{ 24 · Oesed, Flamel, Filosofal }

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Harry ladeó la cabeza frente al espejo mientras dejaba que la capa se deslizara por sus hombros, revelando poco a poco su pijama.

El reflejo, allí, también ladeó la cabeza.     

Harry movió su mano, tocando el frío vidrio.

El reflejo movió su mano, tocando el frío vidrio.

El espejo tenía una inscripción tallada en la parte superior. Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotseHarry pensó rápido: un espejo, un espejo, un espejo; las letras al revés. Claro. Esto no es tu cara sino de tu corazón el deseo.

Harry parpadeó.

El reflejo parpadeó.

Harry vestía un pijama gris, de suave caída, con un sweater grueso y negro cuyas mangas le iban un poco largas.

El reflejo vestía un pijama gris, de suave caída, con un sweater grueso y negro cuyas mangas le iban un poco largas.

Harry tocó su rostro, lentamente. Se quitó las gafas, se apartó el flequillo del rostro.

El reflejo tocó su rostro, lentamente. Se quitó las gafas, se apartó el flequillo del rostro.

Harry retrocedió un paso, observándose.

El reflejo retrocedió un paso, observándolo.

Harry pasó saliva.

El reflejo pasó saliva.

Harry consideró por un momento ir en busca de Tom, pero estaba seguro de que el demonio no estaba tan lejos, en primer lugar; en segundo lugar, no quería saber qué era el deseo del corazón del demonio, mucho más considerando que la expresión en el rostro de su reflejo era casi hueca, y todo su rostro estaba cubierto en sangre. A sus espaldas, cadáveres apilados parecían mirarle con sus cuencas vacías de vida.

¿El deseo del corazón de Harry era la muerte? ¿El dolor ajeno? Reconoció lentamente los rostros, dándose cuenta de que todos pertenecían a personas que ya estaban muertas, y merecían morir. Reconoció el rostro -consumido por sus años de prisión- de Vernon Dursley, reconoció el rostro de Dudley, completamente desfigurado y prácticamente unido por hilillos de cuerda. Reconoció el rostro del sacerdote, los cristales de las gafas hundiéndosele en los ojos, que goteaban sangre reseca. Reconoció rostros -adolescentes, adultos-, personas que alguna vez le habían perjudicado, personas que verdaderamente le habían hecho daño.

Todos, muertos.

¿Por qué el deseo de corazón era la muerte de los muertos?

Volvió a cubrirse con la capa, marchándose sin mirar atrás.

(Quizá, el deseo de su corazón era darle muerte a las muertes cometidas. Pero claro, Harry tenía once años, y tampoco era perfecto viendo más allá de lo que él creía sobre sí mismo).

...

Cuando Harry salió de la habitación, Tom jugaba al ajedrez con un chico de segundo al cual Harry reconoció como Adrian Pucey (y se sintió orgulloso de reconocerlo con sólo una mirada).

Por lo visto a simple vista, Tom iba ganando. Harry se desperezó y robó una rana de chocolate de la pequeña pila que se apostaban Adrian y Tom. Ninguno de los dos dijo nada.

Harry abrió la rana, mordiéndole una pata y disfrutando del delicioso chocolate, encontrándose con que el cromo en el dulce era de Albus Dumbledore.

Bufó, incordiado al ver la figurilla del hombre, y la volteó para leer lo que decía en reversa.

«Albus Dumbledore, actualmente director de Hogwarts. Considerado por casi todo el mundo como el más grande mago del tiempo presente, Dumbledore es particularmente famoso por derrotar al mago tenebroso Grindelwald en 1945, por el descubrimiento de las doce aplicaciones de la sangre de dragón, y por su trabajo en alquimia con su compañero Nicholas Flamel. El profesor Dumbledore es aficionado a la música de cámara y a los bolos.»

Harry estrechó los ojos, su mente moviéndose incluso a una velocidad de la cual no tenía casi control, analizando parcialmente las cosas y descartando las que no le servían.

Advertencia. Tercer piso: prohibido. Dumbledore. Intento de robo en Gringotts: fallido por vacío de cámara. ¿713? Siete: número mágico más poderoso conocido. Trece: muerte; sin embargo, no sólo a la muerte, sino al cambio, no final. Magia poderosa + cambio: transfiguración. Transfiguración. Nicholas Flamel: alquimista. Alquimia: la capacidad de transfiguración de la materia de una cosa en otra, permanentemente. No. Tachado. Alquimia: Piedra Filosofal. Piedra Filosofal: Elixir de la Vida = vida eterna. Trampilla. Can Cerbero. Piedra Filosofal, Piedra Filosofal, PIEDRA FILOSOF-

—Jaque mate.

Adrian rió, mientras le daba a Tom su premio de bastantes ranas de chocolate. Tom volteó la vista, observando a Harry con los ojos perdidos en la nada, los pensamientos casi escritos en sus ojos.

—Harry, ¿quieres una rana de chocolate? —bromeó, mientras le mostraba parte de su premio que no había acabado en sus bolsillos. Harry reaccionó, mirándole con esa mirada.

Tom forzó una sonrisa.

Jodida mierda.

...

—¡YA SÉ LO QUE EL PERRO GUARDA EN LA TRAMPILLA!

—Harry, ¿te apetece gritar un poco más fuerte? Creo que en Hogsmeade aún no se han enterado.

Harry le fulminó con la mirada.

—Tom, ¡no entiendes! ¡Dumbledore está guardando la Piedra Filosofal en el colegio!

Los ojos de Tom brillaron.

—¿Cómo tienes la certeza?

—Lógica.

Tom talló su frente.

—Harry, ¿recuerdas Ally Pally?

Harry palideció notablemente, las manchas rojas de rubor emocionado borrándose de su rostro.

—Tom, juro y súper juro que ésta vez no será como Ally Pally. ¡Lo prometo!

—Harry, la última vez que dijiste eso...

—¡Tom, por favor! —Harry le observó con ojos de cachorro—. ¡Estoy muy seguro de que todo saldrá bien! Sólo debemos ir y...

—No —Tom negó. Harry quedó con la palabra a mitad de la boca, enfurenciendo rápidamente—. Si de verdad quieres esa puta piedra, iré yo. No te arriesgarás.

Harry se mantuvo, lívido.

—Pero, ¡quiero ir! ¡Quiero...!

—Te pondrás en riesgo. ¿No ha sido suficiente con Ally Pally, Harry? ¿O con Hampstead Heath? Y eso que no te hago recordar...

Harry lanzó una patada al suelo.

—¡Está bien! —aceptó—. Irás tú solo. Ahora.

Tom presentó un ligero tic en el párpado.

—¿Ahora?

—Sí —Harry ladeó la cabeza—. Ahora que lo sé, no quiero que transcurra ni un momento más para esperar que otra persona pueda tomarla.

Tom inhaló, llenando sus pulmones de aire. Vació sus bolsillos y dejó las ranas de chocolate sobre la cama, para luego observar a Harry con intensidad.

—No te metas en problemas —advirtió, antes de marcharse.

Harry le vió salir y dejar la puerta entornada. Se acercó, dispuesto a cerrar la puerta y verle marchar con las ropas prolijas sobre su cuerpo.

Tom ya no estaba en el pasillo.

Dead from the neck upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora