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 El silencio volvió a reinar en esa habitación, todas se habían quedado atentas desde que aquella mujer había hecho acto de aparición. Esta les dirigió una mirada algo díficil de descifrar para próximamente salir del lugar.

Las tres chicas parecían estar sumergidas en sus propios mundos, concentradas en sus propios pensamientos hasta que la pelinegra mayor decidió hablar. O más bien, pretendía decir algo sino fuera porque Roseanne salió de repente del lugar, lo que conllevó a que seguidamente Jennie le siguiera, dejando confusa a la mayor por la actitud de ambas menores. Sospechaba ya que algo pasaba ahí.

La pelinegra había salido fuera de su casa con Jennie pisándole los talones, no sabía que era lo que pasaba por la mente de la pelinegra quién se limitaba a caminar sin rumbo específico, metida en sus pensamientos y con sus manos metidas en los bolsillos de sus shorts.

La castaña logró tomarla de la muñeca lo que causó que la contraria se encontrara con la mirada confusa y con clara preocupación de su mayor.

De su mayor.

¿Qué eran exactamente Jennie ahora para ella? Ahora que lo pensaba no tenía en especifico su relación con la castaña, ¿novias? ¿amigas? ¿qué se suponen eran exactamente ahora?

— Rosé, te estoy hablando—pasó a tomar a la chica por los hombros— ¿Estás bien?

Y más silencio era lo que recibía. La chica sólo le observaba con un rostro sereno pensando un sinfín de cosas y antes de que dijera algo al respecto la pelinegra se le acercó. Confundiendo a Jennie por unos segundos por tal acto, la castaña en seguida le correspondió el inesperado beso que recibió.

Al separarse hicieron un profundo conecte de miradas. Rosé segura podría decir que Jennie si sentía algo por ella, algo por muy minúsculo que sea. ¿Algún día podría llamarla suya? ¿Jennie podría ser su novia? Aunque la verdad las etiquetas no importaban, Roseanne estaba bien con tal de estar con la castaña.

Quién al parecer volvía a hablarle, sin embargo la pelinegra al estar sumida en sus pensamientos no captaba nada de lo que salía de los labios de la castaña. Conocía a Jennie lo suficiente cómo para no darse cuenta que la chica ya empezaba a molestarse.

Ser paciente no es una de las características de la castaña.

—¿Vas a quedarte callada? ¿qué demonios tienes Roseanne?—decía con claro enojo la castaña que ya de brazos cruzados se encontraba.

Una sonrisa se formo  los labios de la pelinegra al ver a la chica de tal forma, debido a que por muy intimidante  que podía llegar a ser en ciertas ocasiones  por más que se mostrara en ese momento molesta la chica, a los ojos de Rosé era sencillameente adorable. Es que por favor, Jennie era similar a un dulce gatito, en ocasiones había llegado a mencionarselo o a sacar el tema a lo que la castaña negaba alegando que de ninguna forma podía llegar a ser adorable y mucho menos el parecerse a un felino.

—¿Qué te causa tanta gracia? Me preocupo por ti tontay tú no dices nada—¿Ven? Sencillamente adorable, no obstante Rosé sabía de igual manera que molestar más de lo debido a la castaña no terminaría bien.

—No es nada Jen, sólo pensaba—respondió  desviando su mirada de los ojos de la castaña.

—¿Y porqué te fuiste de esa forma?—ya tenía una idea, pues al ser amigas desde hace años también sabía de la relación que tenía con aquella mujer.

—Cómo pudiste ver esa mujer regresó —lo último fue dicho con claro desprecio —Deberas que no la soporto, aún no creo que papá se haya casado con alguien así.

  — Pero ahora tienes a Alice  —tomó con cariño las manos de la pelinegra formando una sonrisa, contangiando casi al instante a la conraria —. Y me tienes a mí.

¿Cómo no sonreír con alguien cómo Jennie a su lado? De verdad se sentía una de las personas mas afortunadas al tenerla a su lado, no se imaginaría una vida sin la castaña.  Al principo sólo habían sido ellas dos, sin embargo Rosé terminó por conocer a una hiperactiva chica con quién había chocado por accidente en los pasillos. Una pelirroja de linda sonrisa y mucha energía que terminó por juntarse con ellas dos, quién aunque la mayoría de veces hacía enojar a Jennie esta le tenía cierto afecto. No mucho tiempo  después notó el interés que la castaña tenía hacia cierta chica pelimorada, quién terminó por gustarle. Kin JiSoo era esta chica, fue ella quién le habló primero a la castaña logrando que la gran Jennie sólo respondiera de forma tonta o con respuestas cortas debido a lo deslumbrante de esa chica.

Si es verdad que a Roseanne le dolió cuando Jennie le dijo acerca de su gusto por JiSoo, sin embargo nunca sintió rencor por la chica pues al hablarle a la castaña terminó integrandose y se dio el tiempo de conocerla.

Pero ahora las cosas eran diferentes, pues el corazón de Jennie ya no se encontraba con dudas respecto a sus sentimientos. Estaba segura que quería a Rosé más allá de una simple amistad y era ahora que se daba cuenta.   


  

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Corazón Roto │Chaennie│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora