Capítulo 13. "¿El corazón puede morir con la persona viva?"

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Nuevamente su risa perturbaba los odios de Ema. En cambio Ema, no sentía dolor alguno ni mucho menos miedo, puesto que, ya no tenía ganas de seguir viviendo, ya ni tenía motivos. Su todo se lo habían arrebatado.

-Pues no me da miedo, nos vemos en el infierno perra. -Ema le gritó fuertemente a Sara y a Número uno en presencia de Jersy.

Número uno cogió del cabello a Ema, la arrastró hasta llevarla a la orilla del barco donde apunto de ser cortada y torturada fue detenido por el jefe.

-Número uno, dejala en paz, -llegó corriendo a detenerlo.
-Jefe sólo sigo ordenes de la Sra. Sara.
-¡Señorita! -lo corrigió la misma Sara quién llegaba al instante que el Jefe-
-Mire, lo que pasa es que ella llegó, me pegó y me comenzó a gritar miles de cosas feas. -Sara casi llora, Ema no mencionaba ni una sola palabra
-Así que eres ruda, -el Jefe la cogió por el cabello haciendo que lo mirara fijamente- demuestrame una vez más lo rudita que eres.
- Señor pero no puede... -Habló Sara rápidamente pero fue interrumpida por el Jefe-
-Te callas o la que va a ser comida para tiburón es otra.

Al rato se cargó a Ema en su hombro y la llevó está vez a su recamara.

-¡Bienvenida zorrita! Vamos, desmuestrame lo ruda que eres.

El Jefe sacó de un cajón unos implementos para hacer sadomasoquismo.

-Quiero que cumplas mi fantasía, perra.

Ema callada al ver todo eso se imaginó miles de cosas en la mente sobre todo vengarse.

-Está bien mi amor, -no era Ema la que hablaba, era otra voz pero en el cuerpo de ella- ¿qué quieres qué haga? ¿o te sorprendo papi?
-Sorprendeme pues.

Ema lo pone de espalda en una cama con esposas. Luego comienza a besarle en cuello, de un momento a otro lo mordió sacándole sangre. Cuando vio la sangre se sintió sastifecha y enseguida cogió un látigo, le empezó a dar en la espalda. Él gritaba pero de placer.

-¿No eras lo que querías bastardo? -Ahora era Ema quién reía-

Enterró sus uñas sobre él pasándolas por toda la cara y dejándolo sin alientos.
Lo azotó tanto que se le olvido la penetración, dejando a Ema tranquila.

-Ya, ya, desposame de aquí y vete.
-¿Y sino quiero que pasa?
-Mató a tu novio. Sé que tienes uno aquí.
-No. Él está muerto.
-¿Estás segura?

Ema miró por la ventana pensando que decisión tomar.

Finalmente lo desposó dejándolo en libertad.

-Pero a la próxima no te escapas. -Pensó Ema-

Luego que ya estaba libre Ema le pregunta.

-Ya, ¿dónde está Look?
-Muerto, -comienza a reírse fuertemente- Y ni se te ocurra tocarme un pelo porque te mato de la manera más ácida del mundo perra.

El Jefe seguía lleno de su misma sangre. Se colocó una bata y la sacó como una basura.

Número ocho era el que estaba más cerca y le dijo:

-Llevatela para una habitación y la encierras sin comida hasta que lleguemos.

Faltaban exactamente cinco horas para llegar.

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io

María Camila.    [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora