Una dama en un callejón a mitad de la noche, con fierro en mano, unas voces en su cabeza que resonaban en la silenciosa noche de luna llena.
El cadáver, ella se preguntaba de quién era ese cuerpo que ya comenzaba a tomar olor, pudriéndose por tanta sangre que había perdido en tal de segundos.Ella, la dama, se acercó agachándose y tomando ligeramente el cadáver para poder reconocer a quien había asesinado con mucho temor y culpa.
Era una dama que si no estuviera moribunda parecería como una muñeca, de cabellos rubios amarrados en dos coletas que parecían taladros pero mas lindos, un lindo lazo rosado pastel. Acercó sus manos temblorosas a los ojos cerrados de la muchacha y los abrió lentamente, dejando ver esas cuencas verdes esmeraldas iluminadas por la luz de la luna.Por fin se dió cuenta de quien era, la soltó de inmediato y se levantó entrando en pánico, hundiéndose en sus pensamientos que se llenaban de voces.
"¿Por qué la mataste? ¿Te das cuenta de lo que has hecho?" Un susurro dentro de ella.
–Yo.. –La voz de la dama parecía quebrarse.– No lo se.. Solo..
"Él te puede odiar". Otra vez ese susurro. "Es un pecado irremediable".
–Lo sé.. –La dama retrocedió unos pasos.– No fue mi intensión, solo.. Tenía que hacerlo.
" Esa no era la misión que te dieron. Lo arruinaste" Terminó de hablar esa voz.
– No.. No fue mi culpa..
–Si lo fue.–La atención de la dama fue captada, por una presencia detrás de ella, fuerte y negra, que lo único que ahora iluminaba débilmente era un color carmesí, sus ojos.
...
–¡No! –Gritó la dama despertándose, mirando a sus alrededores que aún seguía en el carruaje y había captado la atención completa del mayordomo y su amo mirándola fijamente exaltados.
–Pero.. ¿Qué te sucedió? –Preguntó Ciel desentendido con la situación. La dama no respondió.
– ¿Tuvo una pesadilla señorita? –Cuestionó el mayordomo quien estaba bajo del carruaje esperando a poder ayudar al conde y su acompañante. Ella asintió sin dudar.
– Muy bien..–Dijo el conde con un tono confunso, este mismo en su interior tenía un impulso por preguntarle que tipo de pesadilla había tenido, pero, no lo hizo prefirió quedarse callado por el momento.– Bien.. Llegamos, compórtate.– Dijo el conde principalmente hacia la dama.
– "Cimpirtiti" – Ella trato de imitarlo, rodeando sus ojos. Este la miro algo molesto por como había actuado, y se molesto aun mas cuando vio que su propio mayordomo estaba aguantando la risa por culpa del comportamiento de esa dama infantil.
– Vamos ya.–Decía finalmente el conde ocultando su vergüenza por el momento, bajando del carruaje junto con la dama quien parecía nunca haber visto una mansión mas grande que la del conde, quedando con la boca abierta por el asombro.– Cierra la boca, no exagere.
Junto con su mayordomo que también, estaba vestido con ropas elegantes, entraron al gran evento, esa mansión de paredes blancas y papel tapiz de colores pasteles, de rosa a amarillo.
Varias personas, damas y caballeros.–¿Qué debo hacer? –En ese momento en el cual la dama preguntó, el conde y Sebastián intercambiaron miradas, acto seguido el mayordomo asintió afirmando alguna pregunta telepática.
–Escucha, no quise decirte antes de emprender el viaje porque se que no saldrías de esa habitación y serías capaz de fugarte de la mansión.–Comenzó a decir el conde, quien tomaba la mano de la dama.–No estamos aquí por una salida de fiesta y ya.
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Collingwood: El Misterio.[Cielxtn] [Editando]
FanfictionTal vez nunca se puedan resolver los secretos de la familia Collingwood. Junto a los Dunne que prefirieron vender a su hija al extranjero por mas Capital. Junto a Ciel resuelven y pasan momentos intentando llegar a la respuesta, ¿Se descubrirá toda...