Capítulo 18. "Hoy empieza mi infierno."

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Había alrededor de cien habitaciones separadas por cortinas. En cada cama se encontraban hombres y mujeres, unos desnudos otras tocando sus senos. Posando frente a una computadora.

Se les notaban las ojeras, el cansancio.

Unos ahogaban sus penas fumando, otras llorando.

Todo lo veía Ema desde un pequeño balcón que mostraba lo que ocurría abajo.

Rosada sin dejar que Ema mencione ninguna palabra le dice:

– Aquí es donde terminan todos los que no saben atender bien a los duros, no los matamos, ellos mismos lo hacen. El que se duerma es devorado por los caimanes del patrón, les toca trabajar las veinticuatro horas del día. Con derecho a comida sólo si atienden a más de cincuenta clientes en el transcurso de su día. – ¿Me entendiste Ema? –Habló en voz alta – ¡Oye estoy hablando contigo!
–Oh sí, sí, ¿Qué pasó? –dice Ema angustiada.
–Como no me vas a entender si de seguro estabas concentrada mirando para allá. En fin, sino atiendes bien a los duros; los duros son los que más poder y plata tienen. –Movía las manos, estos
Le dirán al patrón y él será quien te mande para acá a esperar tu propia muerte.

Ema no menciono palabra alguna del mismo miedo que sentía.

– ¿Y si no les gusto a los dichosos duros?  ¿Si me mandan para acá? ¡Qué miedo tengo! –pensaba Ema al mirar fijamente a una desafortunada mujer de allá abajo.

Rosada solo veía los gestos de Ema hasta que le dijo.

– ¡Ya basta! –Casi muerde los labios – vamos al Congo.
–Ok. –Ema se dispuso a ir tras ella.

Salieron de ese balcón, se fueron tras un ascensor y Rosado hundió el piso seis. 

–Bienvenida. –Rosado extendió sus manos mostrando el lugar.
– ¿Se supone que debo darte las gracias por traerme a mi ruina? –mostró un gesto de pregunta en su rostro.
–como quieras querida.

Alrededor de unos cuantos metros venían hablando dos hombres y una mujer. Era Amarillo, Rojo y Plateado.

–Ohh, están por aquí. –Habló Rosado para los demás colores – miren, ella es la nueva.
–Pero es linda, mucho gusto Amarillo. –Le dio la mano gentilmente.
–Yo soy Plateado, –hizo el mismo procedimiento que Amarillo.

Por lo visto ambos eran homosexuales. Ema conocía muy poco de ellos, en su vida nunca tuvo la oportunidad de hablar con uno.

–Y yo, –por ultimo – Rojo.

Ema quería ser grosera, quería salir corriendo pero siempre mantenía las palabras de su compañera: “Haz lo que te pidan.”

–Mucho gusto, soy Ema. – Los miro a todos de reojo mientras acomodaba su cabello en sentido hacia el oído.
–Nos vamos a divertir mucho contigo. –habló Rojo.
–Para que vayas sabiendo como es el maní aquí todos nos desempeñamos en algo distinto, –Amarillo fue interrumpido por Plateado.
–Yo soy quien te enseñará todo lo relacionado con Ética y Protocologo. –concluye sonriente Plateado.
–Y yo te haré manicure y pedicure, cariño. –agrega Amarrillo.
–Pero eso no es todo, gracias a mí te verás hermosa con mi maquillaje. –termina Rojo.

Ema estaba estática sin saber que decir, porque no sabía la mayoría de palabras que habían mencionado.

–Debemos empezar ya chicas, –cierra las manos al hablar Rosado.

Los dos hombres eran afeminados y al parecer les gustaba que los llamaran como una mujer.

– ¿Antes de empezar pueden responder unas preguntas? –pregunta Ema.

Todos asienten y Rojo responde claro.

–Se burlaran de mí, –pausó unos segundos– no sé ¿qué es “Ética y Protocólogo”? ni mucho menos, manicure y pedicure.
–Mira chica, –responde primero Rosado– Ética y protocologo tiene que ver con tus modales al comer, sentarte, expresarte, hablar en público, no sé este… eh, en pocas palabras a no ser una mujer con malas costumbres.
–Cariño manicure y pedicure es solo arreglar tu cabello y tus uñas, tanto pies como manos. –Termina Amarillo.
–Muchas gracias.
–Por Dios, van siendo las cuatro y necesitamos tener a Ema preparada antes de ocho. –habla Rosado angustiado.

Todos se fueron a sus habitaciones dejando a Ema con una breve charla de parte de Plateado, encargado de Ética y Protocologo.

–Ven conmigo, –Plateado se dirige a su escritorio– siéntate cariño.
Ema se sienta sin mencionar palabra alguna.
– ¿te das cuenta? –Dijo un tanto preocupado Plateado – ósea, veo que ni gracias ni permiso me dijiste. Para esto es esta clase, porque no puedes ir adonde un cliente así. Hoy te va a mirar el patrón, debes de tener cuidado con él. No creo que deje que seas violada por todos los Números porque eres linda, pero si es capaz de enviarte a trabajar a la Webcam.
Entonces, –empezó a mover los brazos – necesito que vengas todos los días si es posible, porque donde uno de los duros se llegue a enamorar de ti y se le dé por llevarte a cenar y tengas hasta mal sentando te va mal.

María Camila.    [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora