Capítulo 11. "La dura realidad."

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-Como verán no están aquí para trabajar, ustedes fueron una mercancía que ya fue comprada. De ahora en adelante nos pertenecen y van hacer lo que yo les diga. -Hablaba un encapuchado-

En ese instante un hombre sale corriendo y fue impactado al instante por una bala de unos de los encapuchados.

O sino, recibirán castigos o la muerte. -Se quedó observado el personal-

-Entren todos al barco. Menos ustedes, Mateo y Heydi. -los señaló con la pistola- Ustedes se van arrodillar, -comenzaron a suplicar-
-¿Nosotros por qué? ¡Ese no era el trato sr. Wethel. -Heydi fue impactada por una bala en el cráneo instantáneamente-
-Yo hago y decido lo que quiera. -Mata a Mateo sin piedad alguna- Vamos todos al otro barco.

Ema sólo miraba a Look con cara de dolor y miedo.

Dos hombres encapuchados se encargaron se echar gasolina en el barco.

Cuando todos estaban en el otro barco los mismos dos hombres tiraron una llama sin piedad alguna con las personas que estaban manejando el barco.

Obligaron a los hombres a desnudarse , pesarse, hacerse exámenes de la vista, oído, entre otros con diferentes doctores.

En cambio las mujeres recibieron una charla por parte de la misma Sara Vega.

-Vayanse olvidado de su casita, de su familia, van a producir y ya tienen propiedad. -reía sin parar- primero una por una va a ir pasando con el jefe y luego serán vendidas al mejor postor. -cuando estaba a punto de irse dijo- ah, ojo con la que se oponga, no creo que querrá ser comida para tiburones. -Salió riendo de la pequeña habitación-

Todas se miraban con dolor y extrañadas.

Al rato entró un señor un poco obeso, de estatura pequeña con unos pegantes preguntando los nombres y pegándolos en dicho cuerpo.

Mientras los hombres se encontraban uno a uno siendo atendidos, quedaban diez y en poco tiempo uno más se iría.

Un señor de bastante edad tenía problemas con la vista, podía presentar seguera en el futuro. Al escuchar esto uno de los trabajadores se lo llevó y más nunca fue visto.

Look salió bien de todos los exámenes, estaba angustiado de Ema, por su mente pasaban muchas cosas, pero sobre todo, culpabilidad.

-Por mí, por mí, todo es culpa mía. -Susurraba para él- ¿dónde estará mi princesa? ¡Caray, no entiendo nada!

-Vengan todos, -él mismo señor que los estaba llamando traía con él una caja de inyecciones- el viaje es largo y deben ir durmiendo. Cuando despierten van a estar con sus nuevos dueños, par de estúpidos infelices.

Empezó a vacunar a todos los hombres, dejándolos dormidos al instante. Ninguno se oponía, pues habían encapuchados armados.

Mientras ellos dormían las tres compañeras de Ema estaban siendo atendidas una a una,cuando le tocó el turno a ella, suspiró y dijo.

-Pude con mi padrastro, -levantándose al instante-

-¡Vaya, vaya! Que linda mujer. De manera, que tú te llamas Ema -Se encontraba en un escritorio un señor bastante mayor de unos sesenta años con una barba espantosa- ven acá princesa, -cuando menciona la palabra princesa fue inevitable no recordar a Look, su amado- muestrame lo perra que eres.

Ema tenía miedo de moverse de ahí.

-No creo que quieras pasar por lo mismo que pasó tu compañera, que no por querer hacerme caso uno de mis hombres tuvo que mocharle un dedito, -reía-

Escuchando esto, Ema asintió haciendo caso a todo lo que ese señor le pedía.

-No quiero que digas ni una sola palabra, de ahora en adelante soló seguirás mis órdenes. Si pasas la prueba te irá bien, sino te quedarás de por vida en este barco lavando baños y lidiando con ratas.

-Sientante, -se puso de pie al ver que Ema hacía caso. Se fue detrás de ella y empezó a pasar su asquerosa lengua por su cuerpo emperfumado. Después la agarró despiadadamente del cabello tumbándola sobre el escritorio tirando todo a su paso. Como un niño que no había comido en semanas, quitó con velocidad su vestido de baño dejandola desnuda.
-Mamalo, dale perra- Ema sólo lo miraba con asco y mucha ira. Al pasar media hora a Ema le sangraban sus partes íntimas después de haber sido ultrajada en ese escritorio.

Cuando por fin todo había terminado fue escupida terminando con estás palabras.

-Pasas la prueba, -sucia-

Llegó Sara por ella dándole una toalla.

-Pobre muchachita. Ven conmigo, vamos a darte un baño y te vas a dar una siesta mientras llegamos.

Por la mente de Ema sólo pasaba.

-"Ya me queda más que claro que estoy destinada para estás cosas. Nací para sufrir y para complacer a otros. Soy una sucia, una basura, una gran porquería."

Ella misma se estaba terminado de matar.
Suicidándose con sus mismas palabras.
Y dejando claro lo que valía, como dándole el precio a un señor interesado en unos zapatos nikes.

La noche transcurría, Ema estaba sola en un pedazo de habitación. Sólo había una ventanilla que mostraba agua. Mientras Look, estaba recostado con diez hombres más, la inyección había hecho mucho efecto en ellos.

Ema se quedó dormida llorando. Preguntadole a Dios porque le tenían que pasar todas esas cosas, después de creer que ya había encontrado su felicidad se la arrebatan como un confite a un niño de dos años.

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María Camila.    [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora