Capítulo 1. "Hoy sólo fue otro día terrible."

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Ema se encontraba herida, con la mirada perdida, lágrimas en sus luminosos ojos, cigarro en mano, cuchillazos por doquier en sus piernas y miles de sentimientos encontrados.

Ema era muy solitaria, vivía con su madre y su padrastro... tenía muchos problemas en casa, los padres eran drogadictos, su madre la descuidaba mucho, su padrastro la abusaba sexualmente desde los once años.

Se preguntarán por su papá, éste las abandonó sin decir nada, simplemente un día no llego a casa como de costumbre y de ahí nunca más fue visto.

Ema tan solo tenía siete años... Fue duro para Mariana; su madre. La partida de su amado, estaba acostumbrada a vivir en lujos y con sirvientas, ya sabe cómo la típica rica.

Mariana tuvo un cambio radical, siempre fue una mantenida. Se casó desde muy temprano con Emilio; él papá de Ema. No quiso ir a la universidad, aun así cuando Emilio le decía que le pagaba todo.

Le gustaba la vida fácil, las amigas, arreglarse el pelo, pintar sus uñas y tener a una sirvienta al lado que le hiciera todo.

Tras irse su esposo Mariana enfrenta una dura crisis económica, conoció a Elías; padrastro actual de Ema. Elías en ese entonces mostró ser un hombre muy bueno y de casa.

Mariana desesperada se apresuró tras ver que mostraba una gorda billetera.

Se fue con él sin pensarlo, sin una cita en la que se conocieran más a fondo, a Elías sólo le atraía el gran cuerpo que tenía Mariana y a ella sólo le importaba su billetera, salir de esa dura crisis; Elías no era linda físicamente, era un hombre obeso.

Desde entonces vive aguantando humillaciones y golpes de parte de Elías. Pero no solo ella, su hija ha tenido que vivir a carne propia la mala decisión de su mamá.

La mamá de Ema vino a conocer las drogas gracias a él, que ahora acecha noche tras noche a su pobre hijastra.

En su casa hay muchos problemas, sus padres viven peleando todo el tiempo, a Ema le ha tocado ver desde muy niña las fuertes golpizas que su padrastro le da a su madre.

Su ambiente sólo es pelea.
Ema dejó los estudios por falta de suministros. Con tan solo quince años, con toda una vida por delante Ema se encontraba cortando sus piernas y fumando un cigarro en la orilla de un hermoso lago en Sabanagrande.

El lago quedaba cerca de su pequeña casa.

Ahí encontraba la paz que necesitaba, mucho descanso, ese era su lugar favorito, ahí pasaba parte del día, robaba los cigarros de su mamá; está ni cuenta se daba, ya llevaba más de dos años haciéndolo.

-¿Qué haces ahí?- Una voz misteriosa y a la vez muy masculina habló.
-¿Quién anda ahí?- Ema habló un poco temerosa, escondió la cuchilla y cubrió sus piernas.
-¿Qué hace una dama tan hermosa como tú cortando sus lindas piernas y fumando está porquería?

Apareció de los arbustos un chico apuesto, con unos dientes perfectos y unos ojos azules idénticos a los del mismísimo cielo.

-No puedo llamar porquería a algo que me ha ayudado tanto y que ha sido mi único compañero- Responde Ema- ¿Más bien tú quién eres? ¿Y qué hago hablando contigo? Mejor me voy -Tira su cigarro-
-Eh, eh, espera no te vayas, estos ángeles no se ven todos los días, vivo en esa casa, -señaló en medio de los arbustos una casa de color rosa, muy linda- ahí vivo yo, bueno estoy recién mudado, decidí explorar el lugar y me dio curiosidad éste hermoso lago.

Extendió sus manos señalando el lago.

-Pero entre más me acercaba más percibía ese horrible olor, cuando te vi, juro que me asusté, pero luego decidí observarte en silencio, me dio mucha curiosidad lo que traigas en tus manos, en la derecha un cigarro y en la izquierda una cuchilla, ¿por qué? Si tú eres una niña hermosa.

Ema lo interrumpió levantándose de su comodidad.

-Basta, yo no sé quién eres, y no debes de meterte en las cosas de los demás. -se levantó y dio vuelta atrás-
-Espera, -tocó su hombro- al menos dime que volverás, por favor.
-Volveré. - sonrió irónicamente-

Ya casi era de noche. Ema tenía mucha hambre, llegó a casa con la esperanza de encontrar algo de comer pero se topó con los platos rotos y su madre tirada en el suelo recogiendo el gran reguero de vidrios y demás cosas.

-Mamá, mamá -habló angustiada y temerosa- mamá, ¿qué rayos sucedió aquí?
-Ya sabes, Elías otra vez se molestó porque estaba salado el arroz y tiró todo- tocó el hombro de Ema- hija no te preocupes ya todo estará bien.
-Mamá no es justo, ¿cuándo lo vas a dejar? ¿Cuándo?

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María Camila.    [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora