Yuri cerró la puerta de la habitación, asqueado por tener que comportarse de manera formal con todos, quería estar solo para procesar todo aquello, pero a los pocos minutos tocaron a su puerta, Yuri la abrió de mala gana y se dio cuenta que era una sirvienta que traía un transportador de mascotas.
—Perdone por causarle molestias su alteza, pero creo que este gato es suyo ¿o me equivoco? —dijo la sirvienta.
—¡Potya! —dijo Yuri emocionado y feliz de tener a su adorado gato en el palacio.
—Entonces con su permiso su alteza me retiro.
Yuri saco a Potya del transportador de mascotas y dejo que anduviera libre por la habitación
«Me pregunto si la realeza prohibirá que tenga mascotas» pensó Yuri mientras veía como Potya jugaba con una bola de estambre morada que estaba tirada.
—Si sus altezas me prohíben tenerte, definitivamente me iré de este lugar —le dijo Yurio a su gato.
Después de terminar de desempacar sus cosas, Yuri dio un largo bostezo y decidió que ya era hora de descansar, se puso su pijama de gatitos y se metió a la grande y espaciosa cama de la habitación en donde fácilmente podrían caber al menos cinco personas y se dispuso a dormir.
A la mañana siguiente el par de chicas que habían estado hablando de Yuri, el día anterior fueron las primeras que entraron a su habitación para insistir que era hora de levantarse, abrieron las cortinas para que entrara la luz del sol y dijeron:
—Su alteza es hora de levantarse, la familia real lo espera para que desayune —dijo una de las chicas.
—Haa que no saben tocar la puerta —se quejó Yuri—. Por lo menos, no me levanten tan temprano, son las cinco de la mañana.
—Lo sentimos su alteza, pero así es el protocolo del palacio las actividades empiezan a las seis de la mañana y nosotras seremos sus damas de compañía tenemos el deber de despertarlo, asearlo y vestirlo adecuadamente, más tarde conocerá a su instructora que lo guiara en el arte de la etiqueta y los modales para ser un buen esposo y príncipe —dijo la otra chica.
Yuri se levantó a regañadientes, sacó una toalla de su maleta y se dirigió al baño para darse una ducha, las chicas no insistieron cuándo les dijo que él se bañaría y se asearía solo, pero cuando se terminó de bañar y poner la ropa interior sus damas lo estaban esperando con el atuendo que debía usar; una camisa color beige, corbata y pantalones cafés, a Yuri no le gustó nada, negó con la cabeza y optó por una playera blanca, un saco a rayas y pantalones más juveniles y así vestido informalmente fue con la familia real.
Al llegar al comedor real, la reina hizo una mueca al ver cómo iba vestido su futuro yerno, pero no dijo nada, en cambio Otabek le sonrió y asintió, después de unos minutos, los sirvientes llegaron con el desayuno, que consistía en una taza de té chino y un plato de mariscos horneados.
—Yuri comenzó a comer como acostumbraba siempre y al ver eso la reina, se aclaró la garganta y dijo.
—Ejem... joven Plisetsky, no debería comer de esa manera se podría atragantar y no es nada elegante, ya que estoy hablando con usted quiero hablarle de su gato.
Yuri trago lo que tenía en la boca y dijo:
—¡Pues, si no le parece que Potya esté en el palacio no pienso quedarme aquí! amo a ese gato como nadie —exclamó Yuri sin usar nada de cortesía.
—Joven Yuri, pero que vocabulario, parece que alguien necesita urgentemente sus lecciones de modales, por lo que veo, usted dará muchos problemas al palacio real, pero lo tolero ya que apenas se está adaptando. En fin, Otabek me hablo de ello así que, está bien que usted tenga ese gato, ya hablé con su alteza el rey y no hay inconveniente, es más seria divertido que haya un gato para cuando nazcan mis nietos.
El rostro de Otabek se tornó de color rojo y en cuanto a Yuri término atragantándose con un pedazo de pescado al oír esas palabras.
—Su majestad, el príncipe Plisetsky y yo iremos a visitar los jardines reales, espero que tenga un gran día su alteza —dijo Otabek inclinando la cabeza ante su madre y tomando la mano de Yuri salieron del comedor.
Yuri se sentía algo incómodo al sentir el agarre del contrario, quien aun sostenía su mano, pero a la vez le resultaba una sensación un tanto familiar.
Cuando al fin llegaron al jardín Otabek soltó a Yuri y le sonrió.
—Aquí ya podemos respirar —dijo Otabek mientras aspiraba él olor de las flores.
—¿A qué se refiere su alteza? —dijo Yuri sin entender esas palabras.
—Yuri, por favor deja el formalismo cuando ambos estemos juntos, es que, ¿acaso no me recuerdas? —dijo Otabek mientras se despeinaba un poco.
Yuri lo miró aun confundido, pero a los pocos minutos recordó quien era aquél que estaba frente suyo.
—No, no me digas que tú eres el mismo Otabek Altin que conocí en Barcelona y que me ayudó a escapar de mis fans.
—El mismo —respondió Otabek asintiendo.
—¿P-pero ¿cómo? Juraría que no te precias nada a un príncipe sabía que eras un alfa, pero nunca creí que uno tan importante como el príncipe de Kazajistán —exclamó Yuri sorprendido.
—Sabes Yuri Nunca me sentí del todo bien siendo de la nobleza, tenía un sueño quería ser un gran patinador como tú, pero eso nunca podrá ser, es cierto participe en unas cuantas competencias, pero me arte cuando los demás afirmaban que sobornaba a los jueces y yo ni siquiera tenía un puntaje alto, nunca subí del quinto puesto —dijo Otabek suspirando.
—Vaya, jamás hubiera sabido eso, ahora que se quién eres en realidad me siento más cómodo estando aquí, ¿pero porque yo? —preguntó Yuri, mientras arrancaba una gardenia.
—No lo sé, siento que prefiero pasar el resto de mis días con un amigo que me comprenda, a pasarlos con alguien que ni siquiera conozco tan bien, no conozco muchas chicas o chicos omegas fuera de palacio más que a ti, pero si no quieres y piensas que el casamiento entre dos amigos, no está bien, con gusto te dejaré ir sin romper nuestra amistad —dijo Otabek mirando a Yuri a los ojos.
—N-no es eso "Beka", es solo que, yo no estoy seguro de desarrollar después afecto hacia ti... puede que tus padres me den tiempo antes de comprometerme a tener hijos, porque aun soy joven y menor de edad, pero nunca pensé en el amor de todos modos —dijo Yuri con un deje de tristeza.
—No tienes por qué forzarte a tener sentimientos por mí, solo sigue portándote como siempre, como antes que me fuera de Barcelona, finge solo ante mis padres que me amas, yo no te obligaré a nada más —exclamó Otabek, tomando las manos de un Yuri completamente sonrojado.
—Está bien, creo que dejando de lado la formalidad y responsabilidades esto será divertido extrañaba poder decirte Beka.
—Y yo extrañaba decirte Yura.
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Educando Al Príncipe [Omegaverse]
FanfictionEn un mundo donde la monarquia elije a alguien del pueblo para ser parte de la realeza el príncipe Alfa Otabek Altin ha cumplido la mayoría de edad, por lo cual es tiempo de que elija pareja, desafortunadamente nunca pensó que aquel chico Omega de c...