ADVERTENCIA: yo tengo los feels a mil, no sé ustedes. Amo demasiado este capítulo a pesar de que sea tan corto ESTOY CHILLANDO lo siento, ¿los asusté con la advertencia xd?
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Harry abrió los ojos. Había una figura sentada a los pies de su cama, o más que en los pies, a un lado de sus caderas. Tenía su mano entre las suyas, y las frotaba suavemente, más que nada para sentirle que para hacer cualquier otra cosa.
Tom pareció percibir que estaba despierto. A pesar de ello, no soltó su mano.
—¿Cómo estás?
—¿Qué ocurrió? —murmuró Harry. Tom se inclinó y deslizó las gafas en sus ojos, permitiéndole la vista de figuras concretas en vez de manchas abstractas—. ¿Qué fue lo que...?
—Dementores —respondió Tom, con desprecio—. Sobrevolando el campo de Quidditch. Unos treinta. No alcanzaron a los demás jugadores, pero tú llegaste muy alto.
Harry cerró los ojos. Su cabeza latía.
—¿Cómo...?
—Dumbledore —Tom parecía irritado—. Disminuyó la velocidad de la caída. Luego expulsó a los dementores con un ridículo Patronus de pollo quemado —emuló una risa que no era divertida. A Harry tampoco le hizo gracia, pero fue un buen intento—. Se encargó de que el profesor Snape te trajera a la enfermería. Y tengo algo que quizá te anime un poco.
Tom soltó sus manos. Harry pensaba decirle que si planeaba animarlo no lo conseguiría así, pero sus palabras murieron cuando Tom recogió de la mesita de noche una pequeña bola dorada. Harry observó a la Snitch abrirse entre los dedos de Tom, agitando sus alas, pero sin echar a volar.
—Snape la encontró en tu mano. La apretabas con mucha fuerza. Slytherin ganó 360 a 70. Aun así, Pucey está muy enfadado consigo mismo. Dice que es su culpa que hayan metido esos siete puntos. De todas maneras, nadie está enfadado con él. Creo que te estás perdiendo una fiesta.
Harry suspiró una risa. Cerró sus ojos, sintiéndose fatigado. La mano de Tom se posó en su mejilla y Harry dejó su cabeza reposar contra ella.
—Pude oírla —susurró Harry, al final—. En realidad, también pude verla. Nunca la había visto antes. No tenía ningún recuerdo suyo. Y en el tren... también pude oírla, pero no sabía que era ella. Es...
—¿Quién?
—Mi madre —Harry abrió los ojos. Los ojos de Tom, dos gotas de sangre, estaban sobre los suyos, su rostro tan cerca que podía sentir su aliento metálico en los labios—. Ella está... estaba rogando por mi vida. Ella dio su vida para salvarme. Se sacrificó por mí. Dijo que la única forma en que Voldemort podría herirme sería por sobre su cadáver. E incluso así...
—La mortalidad es una enfermedad —susurró Tom. Su voz era grave y no coincidía con el rostro juvenil, así que Harry se concentró en los ojos, piedras preciosas en bruto—. Los tigres se dicen a sí mismos inmortales. Nada puede contra ellos. Nada puede vencerlos. Astutos, veloces y poderosos, consiguen incluso huir de la muerte hasta que creen que ella no es capaz de alcanzarlos —Harry no comprendía a qué venía aquello. La voz de Tom era una caricia—. Con el transcurso de las generaciones, la inmortalidad estaba grabada a fuego en los tigres. Somos inmortales, se decían a sí mismos. Y lo creían. Vivían como tal. Hasta que un joven tigre fue secuestrado y mantenido entre los mortales, entre los humanos. Allí aprendió que todos los seres que habitan esta tierra son mortales, que todos morirán tarde o temprano, incluso los tigres. Al conseguir escapar de su secuestro, nuestro joven tigre marchó con su antigua familia para informarles su descubrimiento. Todos somos mortales, dijo, con su voz de entusiasmo, incluso los tigres. Solamente nosotros no deseamos reconocer que alguna vez moriremos.
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Dead from the neck up
FanfictionHay que ser muy estúpido para invocar un demonio sin saber que lo estás invocando. Aún más cuando tienes nueve años, acabas de matar a tu primo por accidente (que tal vez no haya sido tan accidentado, pero vale, nadie tiene por qué saber eso), y tod...