Me di la vuelta en la cama para encontrarme con un Harry completamente dormido con la boca entreabierta y las mejillas coloradas. Joder, era guapísimo y era mío. No podía creer que la noche anterior me hubiese acostado con Harry. Era todo tan perfecto que parecía irreal y por ello tenía un mal presentimiento. Pero no iba a dejar que mi pesimismo me arruinara este momento.
Intenté levantarme de la cama para coger algo que ponerme y noté una gran punzada en el centro entre mis piernas. Joder, dolia bastante. Harry la tenía tan grande que me iba a costar hasta caminar. Cogí mis bragas del suelo y me las puse rápidamente, después cogí la camisa negra de Harry y me la abotoné mientras salía de la habitación. Quería prepararle el desayuno.
Fui hasta la cocina y decidí prepararle tortitas con sirope y nutella. Sabía que le encantaba la nutella. Mientras estaba terminando de preparar el desayuno, Alaska salió de su habitación.
- Valiente resaca más mala que tengo. - Dijo la chica, acercándose a mi para darme un beso y coger una tortita de paso.
- Ayer te bebiste hasta el agua de los floreros ¿verdad?
- Sí, me bebí hasta los charcos de la calle. - Reí ante su comentario.
- Deberías replantearte el dejar de beber durante una buena temporada. Ya sabes, para no quedarte sin hígado.
- Deberías replantearte dejar de fumar durante una buena temporada. Ya sabes, para no quedarte sin pulmones. - Vale, ahí me había pillado. - Espera un momento, ¿Esa no es la camisa de Harry? - Preguntó Alaska con la boca abierta.
- Sí... - Contesté yo un poco avergonzada. Era su hermano y esto era algo incómodo.
- Hostias, te lo has follado.
- Alaska, por dios. - Dije yo, mientras me iba al cuarto con la bandeja que le había preparado a Harry. Dejé a la pesada de Alaska hablando sola en el salón sobre el pene de su hermano. ¿A que clase de hermana le interesa el tamaño del pene de su hermano mayor? Pues a Alaska.
Cuando entré en la habitación Harry seguía dormido en la misma posición de antes, por lo que decidí echarle una foto. Justo en el momento en el que la cámara disparaba, Harry abrió los ojos y sonrió. Que foto más bonita, joder. Podría enmarcarla y ponerla en el centro de mi habitación. Vale, puede que me estuviese volviendo loca.
- Ey, te he pillado, acosadora. - Dijo mi chico, bostezando y estirando los brazos, mientras se incorporaba un poco en la cama.
- Es que parecías un bebé, así dormidito. - Harry me agarro de la cintura haciendo que me sentara en su regazo con una pierna a acaba lado de su cintura.
- ¿Crees todavía que soy un bebé? - Dijo Harry arqueando una ceja y pegándome su erección matutina.
- Harry, por dios. - Dije mientras gemía. Por mi, estaría repitiendo lo de anoche todo el día pero realmente estaba dolorida.
- ¿cómo estás, cariño? - Dijo Harry haciendo referencia a lo que hicimos ayer.
- Un poco dolorida, pero bien. - Dije sonriéndole mientras besaba la punta de su nariz.
- ¿Te he echo daño? - Preguntó Harry horrorizado.
- No, para nada. Solo que ya sabes, era mi primera vez y eso siempre duele la primera. Pero estoy perfectamente.
- Me alegro, nena. - Dijo Harry apretándome las nalgas con sus manos. - Ahora vamos a devorar ese desayuno tan rico que has preparado.
- Yo no tengo hambre. - Le dije al rizando, mientras miraba las tortitas con mala cara.
- Vas a comerte una tortita. Y te va a encantar. Y no te vas a sentir mal, por que no es nada malo que comas algo dulce de vez en cuando. - Puede que tuviera razón, pero yo sabia que iba a sentirme mal de todos modos.
- Vale. - Dije para no preocuparle más. Sabía que así se sentiría mejor.
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Pasamos el retos del día tirados en el sofá como perros, sin hacer nada en especial. Laura y Edward habían llegado y Alaska se había encargado de soltarles el bombazo. Que chivata era.
- Y entonces, vi que llevaba la camisa de Harry. - Les contó Alaska a los chicos, súper entusiasmas. - Osea que de ahí deduje que habían follado. Ella no lo negó y se fue al cuarto roja como un tomate. ¿Os lo podéis creer?
- Oye que estamos aquí. - Dijo Harry.
- Que fuerte, tía. - Dijo Laura ignorando a Harry por completo. Esto parecía de coña.
- Dejad de hablar de mi vida sexual y meteos en vuestros asuntos.
- Eso, ¿tan aburridas son vuestras vidas que tenéis que hablar del sexo que tenemos nosotros? Espabilar coño, menos cotillear y más follar - Dijo Harry mientras miraba a Laura y a su hermana. - ¿tu que opinas Eddie?
- Que tienes toda la razón, hermano. - Contestó este mirando a Laura con su media sonrisa haciendo que se le marcaran los hoyuelos al igual que a Harry.
- Bueno, cambiando de tema. ¿Qué vais a hacer para vuestro cumpleaños? - Preguntó Alaska a los chicos. Joder, no recordaba que dentro de poco era el cumpleaños de los gemelos, era malísima recordando fechas.
- Pues vamos a organizar la mejor fiesta de toda la historia. - Dijo Harry.
- Exacto. Va a ser mejor que la mismísima película de Proyect X.
- Y ¿donde pretendéis hacer esa súper fiesta? No vivimos en ninguna hermandad. - Dijo Alaska, como si eso no fuese una obviedad.
- Hermanita, parece que no nos conoces. Tenemos contactos. Podemos conseguir lo que queramos cuando queramos. - Dijo Eddie, sonriendo como un tonto.
- ¿Que vais a querer que os regale? - Preguntó Alaska
- Pues un Ferrari. - Dijo Eddie
- Yo quiero una moto. - Dijo Harry a la vez que Edward.
- Sí, claro. Mañana mismo atraco un banco y os compro vuestros regalos. - Dijo la rubia sarcásticamente.
- ¿Que queréis que os regale yo?- Pregunté curiosa de lo que me pedirían.
- Pues una funda para el volante de mi nuevo Ferrari estaría bien. - Que tonto era Edward cuando se lo proponía. Pero era uno de mis mejores amigos, así que aguantaba todas sus bromas.
- Yo quiero que me des la mejor noche de mi vida. - Dijo Harry, dedicándome una sonrisilla traviesa.- Hostras, espera. Que esa ya me la diste ayer. - Aaaawwwww, me lo iba a comer con papas como me siguiera diciendo esas cosas.
- Por dios, Harry. Voy a vomitar arcoíris. - Dijo Alaska. Pero no se iba a cargar nuestro momento romántico, por que sabia que Harry hablaba en serio.
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Mermaid (h.s.)
FanfictionQue os esté contando esta historia no significa que salga ilesa de ella. Pero, recapitulemos. Ninguna historia comienza por el final, sino por el principio. Un principio que me llevó a hacia la puerta de un piso en el centro de Londres. Lo que yo n...