Capítulo 11

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Dos días después

-¡Pero esto es de locos!

-Tranquila Rosalía, no pasa nada, solo es un poco de agua.

-¿Un poco de agua? -dice agitada-. Si parece un diluvio...

-El abuelo se hubiera reído por tu dramatismo.

-Y ahora lo haces tú...

-Alguien tendrá que reemplazar sus burlas, ¿no crees?

Golpea mi brazo divertida y me alegra haberla hecho reír; últimamente está muy seria y no me gusta. Ha sido un duro golpe la marcha del abuelo y aunque mi corazón siga llorando, no voy a permitir que Rosalía decaiga por completo.

-¡Virgen santísima!, ¿has visto eso muchacho?

De repente se apagan las luces y un sonido estremecedor nos invade la ciudad entera.

-Adiós luz, hasta pronto -digo en broma. Acaricio el brazo de Rosalía-. Ahora subiré a ver si se han disparado los fusibles o ha sido cosa de la tormenta.

-Está bien. Iré preparando la leña para el fuego.

-Ten cuidado no te resbales.

-Lo tendré.

No sé porque mi abuelo tenía que poner los fusibles arriba del todo, con lo fácil que hubiera sido ponerlos bajo, pero como él siempre estaba en esa planta que tanto le gustaba pues...

-Vamos a ver.

No, los fusibles no son. Mejor voy a ayudar a Rosalía que estoy seguro que la necesitará.

Otro rayo ilumina todo el pasillo haciendo algo extraño en este. ¿He visto lo que he visto? Me quedo quieto, observando la hilera de cuadros que hay colgados en este. No sé porque me da que el abuelo ha tintado esta casa de arriba abajo con sus acertijos. De nuevo, esa luz que tanto esperaba ilumina de nuevo el pasillo, dejándome ver cuatro símbolos que no sé muy bien juntos que significan. Sigo quieto, esperando otro y lo veo, los veo mejor.

-Robert, ¿estás bien?

La voz de Rosalía llama mi atención y bajo sin pensarlo. Tengo que ayudarla, aunque mi cabeza no deja de pensar.

-Estoy bien, todo es de la tormenta. Te ayudo.

Cojo la leña y voy colocándola en la chimenea para encender el fuego. Lo hago y nos sentamos en el sofá observando aquel fuego que se va aviva rápidamente. Al menos, el fuego nos sirve de luz.

Sin olvidarme de lo que he visto arriba, recuerdo que el abuelo tenía una obsesión extrema con los símbolos. El ajedrez era una de sus pasiones, pero los acertijos y estos han sido su delirio. Todo tenía un símbolo para él y de cada uno sacaba un acertijo, como él decía "era la combinación perfecta para guardar un secreto" y tan secreto...

Necesito encontrar el significado de cada uno detallado y juntarlos todos para ver qué intenta decirme. Si quiere que vuelva a ser el niño que descubría todos los acertijos que me ponía lo voy a ser.

Nada más levantarme, la luz se enciende haciéndome gracia la gran casualidad. ¿Es cosa tuya, abuelo?

-Voy a la biblioteca ahora que ha venido la luz.

-Está bien.

-Descansa. -Beso su cabeza-. Lo necesitas.

Miro cada estantería hasta que encuentro el libro. Leo los cuatro símbolos e intento encontrarles una explicación lógica, pero no la encuentro. Cada uno significa una cosa distinta y no me llevan a ningún lugar en concreto.

Me dejo caer en el sillón del abuelo, frotando mi frente frustrado. Piensa como un niño, sé aquel niño. ¿Qué hubiera pensado yo si el abuelo me lo hubiera planteado cuando tenía cuatro años?

Abuelo, abuelo... ¿y tú decías qué...? Espera, ese símbolo estaba dibujado. Me levanto rápido y cojo el libro donde en su lomo está dibujado el mismo símbolo. Miro la portada y leo el título: "La reina de mi corazón".

Aquí un nuevo capítulo, la aventura de verdad no ha hecho más que empezar

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Aquí un nuevo capítulo, la aventura de verdad no ha hecho más que empezar. ¿Qué más habrá escondido el abuelo? James Parker es un gran misterio que descubriremos juntos.

Muchas gracias por darnos vuestro apoyo, sois los mejores lectores del mundo mundial.

Muchos besos corazones.

Eres mi debilidad [Saga Eres II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora