Me hago un espacio en mis quehaceres para subir esta cosita bonita y corta.
Nota de parte de G:
Nunca olviden que los amo y que soy ese virus de sus vidas. JEJEJE. Espero que estén todos bien de verdad
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32
Hazlo
Harry abrió los ojos con una molesta sensación que, últimamente, conocía bien. Una floritura en el bajo vientre, tirante y punzante, y la sensación de insatisfacción que le proporcionaba la primera idea al abrir sus ojos, que aquellos sueños serían eso, sueños. No habría más que ello.
Intentó voltearse en las sábanas, pero fue capaz de percibir una molesta sensación de opresión en sus piernas, separándolas. Había dos manos sobre sus rodillas, manteniendo sus piernas abiertas, y cuando Harry se incorporó en sus codos una figura estaba entre sus piernas, los ojos como rubíes mirándole cual depredador.
Un grito de indignación murió en la boca de Harry cuando Tom —suyo, su Tom, su demonio, suyo, suyo, tan jodidamente caliente que aparecía en todas y cada una de sus fantasías, que conseguía con un maldito sueño hacerle tener unas malditas poluciones nocturnas, pero suyo, tan jodidamente suyo en cada una de sus fantasías— separó más y bruscamente sus piernas, su nariz fina rozando la piel de su muslo izquierdo. La pierna de Harry tembló. En realidad, todo Harry tembló, porque adaptándose a la oscuridad notó que no era el cuerpo de niño de Ian Evans el que estaba allí, sino Tom Riddle.
Un gemido murió en sus dientes apretados cuando Tom exhaló una cálida respiración sobre su polla, tan erecta que dolía, con las sensaciones de algún sueño oscuro latiéndole en la sangre. Sus ojos lagrimeaban ligeramente mientras el calor se acercaba, pero nunca lo tocaba. Parecía algún tipo de castigo, los labios de Tom rozándole, pero jamás probándole, jamás haciendo algo que valiera la pena el desvelo.
La mano de Harry vagó hasta enredarla en los cabellos de Tom y tirar de ellos con fuerza. Los dedos de Tom se hundieron con fuerza en la carne de sus muslos, y Harry se estremeció con la sonrisa sádica que el demonio le dirigió.
—Quién lo diría —murmuró, sus palabras con aquella voz grave haciéndole apretar el puño que sostenía su cabello. La sonrisa del demonio fue increíblemente más ardiente—. Harry Potter. Mi Vashra. Teniendo sueños húmedos.
Harry abrió la boca, dispuesto a protestar, pero las uñas de Tom se deslizaron suavemente por su piel hacia abajo, y cualquier palabra que Harry pudiera decir perdió el sentido en un quejido estrangulado.
—Y no sueños húmedos con cualquiera —el peso de sus piernas regresó, las manos de Tom apoyándose en ellas para impulsarse hacia arriba, observándole con un deseo oscuro y visceral—. Sueños húmedos conmigo. Mi Vashra, sueños húmedos con su Khan. Un niño sucio. Sucio, sucio, sucio. Soñando con un demonio sometiéndose a todas sus órdenes, actuando como debería actuar un demonio realmente. Un ser de pecado y de destrucción, de sangre y de guerra. ¿Qué debería hacer contigo, Vashra?
Harry abrió la boca, pero nada salió de ella cuando una de las manos de Tom abandonó su pierna, su dedo pulgar posándose en la base de su polla, empujándola y riendo con el balanceo sobre su vientre.
—¿Debería chupar eso? —agachó la cabeza, sus labios rozando nuevamente la piel caliente y cargada de sangre, y Harry sentía que si seguía apretando el cabello en sus manos lo arrancaría—. ¿Debería hacerlo, Vashra? ¿Tú que dices?
—Hazlo.
Harry se sintió orgulloso de que la palabra hubiera brotado de su garganta sin dudas, sin gemidos, sin nada más que seguridad. Tom no le hizo esperar.
Su boca envolvió la punta, y un calor desconocido le cubrió. Harry no podía dejar de observar con los ojos nublados a Tom, y cómo con rapidez su polla era engullida por esa boca. Esa boca distinguida y sardónica, esa boca que trabajaba tan bien como hablaba.
Harry arqueó las caderas, impulsando más su polla en el interior de la boca de Tom, que se separó con una risa mientras la mano que seguía en su pierna ahora se hundía en su cadera, manteniéndole firme contra el colchón.
—Oh, mi Diamante en bruto, ¿tan caliente que no puedes aguantar? Esa pequeña polla que tienes está demasiado necesitada —el dedo pulgar de Tom soltó la base y se posó en la punta, tirando hacia atrás el prepucio y jugueteando, Harry sintiendo que en realidad nunca antes había sentido—. Ahora, quieto. Si te mueves...
Tom no completó la amenaza. Harry tampoco lo necesitó. Cerró en un puño la mano que no estaba enredada en los cabellos del demonio, intentando mantener la cordura en respiraciones erráticas cuando la boca de Tom regresaba a engullir su polla en un vaivén en una boca más caliente que el infierno y mierda, si así era el infierno, no le importaría, y si iba a morir por todos los putos demonios del universo ojalá morir así...
No se contuvo y gimió. Y gimió más, esta vez más fuerte, cuando la risa de Tom repercutió en todo su cuerpo, su boca moviéndose ávidamente, Harry sintiendo que lloraría porque era un ritmo jodidamente lento, y todo se volvía demasiado asfixiante y estaba seguro que no conseguiría acabar nunca y si eso era algún tipo de tortura JODER no lo soportaba, pero lo quería, pero lo anhelaba y-
Tom usó suavemente sus dientes, que rasparon contra la piel del tronco, y luego succionó con lentitud la punta. Harry echó la cabeza hacia atrás y gimió, fuerte.
—Más.
La voz le salió con una extraña nota de ruego. No le importó, no realmente, porque Tom aumentó con la velocidad, sus dedos hundiéndoseles en las caderas, manteniéndole el cuerpo apresado a las sábanas, el calor en la boca del demonio volviéndose cada vez más espeso, y la lengua saliendo y lamiendo de abajo hacia arriba, mirándole directamente a los ojos mientras lamía sugestivamente la punta brillante en saliva y preseminal...
Harry no se contuvo. Echó la cabeza hacia atrás, gimiendo ronco, acabando en rayos de luces que se estrellaban contra sus párpados cerrados. Su corazón le latía cada vez más veloz contra el pecho, y lo sentía en toda la piel, bajo las muñecas y en la garganta. Tiró de los cabellos de Tom, encontrándose con que su puño estaba sosteniendo sábanas, que ningunas manos lo sostenían contra el colchón, que ninguna boca envolvía su polla, y que todo estaba oscuro, y que había sido otro humillante sueño.
Harry enterró la cara en la almohada y gruñó un insulto que fue incapaz de oírse, ni siquiera por su demonio, ante las potentes barreras silenciosas de sus cortinas cerradas.
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Pidieron mucho por esta cosa, espero que hayan gozado. Chauchau bebés, los amo *guiño guiño*
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Dead from the neck up
FanfictionHay que ser muy estúpido para invocar un demonio sin saber que lo estás invocando. Aún más cuando tienes nueve años, acabas de matar a tu primo por accidente (que tal vez no haya sido tan accidentado, pero vale, nadie tiene por qué saber eso), y tod...