Capítulo 10

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No puedo creer que encima el culpable sea yo de que "nuestra relación" —si se puede llamar así—, sea yo. Es increíble la poca cordura que acaba de mostrar Paola. ¿Cómo ha sido capaz de soltarme tal cruel discurso después de todo lo que estoy pasando? Ni siquiera un, ¿cómo te encuentras?

En verdad están siendo cierto los pensares de no solo mi abuelo, sino de Matt y Rosalía. ¿Cómo no me he dado cuenta de cómo es?, ¿cómo puede decir mi abuelo que soy inteligente y con una intuición prodigiosa si no es cierto? Vivía en un mundo paralelo al de todos y creo que, ahora, veo la realidad que todos veían. Si podría afirmar que la vida es muy dura y que el amor es ciego. Ni siquiera sé lo que siento por ella. Estoy confundido y con demasiados sentimientos amargos en mi corazón. Si hubiera sido tan fuerte como mi padre o el abuelo esto...

—Robert...

Me doy la vuelta hacia Rosalía y le sonrío como si nada hubiera sucedido, aunque tonta no es, me conoce demasiado bien para saber lo que ha ocurrido. Además, se habrá enterado de todo, los gritos que daba Paola se habrán oído hasta en la China.

—La visita del otro día te vino bien, ¿por qué no vas a ver a Matt?

—Tienes razón, es una gran idea.

—Solo quiero lo mejor para ti, cariño.

Me arregla el pelo como tantas veces ha hecho para después deshacérmelo y sonreírme de esa manera tan especial. Mi abuela favorita.

Le doy un beso cariñoso en la frente y me voy a casa de Matt.



La casa de Matt está muy bien vigilada sobre todo después de tener a su hija, esa pequeña que estoy seguro les alegra los días. Antes de poder entrar —un hombre alto, serio y con cara de darme dos hostias—, me chequea. Cuando ve que estoy limpio me hace pasar. Lo de la seguridad se lo toman al pie de la letra.

—Espere aquí, ahora vendrá el señor Black.

Me asiento en el sofá y observo todo el salón. No cabe duda de que hay una mujer viviendo con él. Me levanto y acerco a la chimenea. Allí hay varias fotos de su hermosa familia. Son encantadores.

—¡Robert!, ¿qué tal estás?

Volteo y veo a April viniendo hacia a mí con los brazos abiertos. Me da un abrazo y dos besos, tan encantadora como siempre. Matt es un hombre con suerte al tenerla.

—¿Cómo te encuentras? Siento no haber podido asistir al...

—No te preocupes. Matt me explicó todo y lo entiendo.

—Cualquier cosa que necesites solo tienes que venir. Esta es tu casa, cielo.

Me acaricia el brazo y me invita a sentarme de nuevo.

—¿Quieres algo para tomar?

—No, gracias. Me espero a Matt.

—Tardará un poco en bajar, está reunido.

—Si he venido en un mal momento...

—Nunca es un mal momento para que vengas a visitarnos, aunque hoy tu saca-sonrisas no está —dice bajando por las escaleras—. Siento la tardanza, estaba aclarando unos asuntos con el jefe de personal. Ya sabes...

April se ríe y se marcha dejándonos solos.

—Ven, vamos al jardín, estaremos más tranquilos.

Eres mi debilidad [Saga Eres II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora