Esa misma noche, siendo las 12:15 a.m. en la calle rosas de invierno, se respiraba un tremendo silencio, los gritos de la pequeña lula habían terminado y habían despertado a varios vecinos.
Hacia frio, los vecinos comenzaron a salir de sus casas, salían en pijama, abrigados y muy desconcertados, pero fue la pareja de al lado quien se acercó a la puerta para ver de donde provenían los gritos que habían escuchado, el señor Carlos, un hombre robusto, se asomó por la ventana pero no veía nada, ya que todo estaba a oscuras, la señora María tocó la puerta pero nadie respondió; ella llevaba puestas unas pantuflas de tela gris, con un dibujo de Chucky enfrente.
-No se ve nadie. Le dijo Carlos a su esposa.
-no, parece que no hay nadie. Le dijo María algo preocupada.
A lo lejos los vecinos veían, se escuchaban sus murmuros, pues estaban confundidos y no sabían que había pasado. Mientras, María se asomó por un pequeño cristal de la puerta principal, sintió como sus pies se mojaban, ella miró hacia abajo y pensó que era agua, hasta que se fijó bien con la luz de la lámpara de afuera y esas pantuflas estaban manchadas de rojo.
-es sangre. Gritó muy asustada.
-¿qué habrá pasado aquí? Dijo Carlos, mientras la alejaba de allí.
Ellos vieron como corría la sangre por debajo de la puerta, inmediatamente Carlos sacó su celular y llamó a la policía. Mientras tanto la gente corrió hacia la puerta principal para ver la sangre.
Poco después llegaron varias patrullas de la policía, una ambulancia y hasta los bomberos, abrieron las puertas a la fuerza, entraron y vieron lo sucedido. A los pocos minutos comenzó a llegar más equipo y comenzaron a evacuar la zona.
A las afueras de la casa se encontraban el joven policía Ángelo Matías en su primer día de trabajo, un joven de estatura baja, piel blanca, cabello corto y con buen porte, y aunque intentaba disimular su nerviosismo, se le veía algo asustado y preocupado; ya que junto a él se encontraba la oficial experimentada Giovanna Haro, una hermosa joven, que tenía cabello castaño suelto, piel blanca y unos ojos marrón muy hermosos, ella llevaba su uniforme azul y un moño rojo en su cabello.
-Tranquilo Ángelo, no tengas miedo, ya vienen en camino. Le dijo Giovanna mientras le sonreía tranquilamente.
-sí, lo sé, estoy bien. Le respondió un poco nervioso y sonrojado.
Y justo al frente llegó un carro negro a toda velocidad, este tenía los vidrios polarizados, y se veía muy nuevo.
-al fin llegaron. Dijo la oficial Giovanna muy contenta, Ángelo la miró y sonrío tímidamente.
Se abrieron las puertas al mismo tiempo, y se bajaron los detectives, que llevaban traje negro muy elegante, uno de ellos era alto y fornido, tenía cabello negro y se veía muy serio, su nombre era Jaime Alberto Alatorre, mientras que el otro detective era más bajo de estatura, complexión atlética, cabello negro, y con una sonrisa confiada, su nombre era Gerardo Zam, ambos se veían muy confiados aunque bajaron apresurados ya que se le había hecho tarde.
-Al fin llegan. Dijo la oficial Giovanna con una sonrisa.
-Tuve un contratiempo antes de pasar por Jaime. Dijo el detective Gerardo.
-¿Cómo está la situación? Les preguntó el detective Jaime mientras se acercaba a ellos.
-Muy mal, se sorprenderán al ver esto. Dijo Giovanna mientras entraban a la casa.
ESTÁS LEYENDO
El Hombre Gato
HorrorUn par de detectives se verán sumergidos en un caso muy extraño en donde solo la gente que tiene gatos está siendo asesinada, las victimas de este extraño asesino, tienen heridas únicas e imposibles de hacer por personas comunes. Pronto se darán cue...