Ya había pasado una semana desde la fiesta de Halloween y yo seguía evitando a Harry. El chico parecía no darse cuenta, por que yo fingía que no pasaba nada. Pero ya estaba pensando como devolvérsela. Pensaba que se iba a "enrrollar un par de veces conmigo, y después se cansaría de mi como de todas".
Mi plan vengativo iba a comenzar ese mismo día. Que empiece la guerra Styles.Ese Lunes por la tarde, tras poner al día las tareas de la universidad, quedé con Laura para que me acompañase al gimnasio. Como ya había dicho, iba todos los días y cada vez tenía las carnes más duras. Pero lo malo es que seguía comiendo muy poco, y ya se me estaba empezando a notar lo delgada que estaba. No sabia como pararlo, lo único que sabía era que no quería comer.
- Están llamando. - Gritó Alaska desde la cocina, mientras fregaba los platos.
- Voy. - Dije yo dejando de limpiar las migajas de la mesa del comedor. Me acerqué a la puerta rápidamente para dejar entrar a Laura enfundada en unas mallas negras y una camiseta de tirantas rosa fluorescente.
- ¿Preparada para ponerte en forma?
- Pues claro. - Dijo mi amiga entrando en casa y yéndose a la cocina a saludar a Alaska. Yo seguí con mi tarea de limpiadora y cuando acabé me dirigí a la cocina también. Paré en seco, cuando escuché que las chicas estaban cuchicheando algo. ¿Por qué les había dado a todos por hablar a mis espaldas?
- No come. - Dijo Alaska en un tono bajo, pero que pude oír perfectamente.
- No hace falta que me lo digas, Alaska. Se está quedando esquelética.
- Como siga así va a enfermar.
- Tenemos que hablar con ella. - Dijo Laura. No no no no y no. No pensaba hablar de ese tema con nadie. Eso era asunto mío y de nadie más. Además estaban exagerando, no estaba esquelética, solo un poco por debajo de mi peso ideal. Entré en la cocina fingiendo que no acababa de oír su conversación y las chicas se volvieron hacia mi.
- Ya he terminado. ¿Nos vamos? - Dije mirando a Laura con una sonrisa en la cara. La verdad es que se me daba muy bien ocultar mis sentimientos. A no ser que fuera con Harry. Él siempre me pillaba las mentiras.
Una hora después Laura y yo estábamos sudando la gota gorda, tras una sesión intensiva de pesas y sentadillas varias. Fui a la taquilla para sacar mi botellita de agua de la mochila, y me fijé en la cabellera rizada que se movía en el ring de boxeo. Esta era mi oportunidad. A jugar se ha dicho.
- Laura, voy a ver que tal va Harry. - Avisé a mi amiga, indicándole que siguiera ella sin mi.
Caminé hacia el cuadrilátero, habiéndome parado antes frente un espejo para recogerme el pelo en una coleta y dar un aspecto de "chica sudada pero sexy". Sabía que eso le iba a los tíos como Liam. Bueno en realidad a cualquier tío con ojos.
- Hola chicos. - Dije yo subiendo al ring sin previo aviso. Haciendo que ambos se me quedaran mirando. Harry dejó de golpear el saco de boxeo y Liam, me pegó un repaso de arriba a abajo. Desde mi top corto negro, hasta mis zapatillas Nike.
- Liam, ¿Podrías enseñarme algo? - Le pregunté al boxeador sin darle lugar a que me hubiese saludado.
- Mm.. claro. Ven, acércate. - Pasé por el lado de Harry, sin siquiera mirarle y fui hacia donde Liam se encontraba.
- Haber, primero tienes que ponerte estas protecciones para los nudillos.
- Oh, claro. Siempre hay que usar protección. - Dije yo con cara de angelito. Sabia que Harry se pondría furioso con mi comentario, y eso era lo que yo pretendía. Pero no le miraría hasta que estallara. Quería llevarlo al límite.
- Vale, ahora toma mis guantes. Te quedarán un poco grandes pero, no he traído guantes de chica.
- Es que tienes unas manos muy grandes, Liam. - Dije agarrándole las manos al chico ante de colocarme los guante, le acaricié los nudillos agrietados, supongo que de tanto golpear el saco de boxeo.
Una vez me hube puesto los guantes, Liam comenzó a explicarme como iba esto de golpear un saco, sin que al rebotar, este te diera una hostia en la cara. A los 5 minutos ya le había pillad el truco, pero como vi que Harry no reaccionaba ante mi tonteo con Liam, intenté cabrearlo aún más.
- Oye, ¿Como debo de poner los brazos?- Pregunté, haciéndome la tonta y poniendo un puchero. Liam se colocó detrás de mi y yo pegué mi culo a sus partes bajas, notando como el chico estaba bastante contento. Genial, seguramente estaba cabreando a Harry y había puesto cachondo a un entrenador buenorro. Hoy merecía un premio o algo.
Antes de que Liam pudiese explicarme como poner los brazos, Harry lo empujó alejándolo de mi y me agarro de la cintura empujándome para que bajara del cuadrilátero.
- Se acabó la clase. Nos vemos, Li. - Harry y su manía de acortar los nombres. Que tonto era.
Yo pretendía volver hacia la zona de pesas para seguir mi entrenamiento con Laura, pero al parecer Harry tenía ideas totalmente diferentes. Siguió agarrándome de la cintura y guiándome hacia los baños del gimnasio. El muy capullo me hizo entrar en el baño de chicos, y además dentro de una de las duchas.
- ¿Que cojones crees que haces?- Dijo Harry acorralándome contra la pared de la ducha y mirándome fijamente.
- Aprender boxeo. - Dije poniendo voz y cara de inocente. Estaba tan contenta de que estuviese tan cabreado.
- Lo has echo queriendo para ponerme celoso. Deja de tocarme los cojones de esa manera, Ariel. - Dijo Harry levantando un poco la voz. Cuando empezaba con esos ataques de ira me daba un poco de miedo. No miedo a que me hiciera daño físicamente, sabia que Harry no seria capaz de tocarme en ese sentido, pero si daño con palabras hirientes.
- Más quisieras que te tocara los cojones. - Dije yo vacilándole por completo.
- Pues si, me encantaría, nena. - Dijo él, haciendo el intento de lanzarse hacia mis labios. Yo le paré antes de que pudiera alcanzarlos.
- Lo siento, pero creo que una semana ya es bastante tiempo para estar enrollándote conmigo. Supongo que ya te habrás hartado ¿no? Ya sabes, como te pasa con todas. - Le dije exactamente lo mismo que él le había dicho a Edward una semana atrás. Había esperado una semana para soltárselo por que sabía que así le molestaría más. Harry se quedó callado un momento, intentando digerir lo que acababa de decirle.
- Te escuché la semana pasada hablando con Edward, imbecil. ¿tu te crees que yo soy tonta? - Seguí diciéndole sin haberle dado la oportunidad de hablar.
- Sirena..
- Ni sirena ni pollas, Harry. Se que no somos pareja ni mucho menos, pero que digas que te vas a cansar de mi y que me vas a tratar como a todas las zorras a las que te tiras. Eso me duele ¿Vale? - Dije yo soltando todo lo que sentía de golpe. - Por que para ti solo es atracción física, pero yo.. yo siento cosas, que no quiero sentir, por que se como eres y.. joder.
- Espera, espera. ¿Acabas de decirme que sientes cosas por mi? - Preguntó Harry boquiabierto. Mierda, mierda y más mierda. Se lo había soltado. Le había soltado que me hacia sentir aquella jodidas mariposas asesinas. Esto no iba a acabar bien.
ESTÁS LEYENDO
Mermaid (h.s.)
FanfictionQue os esté contando esta historia no significa que salga ilesa de ella. Pero, recapitulemos. Ninguna historia comienza por el final, sino por el principio. Un principio que me llevó a hacia la puerta de un piso en el centro de Londres. Lo que yo n...