Querido Robert,
como la nieve al cuajar en el asfalto, desaparece cual rayo de sol invada en ella. Yo también desaparezco de esta apasionante vida, cuya trayectoria me han arrebatado. Siempre he sabido que mi muerte no sería por vejez, ni tampoco por un ataque al corazón. He vivido una vida peligrosa y he hecho cosas que, tal vez, los demás no hubieran hecho, pero hacer cosas diferentes te hace ser único. Tan único como tú.
Desde la primera vez que te vi, recién nacido, sabía que ibas a ser muy especial en nuestras vidas; y no solamente por ser nuestro nieto, sino por las habilidades y la inteligencia que posees. Es posible que todavía no te hayas dado cuenta de lo que vales, pero sé que algún día lo harás.
Estoy orgulloso de ti, aunque pienses lo contrario. Como te he dicho en diferentes ocasiones, eres un chico listo y conseguirás todo aquello que te propongas. Desde pequeño has estado rodeado de enigmas que, poco a poco, has ido descubriendo. Todo ha sido mérito propio. En ninguna ocasión te he ayudado, excepto esta.
Sé de antemano que mi muerte te va a afectar más de lo debido, vas a pensar que me has fallado y que no me has dicho y hecho todo lo que te hubiera gustado. Pero no es así como yo lo veo. No me has fallado, aunque sí lo pienses, a veces, las personas, necesitamos caer para levantarnos y ver con más facilidad lo que tenemos delante.
Yo también he estado triste, también tuve el corazón roto y estuve a punto de perderme, sin embargo, tú, fuiste esa ficha, en mi partida de ajedrez, que me salvó. No solo has sido mi nieto, ni mi hijo, ni mi acompañante... has sido mi vida.
Ahora puedes encontrarte perdido, solo y con unas inmensas ganas de desaparecer del mundo que parecía perfecto. Pero no, tu vida sigue y debes seguir luchando por ella, viviendo cada momento como si fuera el único. Siente cada latido de tu corazón y dale sentido. Agarra la mano amiga que te tenderá Matt, otra gran e increíble persona, aprende de él tanto como tú aprendiste de mí y, por supuesto, yo de ti. No te sorprendas, también lo hiciste, y aunque no te lo dijera, me sentía satisfecho de verlo y vivirlo a tu lado.
Robert, recuerda que no me he ido de tu lado, que el amor que he sentido tanto por mi reina, mi hijo y por tí es infinito y, que por más nieve que desaparezca de ese asfalto abrasador, siempre rebrotará para alumbrar ese pasadizo oculto y sombrío, del cual, solo tú, eres merecedor de ganar.
Podría decirte mil veces te quiero, pero pocas serían las veces que te lo dijera. El amor no se acaba aun estando ausente, puesto que en lo más profundo de tu corazón y de tu alma, sigue vivo mi recuerdo.
Te quiere, James Parker
Y así es como una vez más, el abuelo, me sorprende. Por supuesto que no te voy a olvidar y siempre te voy a llevar en mi corazón. Fuiste como un segundo padre para mí y el que ha estado ahí siempre, aunque yo pensara que no.
Cojo las dos cartas y las guardo en mi bolsillo. Abro la caja y me encuentro con una bola de las que tienen nieve dentro.
-¿Qué quieres que haga con esto abuelo?, ¿qué pretendes?, ¿qué quieres que encuentre? Ya no sé por donde buscar, ya no sé que enlazar... no sé cómo puedes sentirte orgulloso de mí si soy un fracaso. Si fuese inteligente ya hubiera descubierto tu gran tesoro, ese que tantas ganas tienes de que encuentre.
Dejo la bola encima de la mesita y me tumbo en la cama. Mi corazón rompe a llorar conmigo, frustrado, sintiéndose vacío en esta inmensa casa. Estoy solo; por mucho que Matt esté ahí, lo estoy. Rosalía y James ya no están... les echo tanto de menos. Me siento perdido, roto y sin nada por lo que luchar. Les he fallado y no he sabido protegerlos. Ahora mismo, no tengo fuerzas ni ganas de seguir adelante. Desaparezco en esta oscuridad que me ahoga y que no deja entrar ni siquiera un frágil rayo de luz.
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Eres mi debilidad [Saga Eres II]
Mystery / ThrillerAbre los ojos en la oscuridad, escucha más allá del silencio, toca la esencia que te rodea, respira el ahogo de aquello que brilla más que un diamante y que seguro tienes delante. Más valioso que el oro y más valiosa que la plata, es el misterio que...