Nuestro mejor error; [Rasslie]

Capítulo veinticinco.

-Karen- El mayor de los tres movía suavemente a la mayor de sus hermanas mujeres, tratando de despertarla. Ya habían llegado al hotel, pero esta se había quedado dormida en el trayecto.

-Ana, despierta. Hemos llegado- Volvió a insistir Rafa, moviendo ligeramente el hombro de la de mechones morados.

-¿Mmm?- Una onomatopeya salió de la boca de la chica, cuando finalmente había cedido y despertado. Cerró sus ojos con fuerza al no acoplarse con la luz y que ésta le golpeara de lleno a su rostro. Volvió a abrirlos, pero ahora ligeramente y con cuidado, hasta que por fin pudo acoplarse.

-Llegamos. Lesslie está adentro, pidiendo una reservacion, por hoy nos quedaremos aquí- Explicó. Karen asintió ligeramente y sin querer causar más retardos se bajó del auto de una vez por todas.

Ambos hermanos entraron al hotel al que Rafa se había dirigido. Lesslie, como efectivamente el de azul había informado, se encontraba charlando con la recepcionista del hotel. Pasados dos minutos, la chica de cabellos rosados por fin terminó de alquilar la habitación. Se acercó a sus dos hermanos mayores con una tarjeta en sus manos.

-Ya. Aquí está- Dijo refiriéndose a la habitación.

-Chicos...- Llamó Karen,un poco apenada. Las miradas de sus hermanos al instante cayeron sobre ella- Y... ¿Cómo vamos a dormir?

Lesslie apuntó a sus manos, dando referencia que tenía dos tarjetas, dos habitaciones alquiladas. Apenas Lesslie estaba por hablar y explicarle a su hermana mayor que ella dormiría con Rafa, cuando este le interrumpió.

-Ustedes dormirán juntas- Soltó, con un tono de voz autoritario. Lesslie sintió una punzada en su pecho al oír las palabras de su hermano, y más aún porque ella iba a dormir con Rafa, o eso suponía. ¿Por qué Rafa le había negado dormir con él...?

Yo quería dormir contigo, a tu lado... Eran las palabras que se repetían en la mente de la menor; una y otra vez, negándose a irse.

-Perfecto- Habló Karen- Dame la tarjeta, de verdad lo único que quiero hacer es ir a mi habitación y dormir, tengo que despejarme un poco.

Rafa asintió concordando con el reciente comentario de su hermana. Lesslie, haciendo un gran esfuerzo consigo misma para no romper en llanto, pasó saliva varias veces y respiró hondo. Rafa ni siquiera se preocupó en saber qué le sucedía a su hermana, él había visto sus lágrimas, él había visto cómo sus preciosos zafiros marrones se cristalizaban, pero no había hecho nada. Había bajado la cabeza y escabullirse. Quedando como un completo cobarde ante los ojos de la persona que tanto amaba.

Ana se dirigió a la habitación con Lesslie. Tomaron el elevador y buscaron entre todas las puertas color cerúleas de aquel hotel. Cuando encontraron la correspondiente, entraron.

Ésta vez Lesslie no hizo lo que la mayoría de las veces hacía; no buscó entre los cajones como niña pequeña, no miró por el balcón con una enorme sonrisa plasmada en su rostro; no revisó el cuarto de baño inspeccionando qué tipo de jabones y productos de aseo había; no contó cuantos autos había debajo de su piso.

No lo hizo. Simplemente se tendió en la cama.

Y lloró.

...

¡Hola! Espero les haya gustado. Por hoy las quise dejar tranquilas, no les quise hacer tanto drama.

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¡Nos leemos luego!