7. Amigos

653 41 0
                                    

Ya hacia una hora desde el incidente con Harry, del cual había escapado quitándomelo de encima y corriendo hacia el salón sin hacerle ningún caso. No quería admitirlo pero ese contacto tan cercano con el me había provocado escalofríos, y no en el mal sentido. Pero no iba a dejar que siguiera comportándose como un niño encaprichado en un juguete nuevo conmigo. Yo no era ningún juguete. Ya había pasado por eso y no volvería a caer en la misma trampa. Me negaba a volver a pasar por lo mismo..

Estábamos sentados los cuatro en el sofá mientras veíamos la segunda peli de Saw. Tenía, por desgracias, a Harry a mi lado, ya que él se había metido en medio de Alaska y mío nada más llegar al sofá. Intenté estar lo más alejada posible de él, pero parecía que ese chico no tenía claro el concepto de espacio personal porque se pegaba a mi cuerpo como una lapa. Su cuerpo irradiaba calor al mío, y en una ciudad como Londres, con el mal tiempo que hacía, siempre venía bien un poco de calor. Pero me ponía demasiado nerviosa que se tomase estas confianzas conmigo. Solo lo conocía de un día, joder.

Al cabo de un rato, se me fueron cerrando los ojos poco a poco mientras me sumía en un profundo sueño.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Me desperté aturdida sin saber cuanto tiempo había estado dormida ni donde estabas. Me percaté de que me encontraba apoyada en algo duro y rígido. No era el suelo, por que el suelo no se mueve hacia arriba y abajo. Alcé la vista y vi la cara de Harry con la boca entreabierta y los ojos cerrados. Mierda, me había quedado dormida encima de él sin darme cuenta. Que vergüenza por dios.

- Ey, sirena. No te muevas más y vuelve a dormirte. - Susurró Harry con la voz más ronca que habitualmente.

Me levanté corriendo y dado al movimiento, Harry abrió los ojos. Miré a mi alrededor intentando distinguir si había alguien más en el salón, pero todas las luces estaban apagadas y no se veía casi nada.

- ¿Por qué estamos los dos aquí? - Dije percatándome de que no había nadie más en el salón. - ¿y solos?

- No te asustes. Solo estábamos durmiendo abrazaditos. Edward se ha ido a casa y Alaska está en su cuarto durmiendo la mona.

- Y ¿Por qué no te has ido con Edward? - Le pregunté sin poder mirarle a la cara. Me daba mucha vergüenza lo que acababa de pasar.

- Por que estabas encima de mi y no quería despertarte.

- Eh.. Lo siento, Harry. Ya puedes irte. Yo me voy a dormir. - Dije volviéndome hacia mi habitación sin mirarlo.

- Ey espera. - Dijo él agarrándome de la muñeca como esta mañana, haciendo que me volviese hacia él. Antes de que pudiera entender que estaba pasando, Harry se abalanzó sobre mis labios. Yo me aparté rápidamente sin entender que mierdas estaba haciendo.

- Pero ¿Que haces?

- Besarte.

- Eso ya lo veo, pero, lo siento. No quiero besarte Harry.

- Se mi amiga. - Dijo él con una sonrisa plasmada en el rostro. WHAT? Le acabo de rechazar y ¿eso es lo que me dice? Este chico estaba loco.- Por favor se mi amiga, nunca he tenido ninguna.

- Pobrecito, el chico malo no tiene amigos.

- Si tengo amigos, pero no amigas. Y antes de que me preguntes el por qué, te lo diré. Todas se me echan encima. Y no en sentido figurado, sino literalmente.- dijo el rizado mirándome serio. - Tu has sido la primera chica que me ha rechazado y eso me encanta. Se mi amiga por favor, sirena.

No me extrañaba que todas las zorritas de la universidad se le tiraran encima. Solo había que mirarle para saber que podría ser modelo si le diera la gana. Era el tío más guapo que había visto en mi vida. Sin exagerar. Yo nunca exagero. Pero claro, era gilipollas, como ya he dicho en repetidas ocasiones y todo lo que tiene de guapo, lo pierde con esa personalidad tan engreída y superficial que gasta el chico. Por eso no me gustaba. Se parecía mucho a.. a él. Y me daban miedo los chicos así. Tan perfectos por fuera pero tan malos por dentro.

- Vale. - Pero ¿que coño estoy haciendo? Yo no quiero ser su amiga, no se por que he dicho eso. - Seré tu amiga, pero con algunas condiciones.

- Haber, sorpréndeme.

- No vas a volver a intentar besarme y a insinuarte de manera sexual hacia mi. Eso déjalo para las zorras a las que te tiras todos los sábados. Y vas a explicarme por qué has tratado tan mal a Maya esta mañana.

- ¿Quién es Maya? - Dijo él con el ceño fruncido.

- Harry no te hagas el tonto. Le has hablado fatal esta mañana. ¿Por qué?

- ¿Tanto te importa esa tía?

- La verdad es que la he conocido esta mañana, pero quiero saber que pasa con ella. Ahora.

- Esa chica está obsesionada conmigo, ¿vale? Una vez me follé a su amiga en una fiesta y después le dije que se pirara por que yo no quería nada mas con ella, solo sexo. Bueno la cosa es que después, Maya vino a regañarme por hacerle daño a su amiga. La besé para que se callara y sabía que caería rendida a mi. Todas caen. - Menudo gilipollas era. No me cansaría de decirlo. Bueno, más bien de pensarlo. - Después de eso ha estado detrás mía y yo solo la trato de esa manera para que me deje en paz y para no hacerle daño.

- Pero ya le haces daño hablándole de esa manera.

- Le haría más daño si esa chica se ilusionara conmigo en el sentido amoroso. Yo no tengo novias, Ariel. Y tampoco quiero tenerlas.

Mermaid (h.s.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora