruta?- me preguntó J. Eso me hizo pensar… es verdad, tiene razón ¡he estado a punto de reducirme al nivel de Zulay! Y lo peor ¡yo encima iba a quedar como una idiota doble, no tengo fuerza ninguna!

Me tranquilicé aunque Zulay solo me soltó cuando le juré que no era mentira e iba a aprovechar el verme libre para volver a intentarlo, no soy tan mezquina aunque es buena idea.

-P…pr…prometo que no volverá a pasar- me dijo con miedo, su tono de voz es exactamente igual que el que usa cuando habla con Zulay.

-¿Crees que tendrás otra oportunidad de cagarla?- saltó J. –Yo contesto, evidentemente no, es más, yo voto por echarle del grupo-

-¡¿Qué?!- preguntó intranquilo y sorprendido, creo que todavía no se ha dado cuenta de la gravedad del asunto.

-“Sep”, buena idea que se busque la vida él solo que ya es mayorcito por no hablar de todos los problemas en los que nos ha metido- la apoyó Zulay y tiene razón.

Kai me miró suplicándome como si nunca hubiera roto un plato en su vida, como si estuviera a punto de abandonar a un cachorrito en mitad de una fría noche de invierno cuando el mundo era mundo y nevaba pero mi corazón no sentía ningún tipo de compasión por lo que estoy a punto de decir, ni siquiera sentía un poco remordimiento, simplemente le veía y algo dentro de mí se encendía, solo puedo sentir rabia y frustración por haberle ayudado tantas veces y que me lo pague así.

-Lárgate- le miré con odio.

-No por fa, por fa ¡otra oportunidad!- suplicó a punto de romper a llorar, ahora que lo veo creo que he sido tan idiota de caer en su chantaje emocional de chico tontillo y empanao’ que es torpón, de estos que se te clavan en el fondo porque son como niños pequeños pero ya no más, no pienso ceder.

-¡¿No la has oído?!- preguntó molesto.                –Largo, antes de que me arrepienta y te dé la paliza que no te metí-

No hubo que repetírselo más veces aunque avanzaba lentamente y mirando hacia atrás cada dos pasos sabía que Zulay de veras le pegaría y que está vez no habría nadie para defenderle.

Finalmente tras un buen rato su silueta entre los árboles.

El fuego de mi interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora