14. Cervezas everywhere

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Estábamos a Martes y aun no habíamos vuelto a hablar. Después del incidente entre Harry y Zayn decidí volverme a casa, no sin antes volver a ver al rizado comiéndose los morros con Maya. No había estado tan cabreada en mi vida. Una mezcla de celos y rabia me quemaban el pecho y lo único que quería hacer era apartar a aquella zorra rubia, a la cual consideraba mi amiga, de Harry.

Cuando entré en casa el Martes por la tarde, me encontré a Alaska ensimismada viendo Juego de Tronos y como estaba cabreada con el mundo decidí hacerle un spoiler. Lo se, era muy mala cuando me lo proponía, pero toda la culpa la tenía Harry.

- Muere. - Dije sentándome a su lado en el sofá.

- ARIEL!!!!! - Dijo ella mirándome con los ojo abiertos como platos.

- Le cortan el cuello. - Volví a decirle para cabrearla aún más.

- Hija de puta. - Dijo Alaska levantándose del sofá y poniéndose delante de mi.- Corre. Corre por que te va a faltar piso para salir viva de esta. - Antes de que pudiese abalanzarse sobre mi, salí corriendo hacia mi cuarto lo más rápido que pude. JÁ! No me había alcanzado.

- Abre la puerta, que te voy a cortar la cabeza yo a ti, cabrona. - Dijo mi compañera golpeando la puerta de mi habitación como una energúmena.

Al rato, y cuando Alaska ya se había calmado, decidí salir de la habitación. Me dirigí al salón algo extrañada, ya que no se escuchaba ningún ruido. Que extraño. Alaska siempre tenía la televisión a todo volumen. Cuando llegue al salón, noté como alguien se echaba a mi espalda haciendo que cayera al suelo de inmediato. Alaska comenzó a hacerme cosquillas sin piedad. Esta chica conocía mi punto débil. No aguantaba las cosquillas.

- Para, joder. Para ya! - Dije sin parar de reír.

- Dime que lo sientes. - Alaska seguía torturándome con su ataque de cosquillas y yo no paraba de revolverme en el suelo como un bichito.

- Lo siento, no volveré a hacerlo nunca más - Grité a todo pulmón entre una carcajada y otra.

- Dí también que soy la mejor compañera de piso que has podido encontrar. - Dijo ella bajando la intensidad de sus cosquillas. Menos mal, si seguía así, iba a mearme encima de la risa.

- Tienes que hacerme mucho más que cosquillas para que admita eso. - Dije incorporándome y quitándome a la pesada de Alaska de encima.

Escuché como la puerta principal se abría de golpe dejando entrar a un Edward cargado de cervezas. ¿Estos hermanos no paraban nunca de beber alcohol?

- Hoy hace un precioso día para emborracharse.

- Eddie.. - Dije acercándome a él para darle un abrazo. - Eso dices todos los días.

Ultimamente y sobre todo desde el Sábado pasado había cogido mucha confianza con Edward. Quizás fuera por que me había permitido desahogarme con él y por que había escuchado cada uno de los insultos que quería decirle a su hermano. El caso es que era un chico estupendo, y le estaba cogiendo mucho cariño. El único inconveniente que tenía es que era exactamente igual que Harry. Y yo quería matar a Harry, por lo que eso no ayudaba mucho. Pero podía sobrellevarlo.. Por ahora.

No me percaté de la presencia de su hermano gemelo hasta que este dijo una de sus típicas gilipolleces.

- ¿Me habéis echado de menos, nenas?- Dijo Harry tan feliz, como si no hubiera pasado nada. ¿Ya no se acordaba de que estábamos peleados? Anda y que se fuera a besuquearse con la puta de Maya. No quería ni verle.

- H, que sea la última vez que te diriges a mi con ese apodo. Me dan arcadas.

- Eso dicen todas al principio.. - Gilipollas. GI-LI-PO-LLAS. No había una palabra que le describiera mejor.

Me senté en el sofá junto a Eddie e intenté evitar la mirada de Harry todo el rato, pero se me hacia muy difícil.

- ¿Has comido algo en todo el día? - Me pregunto Ed mirándome serio. Edward se estaba empezando a dar cuenta de mi trastorno alimenticio y eso no me hacia nada de gracia. No quería que se metieran en mi vida privada y que intentarán.. conocer la razón de por qué hacía lo que hacía.

- Sí. - Mentí. No había comido nada y eran las 5 de la tarde. Cogí un cigarro de mi cajetilla de tabaco mientras comenzaba a abrir una lata de cerveza.

- Mentira. - Dijo Harry quitándome la lata de la mano. ¿De que coño va este tío? Me estaba buscando las cosquillas todo el tiempo y ya me estaba hartando.

- Dame eso ahora mismo. - Le dije mirándole acusadoramente.

- ¿Ves esta cerveza?, pues no te la vas a beber. - Dijo él tan tranquilo mientras le pegaba un buche a la lata que me acababa de quitar. Con que esas tenemos ¿no? Vale, tu lo has querido Styles.

- Pues me bebo esta. - Dije cogiendo otra lata de la mesa y abriéndola con total naturalidad. Harry se estaba poniendo rojo de la fuera. No le gustaba que le llevasen la contraria pero claro, eso a mi me daba igual.

- Ariel.. No deberías beber sin haber comido antes.. y tampoco deberías fumar. Pueden entrarte mareos o pasarte algo peor. - Dijo Eddie mirándome preocupado. Sabia que tenía razón pero estaba cabreada y ahora con Harry presente tocándome las pelotas, todavía más.

- Es verdad Eddie.. No debería beber. - Dije mirándole de forma comprensiva, mientras acariciaba su brazo. Harry pareció calmarse como si el hecho de que no bebiera le tranquilizara. Pero no era por que estuviese preocupado por mi, sino por salirse con la suya, como siempre. Pues suerte Styles, te vas a enterar.

- Voy a la cocina a comer alg.. - Dije mientras me levantaba del sofá y fingía que tropezaba con la pata de la mesa haciendo que el contenido de mi lata de cerveza aterrizara "accidentalmente" encima de Harry. Chúpate esa, nene.

- Te vas a enterar, puta. - Dijo el rizado levantándose de repente.

Mermaid (h.s.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora