- Me va a dar un ataque de nervios. - Dijo Alaska, mientras el monitor le colocaba todo lo necesario para poder saltar.
- Tranquila, vas a saltar conmigo, por lo que eres la que está en mejores manos. - Dijo el chico, con una enorme sonrisa. Como éramos impares, Alaska iba a saltar con el monitor de saltos, y había que resaltar que este estaba muy bueno. Además era muy amigo de los gemelos.
- Gracias Louis, pero ahora mismo no hay nada que me tranquilice. - Dijo la rubia de bote al monitor. Yo iba a saltar con Harry y Laura con Eddie. Ellos lo habían echo un par de veces por lo que no estaba nada nerviosa. Confiaba en mi chico.
- Bueno, ¿quién va primero? - Gritó Edward por encima del ruido que hacia el helicóptero.
- Vamos nosotros. - Dijo Louis, abrochando el cinturón que unía el arnés de Alaska con el suyo. - ¿Estás preparada? - Le preguntó el chico a mi amiga mientras se acercaban a la puerta de salto.
- No, pero voy a hacerlo. - Alaska era igual de cabezona que sus hermanos, por lo que sabía, que por mucho miedo que le diese saltar, iba a hacerlo. Louis le hizo una señal al piloto y este paro el helicóptero en esa posición. De repente, Louis empujó a Alaska hacia la puerta, ya que ella estaba delante, con la espalda pegada al pecho del chico, y ambos saltaron al vacío. Quería asomar la cabeza por la puerta, pero Harry me advirtió que podía caerme y decidí no jugarme la vida. Harry y yo éramos los siguientes y ya me estaba comenzando a poner nerviosa.
- ¿Preparada? - Dijo Harry, siguiendo los mismos pasos que había echo Louis con Alaska.
- Sí. - Dije segura y sin ningún miedo. Seguro que me iba a encantar la sensación de volar.
- Ya podéis saltar, Styles. - Nos dijo el piloto.
Harry me hizo acércame a la puerta lo máximo posible, para después agarrarme una de las manos y llevarla hasta mi pecho entrelazada con la suya. La otra mano no me la agarró, por que la necesitaría para tirar del paracaídas. De pronto noté como mis pies ya no estaban en el helicóptero y sentí como nos precipitábamos hacia abajo a una velocidad de vértigo. Poco a poco fui notando como la velocidad disminuía y como en vez de ir hacia abajo íbamos subiendo poco a poco hacia arriba. Ya había abierto el paracaídas. Era una sensación maravillosa. Sentía el aire fresco en la cara mientras flotaba en el aire balanceándome como una mariposa. Y lo mejor de todo es que tenía a Harry pegado a mi como una lapa.
- Ariel. - Gritó Harry por encima del sonido del viento.
- ¿Qué?
- Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, sirena. - Gritó mi chico, haciendo que mi corazón se inchara de felicidad. No había pronunciado esas dos palabras a las que tanto le teniamos los dos, pero sabia que esa frase significaba lo mismo que un "te quiero"
Comenzamos a bajar muy lentamente llegando poco a poco a una zona blanda donde mis pies rozaron el suelo y me quede sentada en él. Desabroché rápidamente el arnés y me di la vuelta para lanzarme a los labios de Harry. Entre beso y beso conseguí hablar.
- Tu si que eres lo mejor, cariño. - Le dije, volviendo a besarle.
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- Oh vamos, no es para tanto. - Dijo Eddie mirando al cachorrito.
- Que no, joder. Que no quiero estar limpiando mierda de perro todo el día.
- Lo siento tía, pero por mayoría de votaciones, Whisky se queda. - Sí, el perro se llamaría Whisky.
Tras volver de tirarnos en paracaídas decidimos ir a tomarnos algo a un bar en el centro de Londres. Entonces fue cuando vi una bolita de pelo acurrucada debajo de una de las sillas del bar. Estaba temblando, muy asustado, y no pude resistirme. Por ello lo cogí y decidí traerlo a casa. Y aquí estábamos intentando convencer a Alaska de que nos lo quedáramos.
- Pero si aquí solo vivimos tu y yo. - Se quejó la rubia.
- Tus hermanos prácticamente viven aquí. - Dije yo. Habíamos decidido votar y obviamente Eddie y yo habíamos dicho que sí, que se quedaba, Alaska había votado un no rotundo, y a Harry le daba igual, pero yo le di un pequeño pellizco en el brazo para que pillara la indirecta. Por lo que al final acabó votando que sí también.
- Vale, el puto perro puede quedarse. Pero la mierda la vais a recoger vosotros. - Dijo mi amiga mientras daba media vuelta y se encerraba en su habitación.
- Acabará queriéndole, ya veréis. - Le dije yo a los chicos mientras llevaba a Whisky a la cocina para poder darle algo de comer y un poco de agua. - Eres la cosita más bonita del mundo. - Dije acariciando al perrito mientras este engullía un cuenco repleto de salchichas de pollo.
- Supongo que estabas hablando de mi, ¿no?- Dijo Harry, apareciendo por la cocina.
- Que va, hablaba de nuestro hijo.
- ¿Nuestro hijo? - Dijo Harry, poniéndose blanco como la leche. - Pero si ni si quiera hemos.. ya sabes.. - Me parto de la risa, ¿en serio se estaba creyendo la broma? No sabia si torturarlo inventándome cualquier tontería. Podría decirle que no había echo nada con él, pero que a lo mejor con otros... Pero decidí no seguir con la broma, por que estábamos muy bien y no quería que se enfadara.
- Hablo de Whisky, tonto.
- Joder, nena. Que me he asustado. - Dijo mi chico acercándose a mi, para acariciar al perro también. - Es muy raro que tengamos un hijo que se llame Whisky ¿No crees?
- A mi me encanta su nombre.
- Borracha.
- Drogata.
- Fumeta.
- Nena, tu fumas más tabaco al día que yo en toda una semana. - Dijo Harry mirándome de forma acusadora.
- Oye, eso es mentira. - Le dije. Su comentario me había recordado que no me quedaba tabaco. Debía de ir a comprar. - Por cierto, tengo que ir a comprar.
- ¿Quieres que te acompañe? - Preguntó mi chico.
- No hace falta. No tardo nada, cariño. - Dije hacia Harry antes de darle un beso en los labios y salir de la cocina.
- Eddie, voy a salir a por tabaco, ¿quieres algo?
- Tres donuts de chocolate recién hechos, un paquete de galletas oreo, dos paquetes de kit kats, un batido de chocolate y un helado de vainilla. - Estaba de coña ¿no?
- Estas de coña ¿verdad?
- No. Y date prisa. - Dijo Eddie mirándome con una sonrisa en la cara.
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Mermaid (h.s.)
FanfictionQue os esté contando esta historia no significa que salga ilesa de ella. Pero, recapitulemos. Ninguna historia comienza por el final, sino por el principio. Un principio que me llevó a hacia la puerta de un piso en el centro de Londres. Lo que yo n...