Capítulo 26

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El demonio actuó con sumo cuidado, sabiendo que estaba el sirviente de la reina no podía sacar su verdadera naturaleza por mas que este sospechara, debía actuar lo mas “humano” posible. Sin embargo la ventaja de ser el sirviente de los Phantomhive le daba como ficha de ser muy habilidoso y con  mucha fuerza por eso no tardó en doblar esos barrotes con rapidez, no tardaría un segundo mas en querer sacar a la dama de allí.

La analizó en esos segundos que le tomó sostenerla en brazos, había sido golpeada y cortada con algo filoso, tal vez de manera violenta por eso mismo la celda tenía manchas por todas partes. Le quitó las vendas de los ojos y boca, mientras observaba aun con detalle como ella se movía con mucho cuidado.

-¿Quién…-Su voz se quebró, aún así como todo estaba en silencio Ciel y Charles también pudieron escucharla y acercarse rápidamente.

-Está muy lastimada, no creo que pueda hablar por un largo rato… Solo observa las marcas de su cuello.-Mencionó Charles mirándola, solo podía comparar sus recuerdos, aquella vez que falló en protegerla… Volvió a fallar y de manera injusta, por eso mismo podría llamar que su nuevo objetivo sería una venganza.

-Hay que salir de aquí…

-Vaya, veo su desesperación e interés por esa mujer, pero no tenían que hacer tanto escándalo por tomarla.-Dijo una mujer cruzadas de brazos.- Los extranjeros son muy raros…  ¿Están interesados en ella sin saber nada? Esa niña desgraciadamente tiene muchos pedidos,  apenas ha pasado un día que la trajeron, aún así no descubro que tiene de especial. Da igual, ¿Cuánto ofrecen por ella?

-No es un objeto que puedas ponerle precio, ¡Maldita loca! –Charles en un colapso de rabia sacó su espada que escondía entre su disfraz y en un segundo había atravesado por completo el cuello de esa mujer.

-¡Oye! –Reaccionó Ciel.- No tenías que hacer eso… Me sorprende de ti.

-Deja los comentarios para otro momento, tenemos que encontrar al culpable de esto lo antes posible. Estoy comenzando a tener hambre…-Se excusó de manera incoherente, solamente estaba tratando de volver en sí y estar calmado, ya que había desquitado parte de su rabia con esa mujer.

La situación no podía estar del todo tranquila la mayoría de los minutos que pasaban, sonó una alarma bastante aguda y retumbosa. Pronto comenzaron a llegar gente con armas, supuso que eran los “guardias” del lugar. Estaban rodeados.

-Suelen pasar estas situaciones, gente loca queriendo pasar de una paga por una persona… U rescatarla.-Dijo una voz masculina, era alguien importante también o eso aparentaba.

-Sebastian, encárgate de estas molestias, actúa con propiedad.-Dijo Ciel sabiendo que para el demonio el encargarse de ese pequeño ganado de humanos era fácil si solo se dejaba llevar, pero como su vida era complicada estaba esa persona servidora de la reina y no podía hacer quedar en evidencia al conde Phantomhive y perro guardián de la reina.

El mayordomo pensó que sería buena idea el entregarle el cuerpo de la dama a Charles, le pidió que la llevara a un lugar seguro para que el sirviente pudiera regresar a cubrirlo, obvio que era una distracción para que Sebastian pudiera hacer las cosas a su modo.

Viendo una situación lógica, Charles aceptó esa orden, aún así tenía razón. No podían estar peleando con la dama gravemente herida en sus brazos, peligrando que una de esas armas la rozada un poco, podría ser peor.
Con astucia y rapidez Grey desapareció de la escena con la dama, corrió y corrió fuera del lugar hasta adentrarse al bosque, se detuvo en seco viendo que estaba bastante lejos y había perdido de vista a los pocos que lo estaban persiguiendo.

-Duele…-Emitió ella en un quejido, intentando abrir sus ojos con pesadez y dolor. Al lograr abrirlos lo único que pudo ver es el rostro de Charles, una expresión preocupada que nunca había visto en el hace años, la última vez fue ese día que salía de los baños luego de esa pelea con el “grandote”.

Collingwood: El Misterio.[Cielxtn] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora