Capítulo 29

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Un susurro la llamó a su nombre, “_____,_____” no podía distinguir de donde venía, la mansión estaba oscura, en aquellos tiempos era normal que unos niños curiosos tuvieran miedo de aquella oscuridad, al parecer la electricidad se había ido gracias al gran y fuerte viento que pasaba por afuera, en esos tiempos _____ no tenía tanto miedo, pero al saber que había alguien mas, estando sola podía preocuparle, a pesar de su corta edad de niña.

Caminaba con un peluche abrazado, uno que Ciel le había regalado por su cumpleaños, lo apretaba tan fuerte que pareciera que el relleno saldría volando. Su mirada siempre era seria y concentrada en cualquier movimiento, sus oídos a cualquier ruido y sus reflejos preparados para cualquier cosa que venga, aunque la realidad era que no estaba siendo amenazada. Simplemente estaba siguiendo unos susurros llamándola a su nombre.

Cuando dobló de dirección  alzó la mirada, viendo de lejos el como entraba la luz de la luna por una ventana que había sido abierta, se atemorizó, pero al tallarse bien los ojos pudo divisar una figura, era una persona, ¿Quién era que estaba disfrutando la luna a estas horas?

No se movió, se quedó en su escondite que por instinto había elegido, pronto pudo ver bien con claridad ese largo cabello plateado, esas ropas negras y ese gorro extraño que solía usar aquel hombre, si, Undertaker. Su mirada era perdida, sumido en sus pensamientos, apoyado tranquilamente en el marco de la ventana desprevenido, como si no le importase que viniese alguien, pues su pensamiento fue que para esas horas nadie estaría despierto, menos podrían escucharlo o verlo en plena oscuridad.
Volvió a susurrar.

-_____... _____... –Nombró a la nada misma, nombró a la luna.- ¿Qué clase de humana eres? ____...

Ella no quiso moverse, al ver a ese hombre que mayormente reía de locura o asustaba a los demás, verlo tan sumido en un sentimiento y emoción desconocida para ella el verlo así. Quiso seguir escuchando, se sentó con mucho cuidado, abrazando aquel oso oculta en la oscuridad.

-Eres especial. Mas así tus padres…-Hizo una pausa, su rostro tornaba a una triste.- Tu vida es muy injusta, ______..._____...  No dejaré que te hagan daño, te protegeré y te mantendré conmigo.

Susurraba, casi inaudible, aunque ella podía escucharlo como si estuviera al lado, quien sabe capaz Undertaker ni siquiera estaba emitiendo sonido alguno.

El sepultero se detuvo, sorprendido sin apartar la mirada de la luna por el momento, “me escuchaste” pudo pensar y girarse casi instantáneamente mirando a una dirección, aquella dirección donde una pequeña y cansada niña estaba sentada, por mas que estaba oculta Undertaker sabía que estaba allí, no podría equivocarse. Se acercó, la chica se asustó al verlo ya que no pensó que sería descubierta tan pronto, el se agachó a su altura.

-¿No puedes dormir, pequeña? –Ella asintió, el abrió sus brazos.- Ven, te llevaré a tu cuarto, si quieres te contaré una historia.

No dijo nada, solamente se limitó a levantarse e ir a los brazos de Undertaker, se dirigieron a la habitación privada de la niña, cerró la puerta y acostó gentilmente a la chica en su enorme cama.

-Undertaker…-El llamado de la chica hizo que el se planteara el hecho que seguro le preguntaría lo que ella había escuchado, pero no fue así.- ¿Tú siempre estarás aquí cuando yo venga?

-Sí~ -Dijo, aún así estaba tenso, sabiendo la realidad que le tocaría vivir a la niña pasado el tiempo.- Siempre estaré aquí para ti, quien sabe y me veas cuando tu seas mas grande, una dama~

-¿¡En serio!? –Dijo con emoción.- ¡Podré verte mucho tiempo!

-Shh…-El puso un dedo en los pequeños labios de la chica.- Solo debes prometerme una cosa.

Collingwood: El Misterio.[Cielxtn] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora