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­­—Él llamó.

­­—¿Qué? ¿Quién? ¿Papá? No importa —respondió sin interés alguno regresando su vista a la película que se estaba reproduciendo en aquella gran pantalla.

Daba igual si su padre estaba o no iba a ser todo exactamente igual, no es cómo si el le dirigiera la palabra, sería igual, claro exceptuando el hecho de las duras miradas que este le dirigía de vez en cuando, miradas que con el tiempo se acostumbró a ignorar.

Al menos ahora tenía a Alice, quién en esta semana se estaba tomando muy en serio en lograr tener el cariño de la menor pues cada que podía le compraba uno que otro regalo, hacía tiempo para llevar y recoger a Rosé, le llevaba a comer entre otras cosas inclusive había planeado que los fines de semana se la pasarían viendo películas o alguna que otra serie. Lo que no sabía es que esas cosas no eran importantes porque para Rosé lo mejor era tenerla ahí, no necesitaba nada de eso, sabía el esfuerzo que la mayor hacía y lo apreciaba mucho. Realmente estaba pendiente de ella, no de una forma abrumadora sino más bien de una tierna, pues quería lograr tener el aprecio de su hermana. Alice no se daba cuenta que ya se lo estaba ganando.

Sólo unos pocos días habían pasado, sin embargo eso no era impedimento para la buena relación que ahora forjaban, inclusive ya había más confianza entre ambas.

­­—Mamá viene con él ­­—se sentó en el gran sofá al lado de su hermana ­­—¿Estás bien con eso?

­­—Te tengo a ti ­­—esa respuesta fue lo que hizo sonreír a la contraria enorgulleciendose de sí misma y que poco a poco relajase su expresión, lo que más le daba alegría era escuchar palabras como esa salir de los labios contrarios. Lo que más quería era que su hermana confiara en ella.

­­—Exacto, no permitiré que esa señora te haga daño alguno ­­—seguidamente después de esas palabras tomó y jaló las mejillas contrarias provocando segundos después que las risas inundaran el lugar.

Se sentía bien estar así.

...

La pelinegra no se espero que esas personas llegaran tan pronto, pocas horas pasaron y ahora se encontraban ahí. Los cuatro, en la mesa y nadie se atrevía a articular palabra alguna.

La mujer de mayor edad aprovechaba de brindarle  una que otra mirada llena de desagrado, cosa que poco le importó sin embargo a Alice no.

­­—Deja de mirarla así ­­—fue lo que dijo dejando más que impresionada a la mujer.

­­—¿Alice? ¿Te encuentras bien? —respondió incrédula ante la actitud de su hija.

­­—Me encuentro muy  bien madre, maravillosamente bien ­­—regresó su vista al plato mientras cortaba aquella carne, logró llevarse un pedazo a la boca y después de degustarlo agregó:  ­­—Y tú ¿qué tal? ¿fue agradable estar en Tailandia?

Ella sólo asintió disfrutando de aquella cena. La cuál se mantuvo en silencio después de aquello, ni el hombre de edad ni la pelinegra menor emitieron palabra o sonido alguno, cada uno parecía estar sumido en sus propias cosas quiénes o más bien quién hablaba era la mujer de mayor edad puesto a lo que esta decía Alice sólo asentía o respondía con simples monosílabos ante sus palabras, otra cosa que vio extraña en la actitud de su hija mayor inclusive cuando dirigía una mirada llena de desagrado o de repente le soltaba alguna que otra palabra nada amable a la menor era Alice quién le callaba mientras que le dirigía una mirada reprochante e incluso podía ver enojo en sus miradas.

La razón del silencio de la pelinegra menor o el qué ni siquiera sintiera las miradas que eran posadas sobre su persona se debía a cierta persona en especial, la qué se ha mantenido presente en sus pensamientos constantemente.

Aunque no lo quisiera ella estaba presente ahí, desde siempre lo ha hecho.

No era nadie más que Jennie Kim la persona que le tenía  así, la pelinegra sólo
mantenía su vista fija sobre su plato y muy lentamente se llevaba un pedazo a la boca.

Antes de irse con Alice, observó el como JiSoo se había acercado a la mayor y cómo esta le observaba detenidamente. Algo de temor se había logrado apoderarse de su ser, sin embargo recordó las palabras de Jennie.

"Fui yo quién te besó, así que no tengas miedo Rosie"

¿Cómo una simple frase o simple recuerdo podían acelerar su corazón de tal manera? No lo sabía, pero si estaba segura sobre lo que sentía por Jennie y por esto mismo fue que se mantuvo algo lejos de esta.

Era consiente de las dudas de la mayor, sus sentimientos eran confusos y creía que dándole el espacio suficiente esperaría a qué la castaña eligiese lo que quería o que al menos aclarara sus sentimientos o dudas.

Terminó con su cena, levantándose de la mesa sin decir nada otra vez ganándose miradas de los demás presentes. Su hermana fue la que  mostró algo preocupación por el estado apagado en el que se encontraba, pues no había hablado desde que aquellas personas habían hecho acto de aparición y aun no era consiente de lo que a la menor le ponía de esa manera.

Una parte de ella seguía con el miedo e inseguridad de que la castaña siguiese queriendo a JiSoo, por otra parte se sentía segura y estaba ansiosa de que la castaña le buscara. No sabe el cómo o el porqué el latir de su corazón se aceleró cuando escuchó como alguien tocaba el timbre.

No se imaginó que ese deseo fuera concedido esa misma noche.

Corazón Roto │Chaennie│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora