¿Qué, acaso el título es un guiño irónico de mi parte a un mal-fanfic-publicado-como-obra-de-teatro? NEH, PARFAVAR. El canon y yo no nos llevamos bien.
...
—Familia —murmuró Hermione, sentándose a su lado en la biblioteca.
—Sirius —respondió Harry, apenas sin levantar la cabeza de su libro.
—Estrellas —Hermione alzó las cejas inquisitivamente.
—Cielo —Harry seguía sin levantar la cabeza del libro.
—Oscuridad —y su amiga enarcó una ceja, mirándole directamente. Harry esbozó una ancha sonrisa con los ojos bajos, sus mejillas apenas sombreadas, y Hermione se llevó la mano al corazón con la expresión perpleja—. Oh-oh. ¿Qué tenemos aquí? ¿Harry Potter sonriendo sinceramente? ¿Sonriendo soñadoramente? ¿El aire huele a hormonas salvajes y alocadas, o acaso mi sentido del olfato está dañándose con el perfume del a-m-o-r?
La sonrisa se Harry se desvaneció.
—Estás loca —murmuró, levantándose.
A pesar de que estuvieran en la biblioteca y se arriesgara a una sanción, Hermione gritó:
—¡MIRA QUIÉN HABLA!
Harry se volteó para mirarla, perplejo. Su amiga le guiñó el ojo y Harry consideró seriamente que él mismo podría ser una mala influencia para la gente de su entorno. Primero Draco (aunque no había tenido nada que ver con él... por lo menos, eso creía), luego Hermione... bueno, estaba bien. O al menos eso creía. Todo era tan jodidamente inexacto.
Talló su frente mientras salía de la biblioteca con su libro bajo el brazo. Madam Pince ni siquiera pidió que le apuntara; ella sabía a la perfección que Harry siempre devolvía los libros en tiempo y forma, sin ninguna anotación ni ningún tipo de mancha. Se restregó la cara y apartó las gafas momentáneamente, sus ojos ardiéndole por usarlas, aunque no debiera. Remus aún no le conseguía un nuevo par sin aumento, y esos, aunque alterados, seguían siendo molestos. Con los últimos meses de clase y varios temas legales apenas si había podido ir a Hogsmeade.
La nieve comenzaba a apartarse del camino de piedra, aunque el frío aún escocía en la piel. Harry despeinó su cabello y bostezó mientras caminaba a trote rápido hasta junto al lago. Allí, movió su mano apenas y la tierra húmeda pronto estuvo seca. Conjuró una manta y se recostó contra un abeto, disfrutando el frío sol y el lago frente a él, con su libro sobre el regazo y sus dedos rastreando una melodía que quizá conocía o quizá su mente estaba inventando, similar al colisionar de universos en explosión intermitente.
—No pareces del tipo que viene a disfrutar del paisaje, ¿eh, Harry?
Harry observó fastidiado a su lado. Una muchacha le sonrió, dulce, demasiado dulce para ser una Slytherin.
—Hey, Daphne. ¿Qué hay?
Daphne le empujó y tomó asiento a su lado. Como lo que parecía una ofrenda de paz para que Harry no la arrastrara de los cabellos y comprobara la veracidad de la teoría sobre que las rubias ahogadas flotan después de muertas porque sus cabezas tienen más aire que cerebro, Daphne le obsequió una barra de chocolate de Honeydukes.
Harry creyó por un momento que era muy fácil de comprar... sólo por un momento, hasta que al abrir el chocolate supo que era una reserva especial de las primeras recetas y vale, eso valía la pena por estar sentado con una niña que disparaba algunos de sus instintos homicidas más primitivos por su larga melena dorada reflejando los suaves rayos del sol gélido.
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Dead from the neck up
FanfictionHay que ser muy estúpido para invocar un demonio sin saber que lo estás invocando. Aún más cuando tienes nueve años, acabas de matar a tu primo por accidente (que tal vez no haya sido tan accidentado, pero vale, nadie tiene por qué saber eso), y tod...