Harry comenzó a devorar mi boca con furia, mientras yo enganchaba mis brazos a su cuello y lo atraía más cerca de mi. Comenzó a introducir su lengua en mi boca y poco a poco comenzamos a balancear nuestras lenguas en un baile que no cesaba. Era la cosa más placentera que había sentido en mi vida. Tenía el estomago llevo de mariposas y sabia que pensar eso era muy cursi, pero es que era verdad. Nunca me había sentido tan bien. Tuvimos que separarnos por la falta de aire y Harry apoyó su frente contra la mía, mientras ambos respirábamos aceleradamente.
- Llevo queriendo hacer esto desde que te vi por primera vez. - Me susurró él, acercando su boca a mi oreja, y rozando con sus labios el lóbulo de esta.
De repente me abrumaron todos estos sentimientos que estaba teniendo y comencé a asustarme. No quería que esto fuera a más, por que había sufrido mucho en el pasado. Y sabia lo que estos sentimientos conllevaban.- Harry.. - Comencé a decir, pero él no me dejó seguir.
- No me digas que te arrepientes, por favor...
- No me arrepiento, pero no quiero que esto vaya a más.
- ¿A que te refieres con ir a más? - Preguntó él frunciendo el ceño. Un segundo después pareció entender a lo que me refería. - No te agobies, no te estoy pidiendo que te cases conmigo. Nos gustamos. Se que es solo atracción física. No hace falta que te preocupes por eso. - Mierda. Por mi parte no era solo atracción física. Estaba comenzando a sentir cosas más fuertes por él. Pero era mejor que creyera que solo me sentía atraída físicamente hacia él. Así me evitaría mucho sufrimiento.
- Vale.. entonces ¿Qué hacemos ahora? - Pregunté. Aunque yo sabia perfectamente lo que me moría por hacer. Ansiaba besarle de nuevo.
- Pues esto. - Dijo el rizado atacando mis labios de nuevo. Esto era tan increíble que no debía de ser bueno.
Una hora después estábamos todos bailando en la pista y riéndonos de cualquier cosa. Había aclarado con Harry el tema de Alex y le había explicado que era mi mejor amigo, y que lo del beso no tenía importancia. Él lo entendiendo sin poner ninguna pega. Estuvimos toda la noche besándonos sin importarnos que pudieran pensar los demás. Al fin y al cabo, él y yo sabíamos lo que teníamos. Nada serio, nada de compromisos ni de celos.
- No me puedo creer que te hayas enrollado con mi hermano, tía. Cuando te pedí que fueras a hablar con él, lo que menos me esperaba es que fuerais a aparecer los dos de la mano. - Dijo Alaska, cuando habíamos ido al baño.
- Somos solo amigos.
- Amigos que se besan cada dos minutos. Desde que habéis hablado no os habéis separado en toda la noche.
- Harry y yo ya hemos hablado. Solo nos estamos divirtiendo. No es nada serio. - Mentí. Era algo muy serio por mi parte. Pero no dejaría que estos sentimientos se incrementarán. Sabia que yo solo le atraía físicamente, así que seguiríamos de esta manera hasta que yo no lo pudiese aguantar más.
- Ten cuidado, Ariel. Harry es.. peligroso, el los temas referentes al amor. No se si me entiendes. - Claro que la entendía. Harry era un mujeriego, no era un chico de una sola mujer. Eso lo sabia de sobra, por ello estaba mentalizada y preparada para cualquier cosa.
- No te preocupes. Se lo que hago.
En un punto de la noche, comencé a bailar con un grupo de chicas que me parecieron súper simpáticas y, sin darme cuenta, perdí de vista a los chicos. Mierda, me había quedado sola. Como estaba demasiado borracha para preocuparme por eso, salí fuera de la hermandad para poder fumarme un cigarro tranquilamente y llamar a alguno de mis amigos.
- ¿Donde estas?. - Contestó Harry al otro lado de la línea.
- Estoy fuera, fumando. ¿donde estáis vosotros?
- Estamos en la barra. Vamos a empezar una ronda de chupitos. ¿Quieres que salga a buscarte?. - Preguntó H
- No hace falta. Voy para la barra.
- Venga, sirena. Ven ya, que quiero darte un beso. - Las mariposas de mi estomago se convirtieron en abejas zumbonas. Agghhhh, como siguiese siendo así de cariñoso se me iba a caer la baba.
- Ya voy, tonto. - Le dije con una sonrisa en la cara.
Tiré mi cigarro al suelo y lo apagué con el tacón. Comencé a caminar hacia la entrada de la Hermandad cuando alguien agarró mi brazo y me empujó hacia un lado. Pero ¿que le pasaba a esta gente con su manía de agarrarme del brazo?
- Ariel. - No. No podía ser. Era él. Levanté la vista para comprobar mi teoría, y allí estaba. Era Luke. Me quedé muda al instante. No podía ser que estuviera aquí.
- ¿Que haces aquí?
- Quería hablar contigo.. - Dijo él, poniendo cara de circunstancia. Le conocía tan bien que ya me sabia de memoria todos sus numeritos.
- Te dije que me dejaras en paz. - Le grité intentando zafarme de su agarre.
- Intenté hablar contigo en la fiesta de inauguración, pero te entró el pánico. - Era él. La voz que escuché aquel día era real. El muy hijo de puta me había drogado para "intentar hablar conmigo".
- Tu me drogaste.
- Bueno, no fue así exactamente. Pero sí, le pagué una buena pasta al camarero para que lo hiciera. - ¿Como se podía ser tan rastrero? Este tío estaba loco.
- Aléjate de mi. - Dije alejándome de él sin mirar atrás.
- Volveremos a vernos, sirena.
Por eso no me gustaba ese jodido apodo. Él siempre me llamaba así. Aunque ahora que me había acostumbrado a escucharlo en la boca de Harry no estaba tan mal. Es más, me gustaba.
Conseguí llegar a la barra tras atravesar el cúmulo de universitarios borrachos que había por todas partes. Tenía que olvidarme de Luke como fuera. No quería saber nada más de él, pero nunca me dejaba en paz.
Llamé la atención del camarero, sin ni siquiera saludar a los chicos que comenzaron a mirarme. Le pedí tres chupitos y me los bebí de un tirón. Beber para olvidar ¿no? Pues eso iba a hacer yo esta noche.
- Ey, nena. Tranquila. - Dijo Harry agarrándome de la cintura. Yo le sonreí, fingiendo que no me acababa de encontrar a mi peor pesadilla.
- ¡Vamos a pasarlo bien!- Grité a todo pulmón y todos mis amigos me victorearon.
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Mermaid (h.s.)
FanfictionQue os esté contando esta historia no significa que salga ilesa de ella. Pero, recapitulemos. Ninguna historia comienza por el final, sino por el principio. Un principio que me llevó a hacia la puerta de un piso en el centro de Londres. Lo que yo n...