{ 46 . Gente estúpida y tú, justo después }

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Me he estado absteniendo de actualizar porque Wattpad ha estado funcionando MUY mal. Pero hoy voy a necesitar todos los ánimos que tengan para ofrecerme, así que no se abstengan de comentar por fi. Saben que G los ama con locura y por eso han habido actualizaciones una detrás de la otra tan seguido, ya que siento que es mejor para llevar el ritmo de la historia.

Muchas gracias por leer “³

( ... )


H

arry abrió la boca y los ojos, la oscuridad absorbiéndole y todo su cuerpo aullando en un dolor sordo. 

—Shh —pudo oír con suavidad mientras un cuerpo se amoldaba al suyo. Allí, pudo sentirlo; la respiración no estaba acompañada de latido alguno, y el tacto que lo envolvía solamente le causaba tranquilidad. Harry intentó aferrarse a Tom al mismo tiempo que apartarlo, sintiendo cada centímetro de su piel quemar como ácido, sabor a sangre en la parte baja de su garganta, su cabeza siendo un caos con toda la cantidad de cosas que estaba asimilando poco a poco. Inhaló y el aire estaba empañado de aromas desconocidos: especias, ácido, azufre, suciedad y sangre, tiza y polvo, algo poderosamente animal que abruptamente le deseó enfrentarse a una pelea por imponer que ÉL ERA QUIEN MANDABA ALLÍ, JODER-...

Tom le detuvo.

—Shh —repitió contra sus cabellos—. Tranquilo, Harry. ¿Vale? Quédate tranquilo.

Harry enterró el rostro en el cuello de su demonio, inhalando, el aroma de su piel totalmente conocido y asimilado para él. Suave, no era picante o provocativo. Su aroma no le evocaba el infierno, su aroma le evocaba una mano extendida cuando todo era caos y agonía, su aroma el evocaba la sensación de felicidad mientras hablaba por primera vez abiertamente de todo lo que pasaba por su cabeza, la plenitud cuando Tom le cargaba sobre sus hombros y lo llevaba casi a rastras hasta su cama deshecha para anudarlo con las sábanas y asegurarse que durmiera, observándolo hasta que conciliaba el sueño.

Su aroma le evocaba al hogar.

Harry no lloró mientras Tom talló su espalda, cada uno de sus movimientos irradiándole un anestésico más grande que cualquier poción. El demonio susurraba algunas tonterías en su cabello, cosas que Harry no era capaz de asimilar del todo mientras sus ojos se enfocaban a la magia de la oscuridad y comprendía casi todo lo que era capaz de hacer, ver, sentir.

Siempre había sido sensible a la magia, quizá por un estallido de ella cuando era muy pequeño. Mientras más le impedían utilizarla, más era capaz de observarla por todas partes. Todo se acentuó junto a su ingreso al Mundo Mágico, y era capaz de observarlo todo y maravillarse: la magia estaba irradiando de sus dedos, poderoso verde espeso, y de Tom, negro intenso extendiéndose como una sombra de caos sobre el mundo.

Sin embargo, no era capaz de percibir magia en objetos inanimados. Nunca había podido. Claro, hasta ese momento.

Hogwarts parecía estar vivo. La magia del colegio era mucho más que las barreras dejadas por los fundadores y restauradas por el director con cada nueva asunción. El colegio en realidad era mágico. No estaba impulsado por hechizos: cada estructura, cada muro, cada piedra, irradiaba magia. El colegio sabía qué era lo que ocurría en sus paredes, se escondía de los muggles, conseguía distraer a quienes tuvieran malas intenciones con él para que no llegaran a su destino. El colegio echaba raíces al núcleo mágico del mundo y se erigía como una planta feroz que crecía cada año, con cada nueva exposición mágica.

Harry estaba sin aliento, totalmente aturdido, intentando coger un poco de aire y tranquilidad entre los brazos de Tom.

Eventualmente, regresó al mundo de los sueños, con un demonio guardián velando por su descanso.

Dead from the neck upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora