Sobreviví.
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—¿"Ven a verme: última sesión de terapia antes de alta obligada"? —preguntó Harry leyendo en voz alta el pergamino en su mano, adentrándose al despacho de Remus pulcramente acomodado. El baúl armado prolijamente, los libros propiedad del colegio en sus respectivos sitios, pergaminos abiertos mientras Remus tomaba apuntes hasta última hora. Harry podía imaginarse con toda facilidad la habitación que él había ocupado atrás de aquel muro escondida hasta que pudiera volver a utilizarla.
—Supongo que sí —Remus enarcó una ceja, burlón. Su burla estaba opacada con ojeras como sombras de una noche interminable mientras arrastraba las manos por su rostro cansado apartando los cabellos de su frente—. Creo que no volveré a Hogwarts, al menos no como profesor, así que este será la última sesión terapéutica que tendremos mientras esté aquí oficialmente. Pero podemos seguir hablando siempre que se te antoje escribirme una carta.
Harry tomó asiento en el escritorio frente a él.
—¿Noche difícil? —preguntó. Remus bostezó.
—Digamos que me desvelé recordando viejos momentos —chasqueó la lengua, sus ojos perdiéndose en las paredes como si estuviera encontrando allí más que simple vacío—. Nunca fui una persona de tener mucha compañía. Pero bien —entrelazó los dedos debajo de su barbilla, su expresión paciente y sus ojos fijos en Harry—. Cuéntame. Tercer año en Hogwarts: descontrol homicida, materias extracurriculares a las que has tenido que adaptarte, reencuentros familiares, redescubrimientos emocionales, ¿cómo lo sientes todo?
—Podría ser peor —Harry se encogió de hombros mirando sus manos, sus dedos con los anillos que Tom le había obsequiado: la esmeralda envuelta en oro adornando su dedo, las alas un poco más opacas que cuando lo había tenido por primera vez envolviendo su dedo. Algo significativo, y demasiado—. Supongo que ha sido... interesante, a su manera. Creo que no seré el mismo después de este año.
Remus sonrió con suavidad.
—Creo que hoy no eres el mismo que ayer —comentó, casual—. Hoy no eres el mismo niño con mirada cargada de rabia que contemplé desmayarse en el tren a principio de año, por supuesto que no. Ahora sonríes más. Son sonrisas sinceras. Ríes de verdad, con el rostro y el cuerpo, y puedo decir que eres más alegre de lo que eras por no decir "risueño", le tengo aprecio a mis pelotas —su mirada fija consiguió que Harry soltara una risa entre dientes—. No ves los sentimientos como un enemigo. Creo que es algo de lo que me siento orgulloso. Si sabes emplearlos, los sentimientos pueden ser tu mejor aliado, ya sean propios o de los demás. No hay mejor que atacar a una persona sabiendo dónde lastimar, ¿no es así Harry?
Harry asintió, descansando su rostro en su mano.
—Cuando exploté la cabeza de Dudley sabía que mis tíos iban a matarme o al menos a destrozarme a golpes porque había destruido a su hijo. Pero no creo que en ese momento hubiera comprendido lo que significaba... un hijo, una familia —Harry apartó la mirada. No podía ver el dolor en los ojos de Remus mientras hablaba, pero tampoco podía callarse una vez que comenzaba a hablar—. Creí que ellos lo tenían como un juguete. Tenía que ser perfecto para tía Petunia, el niño que pudiera presumir a sus amigas; perfecto para tío Vernon, el niño que sería todo lo que él quisiera. Nunca vi a Dudley como una persona, sino como un objeto de mis tíos. Estallar su cabeza, aunque fuera un accidente... o no tanto —hizo una mueca que fue algo burlona— fue como romper algo valioso para ellos. No lo sé, algo como uno de esos jarrones de colección o algo así. Pero de pronto me pregunto que, si alguien hiciera eso a Heri, estoy seguro de que Regulus y Severus enloquecerían —frunció el ceño, contemplativo—, así como sé que hubieran enloquecido mis tíos. No serán del mismo tipo de padres ni nada de eso, y puedo decir que Regulus y Severus han sido mejores para Heri que mis tíos para Dudley y ni hablar de mí, pero fueron sus padres. Y ambos me hubieran golpeado no por destruir algo valioso, sino por destruir algo que amaban. Una persona. Su hijo —su ceño se frunció mientras sus ojos titilaban con imágenes fragmentadas, pasado y presente, momentos chasqueados en lo que parecían ser aguas brumosas de olas haciéndolo sentir ligeramente descolocado—. En ese momento no lo comprendí, ¿sabes, Remus? No comprendí que matando a Dudley había hecho tanto daño. No comprendí que matando a Dudley había conseguido lastimarlos a lo más hondo y dejarlos tan inmersos en su dolor como para que la magia accidental de un niño de nueve años pudiera reducirlos a títeres y sólo... estoy seguro de que si lo hubiera sabido pudiera haber hecho más que matarlo —su mirada apenas se ensombreció—. Podría haberlo usado como moneda de cambio durante muchos años simplemente amenazando con su vida para conseguir lo que deseara. Si hubiera comprendido que ellos no lo veían como un algo bonito tal como a mí me veían como un algo feo, seguramente... seguramente lo hubiera utilizado a mi favor. El amor hace que la gente haga las cosas más arriesgadas incluso si éstas arriesgan su propia vida, ¿no?
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Dead from the neck up
FanfictionHay que ser muy estúpido para invocar un demonio sin saber que lo estás invocando. Aún más cuando tienes nueve años, acabas de matar a tu primo por accidente (que tal vez no haya sido tan accidentado, pero vale, nadie tiene por qué saber eso), y tod...