Capítulo 11: Sueños Oscuros

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Esa madrugada, casi al ser las 4 a.m. la señora Cari Jaton de 59 años de edad se encontraba dormida placenteramente en su hogar, vivía sola desde que su esposo falleció de un ataque al corazón. Solo estaba ella y sus 10 gatos quienes le hacían compañía todos los días y todas las noches.

De pronto su profundo sueño se vio interrumpido cuando escuchó que se abría y se cerraba la puerta del armario, pensó que se trataba de uno de sus gatos que se trataba de meter allí a dormir, así que no le tomó mucha importancia, pues estaba muy cansada como para levantarse a sacarlo de allí, así que se dio la vuelta en la cama, se acomodó y siguió durmiendo.

Pero los ruidos no desaparecieron, incluso se sorprendió mucho al escuchar ruidos en la cocina, la cual estaba muy lejos de su habitación, escuchaba como movían los trastes en la mesa, pensó que quizás era producto de su imaginación, ya que desde años atrás tenía problemas auditivos.

Así que se sentó en la cama para tratar de escuchar mejor, pero los ruidos ya no estaban, se acostó nuevamente y escuchó como se abría la puerta de su habitación.

-¿Alfred? ¿Eres tú? Preguntó mientras se sentaba nuevamente en la cama y encendía la lámpara que estaba a un costado de su cama.

Así se llamaba uno de sus gatos más jóvenes, pero al parecer no era ninguno de ellos, pero justo cuando se disponía a acostarse, logró percibir, a pesar de la oscuridad, una mano larga que se asomaba por la puerta. Rápidamente tomó sus anteojos y miró nuevamente y ya no estaba.

Estaba muy confundida, no sabía si estaba imaginando, si era un sueño o era algo real, así que se levantó, encendió la luz y cerró la puerta. Pero justo cuando se dirigía a su cama la luz se apagó, volteo y no vio nada, así que la volvió a encender, tenía mucho miedo y la luz encendida de cierta forma le hacía sentir menos miedo.

Tomó un collar con un cristo y comenzó a rezar devotamente mientras lo sostenía fuertemente con sus manos. Luego de unos minutos se sintió más tranquila, así que se quitó sus anteojos y se acomodó a dormir. Pero allí no quedaría todo, ahora en la habitación escuchaba los maullidos de sus gatos y de los cascabeles que traían en sus collares, se sentó y miro a su alrededor, pero no estaba ninguno, pensó que se estaba volviendo loca.

Ante la desesperación se cubrió con la cobija y justo en ese momento fue cuando las luces se apagaron y comenzó a sentir como sus gatos se subían a su cama, maullaban desesperadamente como lo hacen cuando quieren comida, pensó que quizás se habían metido por la ventana, así que se descubrió lentamente y lo que vio la dejó paralizada y aterrorizada de miedo.

Eran sus gatos, que estaban sobre su cama y alrededor de ella, todos con ojos rojos muy brillantes de los cuales les goteaba sangre.

-mis niños, ¿que tienen? ¿Qué les pasa? Dijo la señora muy asustada.

En medio de eso no podía creer la claridad con la que veía en la oscuridad ya que no traía sus anteojos, era como si todos sus sentidos fueran como cuando era joven. Los gatos comenzaron a maullar desgarradoramente mientras tomaban forma humanoide frente a ella, fue en cuestión de segundos, no se podía mover, ni siquiera emitir algún gemido, ya estaba rodeada de 10 figuras humanoides con forma de gato.

Dio un grito desolador, que se escuchó hasta afuera de su casa.

Mientras tanto Jaime había llegado al departamento con Gerardo y Giovanna, quien se encontraba muy asustada por el sueño tan raro que había tenido. Gerardo la tenía en la sala, le había preparado un té para que se tranquilizara.

-¿Qué pasó, están bien? Preguntó Jaime que se veía aterrado.

-si Jaime, gracias, pero Giovanna no se siente muy bien. Le dijo Gerardo preocupado.

El Hombre GatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora