Dos días habían pasado de aquel incómodo momento, y, en efecto, Karen se había dado cuenta de todo. Ante la pregunta de la pelimorada, Lesslie sólo pudo llevar su mano a su frente, y tratar de que su rostro no explotara debido al sonrojo.Rafael lo había tomado de otra manera, una risita nerviosa había salido de sus cuerdas vocales, y ambos chicos supieron que debían tener más cuidado.
—Niñas, iré al Súper, ¿quieren acompañarme?—. El de azul había terminado de comer y abrió el refrigerador, vio que muchas cosas de su preciada comida faltaban, y al ver aquello, había querido ir lo más rápido posible a éste, ya que él no podía vivir sin su preciada chatarra.
—No tengo ganas, ¿puedes ir tú, amor?—. Lesslie pedía ladeando un poco la cabeza, sus cabellos rosados calleron un poco por su frente, y el mayor sonrió ante tanta ternura.
—¡Lo que pida mi niña hermosa!—. Soltó un gritito, Lesslie sonrió dulcemente.
Karen se encontraba con su móvil en manos, al ver que sus hermanos comenzaban de melosos, supo que tenía que intervenir. Levantó su brazo derecho, sin despegar la vista de el aparato tecnológico. Hizo una interpretación exacta tal cual lo hacían los niños en la escuela primaria al querer participar en clase.
—¡Estoy aquí, estoy aquí!—. Alzó la voz en un acto un tanto dramático. Los pares de zafiros de la rosada y el de azul se clavaron en su rostro, esperando que les diera una explicación ante su comportamiento.
—Perdonen,— Dijo una vez que despegó su vista del móvil, siguiendo su juego colocó su mano en el pecho, en modo de indignación.— Tenía que intervenir, ustedes dos me dan miedo, ya ni sé cómo va a terminar la situación.
La menor de los tres negó con la cabeza y sonrió avergonzada, dejando a la vista una perfecta hilera de blancos dientes. Rafael igual sonrió, odiaba pero a la vez se divertía cuando su hermana comenzaba de imprudente.
—Bueno,—. Habló ahora el chico después de unos minutos, mirando al par que tenía frente a él.— Entonces iré sólo,— Tomó las llaves que se encontraban sobre la mesa.
—¡No tardo!—. Gritó por última vez antes de abandonar el pequeño apartamento.
Una vez Rafael abandonó el apartamento, la menor se levanta del sofá y se dirige a la pequeña cocina, toma un vaso de la alacena a la vez que saca la jarra con agua. Le da un sorbo y mantiene el agua en sus mejillas por unos momentos, hasta que la pelimorada habla.
—Jamás lo imaginé, Yadid—. Ante el rostro de la chica color caramelo, Lesslie sabe que está a punto de decir una tontería o chiquillada, la conoce perfectamente— ¡Aún pensé que eras virgen! Te veía tan inocente... Pero bueno, al fin me di cuenta que tengo a dos vampiros como hermanos.
El agua que aún permanecía en la boca de la chica, es escupida debido a la risa y nerviosismo de aquel comentario. Karen ríe igualmente al ver en la situación que ha puesto a la menor.
—¡Sólo digo la verdad! Aún no logro entender cómo mi hermana menor ya no es virgen,— Baja la voz, dando a entender que está por revelar algo importante— yo aún lo soy.
Lesslie le mira perpleja. De todas las personas, la que menos esperaba que le dijera aquello era Karen; no creía lo dicho puesto que la pelimorada había tenido más novios que Lesslie, salía mucho a fiestas y llegaba muy tarde a casa.
—Lo sé, lo sé, difícil de creer, ¿no?— Dice alzando la ceja izquierda. La pelirosa asiente frenéticamente, aún tratando de asimilar la rebelión de su hermana mayor.
—Es que...— Karen decide desahogarse, no había mejor persona que le guaradara un secreto que su propia hermana.— Tú sabes cómo es Alex... Es muy respetuoso y siempre busca no pasarse de la raya... Y pues no hemos dado el siguiente paso...— Lesslie le mira con una sonrisa que expresa comprensión. Le gustaba la idea de que su hermana aún la considerara su confidente, justo como cuando tenían 10 y 13 años.
—Tienes que estar completamente segura de que ustedes dos quieran hacerlo. Yo igual lo dudaba, pero Rafa me dio la seguridad de hacerlo...—. La chica de piel lochosa toma un mechón de cabello y lo comienza a enrollar en sus dedos, un tanto ansiosa.
—¿Se cuidaron, verdad?—. La mueca de la pelimorada cambia drasticamente, mirando amenzanate a la otra chica.
Lesslie sonríe maliciosa, luego baja la cabeza, fingiendo una mueca triste.
—Yadid, por favor dime que se cuidaron y no fueron unos estúpidos adolescentes hormonales que no pensaron las cosas—. La pelimorada se lleva una mano a la frente.
—N-no, Ana, no nos cuidamos...
—¡Mierda, Lesslie! ¿cómo se les ocurrió? ¿acaso no pensaron las cosas?—. Karen explota. La idea de sus hermanos teniendo un hijo ante tantos fans y gente encontra de ellos le aterraba.
La pelirosada no aguanta más y suelta una carcajada. Karen le mira en señal de pregunta, sin saber el porqué de su diversión.
—¡Claro que nos cuidamos, Ana!—. La risa no le permite continuar y se toma el estómago con su antebrazo, el cual se empieza a sentir adolorido debido a las carcajadas.
Karen rueda los ojos, pero suspira aliviada. Le da un manotazo infantilmente a la chica, a la vez que le enseña la lengua.
(...)
—¡Ya llegué!— La fuerte voz del chico retumba por las paredes del apartamento. En sus manos se encuentran bolsas repletas de comida. Las pone en la mesa redonda color chocolate. Sus hermanas responden con un simple "ok" y él continúa con su labor.Saca las cosas de cada una de las bolsas plásticas y coloca los productos en la superficie plana. Abre la puerta del refrigerador y la alacena, comienzando a acomodar.
Cuando está por guardar una bolsa de patatas fritas en la alacena, el fuerte sonido de su móvil le interrumpe, a la vez que el sonido logra asustarlo. La bolsa color amarillo cae al suelo haciendo un ruido seco. Saca el aparato y lo toma en sus manos, y nota que es un número desconocido.
La curiosidad le invade y contesta, luego pone el aparato en su oreja.
—¿Sí...?
—Hijo...
Rafael abre la boca sorprendido, era la voz de su padre, vaya que lo era.
...
¡perdonen las tardanzas! All the love.
Votos y comentarios, por favor.
¡Nos leemos luego!
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Nuestro mejor error; [Rasslie]
General FictionUn hermano, una hermana, y un amor prohibido. Cover by: @-Skean-