Hola corazones, aquí está el primer capítulo de esta nueva aventura. En la foto, un jovencito Robert Parker. ¿Le queréis conocer? Esperamos que disfrutéis del capítulo. Muchos besos y abrazos. ¡Se os quiere!
Año 2015
La noche promete.
Mis amigos me han hablado de la nueva discoteca que se abre esta misma noche y hemos decidido ir a ver qué tal es. Solemos salir todos los sábados de fiesta, pero a algún local para gente con un nivel social bastante elevado. Sin embargo, me sorprende que esta semana quieran ir a la nueva discoteca, sabiendo que van a encontrar de todo. A veces no les entiendo...
A mí, realmente, me da igual. Al fin y al cabo, todos somos personas. ¿Qué más da el dinero? Para mí, lo importante es pasarlo bien con ellos y bailar. Aunque mi abuelo diga que bailo fatal, es una de las cosas que más me gusta, aparte de pasar tiempo en la joyería. Es mía, aunque ahora esté llevándola él. Estoy terminando los estudios y son importantes. No me niego a nada, el saber no ocupa lugar. Al menos, mi abuelo siempre me repite esa misma frase unas diez veces al día. ¡Ni que las notas fueran malas! Pero lo adoro igual y me encanta saber más. Además, me encantaría ser como él. Es un hombre sabio y muy interesante. Debo admitir que hasta cierto punto intrigante, inclusive para mí, que soy su nieto y conozco todos los secretos que oculta. Los de mi padre también los conocía y los llevaré conmigo hasta la tumba. Sé que de todo se ha encargado mi abuelo y que todo lo que pasó está bien guardado. ¿Dónde? No quise saber nunca nada y tampoco lo sé ahora. Mi abuelo es el único. Los dos eran igual. Para mí, extraordinarios, aunque ¿qué voy a decir yo?
-¿Cuándo te enseñarás a ponerte bien las camisas? Tienes catorce años... -Me recrimina mi abuelo, entrando en mi habitación y dirigiéndose directamente al cuello de mi camisa. No entiende que los jóvenes de hoy en día nos gusta ir un poco a lo loco-. Así está mucho mejor -dice una vez lo ha arreglado. Soy yo el que le reprocha con la mirada y él rueda los ojos cansado de repetir siempre lo mismo-. Las chicas se interesarán más contigo si vas bien vestido. Esas paparruchas de moda son desastrosas.
-Porque no las entiendes...
-Entiendo muchas cosas menos las idioteces, ya lo sabes. ¿A qué hora piensas venir?
-Abuelo, no tengo diez años.
-No, tienes catorce. Yo a tu edad...
-No, otra batallita no.
-Era broma, cojones. Siempre caes, ¿cuándo aprenderás a mirar más allá de lo que tienes delante?
-¿Por qué te gusta tanto ver más allá?
-Porque muchas veces tenemos las cosas delante y no sabemos apreciarlas. Hasta el diminuto detalle es importante para construir la mejor partida de ajedrez.
-Hoy haré una buena partida de ajedrez.
Se ríe y me da una colleja. Así, sin más.
-Yo también la haré. -Me guiña un ojo y se va.
Así es él, tan recto, tan serio, pero tan puñetero y cachondo -en el buen sentido-, claro. Tiene una personalidad encantadora, aunque en algunas circunstancias dé miedo, pero maravillosa.
Nuestro chófer me lleva casa por casa hasta estar todos juntos. Uno de mis amigos ha traído una botella Whiskey, botella que nos encargamos de vaciar antes de llegar a la discoteca. Como siempre hacemos, nosotros somos de los primeros en entrar y los primeros en reservar una zona VIP. Ya me extrañaba a mí que mis amigos quisieran mezclarse con gente con la que no se juntarían en la vida. Y por una vez, no voy a seguir los mismos pasos de siempre. Si no quieren que no vengan, pero yo, voy a ir igual y me lo voy a pasar genial en medio de la fiesta.
-¿Dónde vas, Robert?
-Voy a bailar allí... estoy cansado de estar en este cuadrado, siendo la envidia de muchos. ¿Qué más da que estemos aquí o allí? No hagáis caso, olvidaros de que no tienen una vida como nosotros... tal vez la chica de vuestros sueños, esa que tanto imagináis por las noches mientras os hacéis una paja, esté ahí fuera. -Me miran extrañados-. ¡Joder, qué son personas!
Me pongo en la pista y les hago señas para que vean que no me voy a morir. Me siento bastante tonto, intentando convencer a mis amigos para que salgan, y al final, salen. A algunos les cuesta acostumbrarse, pero terminan gozando como nunca. Bebemos mientras bailamos. Muchas chicas intentan ligar con nosotros, aunque su táctica no funciona.Hasta que mis ojos se clavan en un claro e infinito lago azulado.
Es preciosa. Se acerca a mí sin freno. Mi cuerpo se tensa y siento mi pulso acelerarse al tenerla enfrente. Me observa fijamente, incluso puedo afirmar que su mirada me intimida pero también me atrae. Muerde su labio e instintivamente abro los míos. Necesito probar sus labios... demasiada tensión a primera vista. Controla a tu tigre, fiera. No necesito pensar mucho más antes de agarrarla de la cintura, pegarla a mí y dejar que note lo mucho que me encanta.
Bailamos al son de la música, rozando nuestros cuerpos, dejando fluir esta conexión tan torrencial que hay entre ambos. Rubia, eres un peligro.
Me arrastra hasta la barra y pide tres chupitos de Tequila. Nos preparan el limón y la sal y allá vamos. Siento quemar mi garganta con el primero... debo acostumbrarme a esto. Soy más de cubateo. No le niego brindar con el segundo, ni tampoco con el tercero, hasta llegar a seis. Me tambaleo por un momento, pero consigo aguantar la compostura. Ella no, se echa a mis brazos, rozando la punta de nuestras narices. Demasiada tentación en tan poco tiempo.
-Eres demasiado guapo, seguro tendrás a tu novia por ahí, borracha y deseando que la folles...
-Creo que te equivocas. Estoy solo y sin compromiso. -Sonríe libremente, gustándole la respuesta.
-Entonces... -Acaricia mi pecho juguetona-, ¿no te importará pasar la noche conmigo?
-¿Te importa a ti?
-Bacilón... me gustas. -Hace la intención de robarme un beso, pero decide no hacerlo-. Soy Paola.
-Robert.
-Hasta tu nombre es provocador... ¿bailamos?
Seductora me vuelve a arrastrar hasta la pista de baila donde seguimos moviéndonos al ritmo de la música. Bastante sensual, cabe decir. Mueve su culo, rozando apropósito en mi erección, más que notable. Le gusta y a mi me gusta que lo haga...
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Eres mi debilidad [Saga Eres II]
Gizem / GerilimAbre los ojos en la oscuridad, escucha más allá del silencio, toca la esencia que te rodea, respira el ahogo de aquello que brilla más que un diamante y que seguro tienes delante. Más valioso que el oro y más valiosa que la plata, es el misterio que...