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La castaña no podía describir como se sentía en ese momento, su corazón latía tan fuerte y rápido que el miedo y los nervios invadieron su ser.

Como era habitual, Jennie observaba desde una distancia prudente, como la chica que había logrado cautivar su corazón leía tranquilamente un libro. Ella no era una acosadora, claro que no, sólo le gustaba admirar desde lejos a su amiga puesto que a su lado siempre se sentía, de alguna manera, inquieta y nerviosa, algo que, en alguien como Jennie Kim era algo realmente raro y a la vez curioso.

Desde que ingresó a la Universidad de Seúl, en el momento en que le vio, sintió algo extraño, por primera vez alguien logró captar su suma atención, la chica de cabellos púrpura le atraía mucho y generaba mucha curiosidad.

Al principio no le tomo importancia alguna, "Ella sólo es una chica linda y ya" pensaba, pero para su mala fortuna no podía evitar el verle, en uno de esos días, embobada observando a la chica que a pocos lugares se encontraba al sentir la mirada de la castaña sobre ella volteó a verle.

Y le sonrió.

Le sonrió como sólo Kim JiSoo podía hacer, lo que provocó que su corazón diera un vuelco ante tal acto y apartó avergonzadamente la mirada con un rubor en sus mejillas, su corazón latía frenéticamente cada vez que la chica se encontraba cerca o dirigía su vista hacía ella, no podía evitar el verle, la observaba por días enteros e incluso de vez en cuando dibujaba a la chica en su libreta.

Kim JiSoo, sin duda alguien extremadamente hermosa.

Jennie era alguien fría y cortante, eran pocas las personas que verdaderamente le importaban, como por ejemplo su mejor amiga Rosé, sin embargo nadie le había hecho sentir así.

Odiaba que eso le pasara, debido a que según ella, por primera vez se mostraba débil ante una persona, cosa que realmente detestaba, odiaba sentirse de esa forma. Y cuando la chica se acercó a hablarle, la castaña se encontraba embobada debido a la hermosa y angelical criatura que en frente suyo se encontraba.

El tiempo pasó y ambas chicas habían formado una gran amistad.

Los sentimientos de Jennie crecieron descomunalmente, había aceptado al fin que estaba enamorada de Kim JiSoo y hoy era el día en que se lo diría.

A paso firme se acercó y habló.

-JiSoo, ¿podemos hablar?-tal y como quería sonó segura de sí misma.

-Claro Jennie, ¿qué necesitas? -sonrió la mayor dejando el libro a un lado.

La castaña miraba al suelo como si fuera lo más interesante, un nudo se formó en su garganta y no podía pronunciar palabra alguna, debido al silencio de la menor la peli-morada frunció levemente su ceño y se acercó a la castaña.

-¿Qué pasa Jennie?-le asustaba ver de esa forma a su amiga.

-Yo estoy enamorada de ti -susurró pero fue inaudible para la mayor.

JiSoo le tomó de las manos cariñosamente logrando así que la castaña le mirara fijamente, sintió como una pequeña corriente de electricidad le recorría por todo el cuerpo.

-JiSoo estoy enamorada de ti-soltó de repente tomando por sorpresa a la de cabellos púrpura-Desde hace mucho que no te veo como una simple amiga...

-Jennie yo...-la culpa enseguida le pinchó el corazón.

-Yo te amo JiSoo.-le interrumpió.

La confesión le había tomado por sorpresa, ¿Jennie enamorada de ella? ¿Cómo es que nunca lo notó?, ella adoraba a la castaña, pero como una amiga, podría decirse que la veía como una hermana menor a quién debía proteger, y que lamentablemente ahora iba a lastimar.

-Jennie, de verdad perdóname, yo... yo no te veo de la misma forma.

Poco a poco Jennie sintió como todo su mundo se venía abajo.

-Perdón Jennie­ -le abrazó.

Las lágrimas se habían hecho presente en el rostro de la menor y deshizo el abrazo.

-Jennie yo...perdón, no quiero lastimarte o que algo malo te pase...

-No digas más -le interrumpió -no es necesario.

-Pero-

-Estoy bien, de verdad -con dificultad quito las lágrimas y le sonrió.

Que vil mentira era esa, claro que no se sentía bien, ahora solo deseaba estar sola.

-Jennie...

La castaña hizo caso omiso a los llamados de la contraria, salió de ese lugar lo más rápido que pudo importándole poco a donde fuera a parar, detestaba que le vieran llorar, detestaba llorar.

La peli-morada iba a seguirle, sin embargo una mano le detuvo.

-No te preocupes, yo iré por ella -le dijo y salió detrás de la chica.

La castaña se detuvo en frente de un frondoso árbol, se recostó en este y su vista se centraba en aquellas flores que delante de ella se encontraban, su mirada estaba llena de melancolía e impotencia, sus pensamientos se vieron interrumpidos al sentir como dos brazos le envolvían.

-Rosé, ¿qué haces aquí?

-Lo vi todo Jennie, -le tomó del mentón para que le viera- eres muy predecible ¿sabes?, siempre vienes a este lugar.

-Soy una tonta -hipó.

-Tú no te derrumbas por cualquier cosa, sigue adelante Jennie, no dejes que esto te afecte. -dejo que la castaña hundiera su cabeza en su cuello.

-Gracias Rosé, -susurró -supongo que ahora sé cómo se siente de que te rompan el corazón.

-Yo estaré siempre para ti Jennie -le besó la cabeza -te entiendo Jennie, después de todo yo estoy enamorada de ti. -susurró esto último.

Y cómo era de esperarse no recibió respuesta alguna, sólo se limitó a brindarle cariño a la bella chica que en sus brazos reposaba.

Corazón Roto │Chaennie│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora