Capítulo 7-Cuestión de garras

19 2 0
                                    

Ni siquiera sé si mi grito despertó a Kai y a J pero me da igual, sin mirar atrás seguí andando y me acabé adentrando en el bosque casi sin darme cuenta. Necesito estar sola un rato, desconectar de todo esto porque si no ¡juro que hoy mato a… mejor no digo ni su nombre! Estoy harta de él, de su forma de hablar, de su forma de actuar, de su estúpida testarudez y sobre todo de lo orgulloso que es. Tan solo es un imbécil con mucha labia y un sinvergüenza que cree que el mundo es suyo, que puede con todo, que cree que puede hacer y decir lo que le dé la gana cuando le venga en gana y que no va a tener consecuencias y si las tiene le da igual mientras no le salpiquen. También necesito olvidar por unos minutos nuestras constantes discusiones, jamás estamos de acuerdo y jamás lo estaremos ¡da igual en lo qué sea! Somos completamente incompatibles peor que el perro y el gato.    Por otra parte están sus peleas con Kai, estoy cansada de tener que meterme siempre por medio para evitar que le pegue, simplemente es un bruto que no sabe solucionar sus problemas de otra forma que no sea repartiendo palizas.

Otra cosa que me saca de mis casillas son algunos de los comentarios de J (de eso “sep”) aunque bueno, estos no me queda otra que aguantarlos a fin de cuentas es mi amiga y ella también tiene que aguantar algunos de mis comentarios con los que no está para nada de acuerdo, lo sé porque se lo veo en la cara, le cambia por unos segundos la expresión de la cara y luego trata de cambiar de tema.

Así seguí un rato, metida en mis pensamientos que aunque trataba de olvidar un rato de todo ese mundo lo único que puedo hacer es pensar en ello. Tan metida estaba que ni siquiera me había dado cuenta de que había amanecido (y lo ha hecho hace un rato porque cuando comencé a andar no quedaba mucho para ello). Pero me da igual, todavía no voy a volver, no tengo ganas aún así que, decidí sentarme en una gran roca que había en claro del húmedo bosque.              Traté de olvidar lo que ya llevaba tiempo intentando y si no puedo dejar simplemente mi mente en blanco, voy a pensar en otra cosa, en qué hacer pa’ conseguir algo de comida porque con lo… bueno, ya se sabe cómo ha acabado.      Pero mucho no me he podido concentrar, desde hace un rato noto como si algo me observara y mis sospechas se confirmaron cuando oí unas ramas crujir cerca de mí.

-Zulay, espero que vengas a disculparte porque si no, ya puedes ir dando la vuelta- dije, me resulta un poco raro que haya venido tan silenciosamente y mucho más que se haya arrepentido pero quién sabe, igual le ha dado por cambiar un poco.

No hubo respuesta, lo que me asustó un poco y luego oí un pequeño rugido. ¡Vale me ha pillado! Seguro que son J y Sici haciendo una broma de mal gusto.

-Muy graciosa J- dije mientras bajaba de la roca. –Tengo que reconocer que casi has llegado a asustarme- pero tampoco hubo respuesta, joder ahora sí que me estoy asustando de verdad, la cosa no tenía gracia pero ahora todavía menos.

Los gruñidos se iban acercando y por mucho que trataba de ver de dónde venían no encontraba nada.

-K… Kai ¿eres tú? Venga no seas tímido, sal- estaba poco convencida pero a lo mejor era él, no lo conozco mucho así que, puede ser la clase de Flap que lleva las bromitas hasta el extremo, haciéndolas pesadas y de mal gusto.

No sé si será una broma o no pero me acerqué a la roca, mejor tener las espaldas guardadas por si acaso… también saqué la navaja aunque si es un animal no creo que me sirva de mucho. Joder, si es una broma se estarán riendo de mí durante años, no se les va a olvidar en la vida como la “ex-rosadita” cayó en la trampa de unos Flaps y seguro que si lo hacen alguna vez, ahí estará Zulay para recordarlo (como no, además si fuera al contrario yo también lo haría).

Pero no, no hay “cámara oculta” (que potra o que mala suerte ¿Qué digo?) y lo tuve que descubrir a las malas, cuando noté como algo me caía en el pelo, era saliva (que asco, joder). Luego, miré hacia arriba y había u… un… un p… pu… ¡un puma!

El fuego de mi interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora