Había una chica, de vestido bordó bailando como una bella bailarina delicada, su piel brillaba bajo la luz de la luna, su vestido haciendo movimientos al compás del baile, todo era muy feliz o lo era...
No pudo seguir su glorioso baile, alguien la interrumpió velozmente atacándola, parecía ser un espadachín, de traje negro al igual que su cabello sedoso. Ella no pudo hacer tiempo para devolver algún ataque defensor, solo podía esquivar con facilidad a los ataques bruscos y macabros de éste. ¿Quién era esa persona? ¿La quería asesinar realmente?
No pudo ver rostro alguno, solo un extraño humo negro desprendiendo del cuerpo de esa persona, una energía familiar y pesada aparecía en el ambiente.
- ¿No vas a defenderte, pequeña dama? -Dijo con una voz ronca y grave, que parecía diabólica.
En cambio ella no se inmutaba a pesar de que en su interior el miedo se apoderaba de todo su cuerpo, llegando a bloquear su cerebro de cualquier momento a pesar de estar haciendo un esfuerzo por esquivar cualquier ataque del "asesino".
Hasta que se acabó, esa espada con filo atravesó su pecho, su corazón se detuvo de todo pálpite dejando que el cuerpo descansara al fin, y que toda su existencia fuera manchada de rojo carmesí.
Ella aun no perdía por completo la conciencia, podía ver sus últimas escenas de su corta vida. Al lado de su asesino aparecía del costado, un hombre parecía ser, de cabello rojo largo, una sonrisa anormal riéndose por tal acción que había cometido el contrario.
...
____ se despertó como siempre lo hacía, exaltada por los sueños premonitorios que frecuentemente tenía cada noche, no eran pesadillas, para ella eran casos sin resolver del porque soñaba esas cosas tan raras y sin sentido.
Se levantó perdida, no sabía bien donde estaba, no podía entrar a la realidad.
Tocaron la puerta y acto seguido la abrieron la puerta lentamente, era la sirvienta Meyrin trayendo el desayuno, en un carrito como lo haría Sebastian.
-Bu-Buenos días señorita ____ -Decía la sirvienta nerviosa como siempre lo solía ser, quien sabe porqué.
-Buenos... días... -Decía ____ aún perdida en un mundo de preguntas, se estaba ahogando en eso.
-¿Le sucede algo señorita ____? -Cuestionaba ella mientras le servía el te cuidadosamente con sus manos temblorosas.
–No, para nada... ¿Qué día es hoy? –____ se sentó con un peso en su cuerpo, agarrando la taza de te y tomando unos sorbos, apenas podía reconocer a la sirvienta mas torpe de la mansión, Meyrin.
–Hoy es el cumpleaños del joven amo.–Decía de forma tranquila pero aún así con algo de confusión en lo que estaba pasando.
–¿Quién? –Preguntaba para asegurarse de quién estaría hablando.
–E-El joven amo..–Meyrin se alteró un poco por los nervios.– Disculpe señorita _____ ¿Es alguna broma?
–¿Broma? No, siendo honesta no estoy totalmente segura de donde estoy.–Seguía tomando unos sorbos del te, comiendo unos bizcochos dulces.
–¿¡Eh!? E-Espere señorita _____, ahora vuelvo.–Hizo una reverencia rápida para luego salir casi corriendo, buscando a Sebastián o a Ciel a toda costa.
La breve búsqueda de la sirvienta terminó cuando encontró a Ciel que iba camino abajo en las escaleras.
–¡¡Bocchan!! –Gritaba desesperada esperando que éste pudiera escucharla y así fue.
Ciel, se detuvo molesto por los repentinos gritos que invadían el silencio.
–¿Por qué tanto griterío? –Decía esperando una respuesta coherente.
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Collingwood: El Misterio.[Cielxtn] [Editando]
FanfictionTal vez nunca se puedan resolver los secretos de la familia Collingwood. Junto a los Dunne que prefirieron vender a su hija al extranjero por mas Capital. Junto a Ciel resuelven y pasan momentos intentando llegar a la respuesta, ¿Se descubrirá toda...