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Al escuchar ese tan conocido tono se dirigió rápidamente a la puerta, inclusive parecía haber cortado su respiración, tomó el pomo de esta y fue cuando finalmente la vio que respiro nuevamente.

Ninguna se atrevía a decir nada, ambas sólo se dirigían una mirada que mostraba lo cuanto habían extrañado la compañía de la otra en ese corto período de tiempo. Increíble ¿no?

Podría decirse que se encontraban encerradas en su propia burbuja asilándose de todos y de todo, sin embargo fue la castaña quién trataba tomar la palabra.

Trataba, debido a que no podía hablar, su pulso se había acelerado al tener a Rosé de frente. Aunque por su imagen no lo demostraba se encontraba igual de nerviosa que la chica en frente suyo.

Aun no explicaba el cómo había terminado ahí, después de pensar un largo rato fueron sus pies quienes le llevaron ahí. Tenía que terminar con esto de una vez, sin embargo las palabras no salían de su boca se limitaba nada más a observar a esa hermosa chica quién se acercó a ella en cámara lenta, o así al menos lo sentía la castaña admirando cada una de las facciones del rostro contrario y ni hablar de ese espectacular cuerpo. No obstante fue la sonrisa que le dirigió la que provocó que su corazón latiera rápidamente como si de correr un maratón se tratase.

Fue entonces que la pelinegra poso una de sus manos en la mejilla de la castaña, provocando que está casi suspirara por el inesperado y cálido contacto a lo que ella poso su mano sobre la que se encontraba en su mejilla. No pasó mucho para que ambas se perdieran en los ojos contrarios.

—Te extrañe Jennie —fueron las palabras de la menor.

—Y yo a ti —respondió al instante, sonriendo cómo nunca antes lo había hecho.

¿Desde cuándo Rosé causaba ese efecto en ella? Tal vez nunca se dio cuenta de los sentimientos de esta o inclusive tal vez, sólo tal vez nunca se dio cuenta de lo que en verdad sentía. Pero ahora, todo era diferente, Roseanne Park no sólo era su mejor amiga sino también la persona de la que posiblemente guste. Aunque gustar no es la palabra correcta o cercana para expresar lo que ahora siente por esa persona.

Así que, posiblemente Roseanne Park se esté adueñando de su corazón, de una manera en que nadie nunca lo hizo y ella se lo permitiría, se lo entregaría completamente, a ella sólo a ella le pertenecería y a nadie más.

— ¿Por qué te alejaste? Te mantuviste distante durante toda la semana —le reclamó la castaña.

Mentiría si esa actitud y mirada de la castaña no le enterneció, Jennie podía ser fría en ocasiones sin embargo a sus ojos era el ser más adorable del planeta y el sonrojo que a duras penas se podía apreciar por lo oscuro de la noche sólo le tentaba a estrecharla entre sus brazos y no soltarla más.

—Creí que sería lo mejor, quería darte tu espacio, quería que pensaras las cosas.

—No debiste hacerlo.

—Era lo mejor, no quería confundirte.

— ¿Por qué lo harías?

—Sólo quería darte tu espacio Jennie, a mí tampoco me agradó la idea de alejarme de ti

La pelinegra hubiera estado a punto de juntar sus labios con los contrarios, sin embargo fue la persona que apareció en la escena quién les interrumpió. Lo que provocó que se sobresaltaran y seguidamente se separaran casi al instante.

—No quisiera molestarlas, pero ya es tarde y hace algo de frío, sería mejor que entraran —fueron las palabras de la pelinegra mayor y seguidamente se marchó adentrándose hacia la casa.

Hicieron caso a las palabras de la chica, a lo que ahora ambas se encontraban en la habitación de Rosé.

Jennie había estado ahí muy pocas veces ya que junto a la pelinegra se mantenían en su acogedor departamento, sin embargo casi nada había cambiado pues la habitación estaba tan rosa y ordenada como siempre.

Otra vez el silencio se hacía presente, no obstante no era uno incómodo, de hecho era agradable y el que ambas se sonrían la una a la otra lo hacía más aún.

...

La habitación era un completo silencio el cual estaba muy lejos de ser incómodo, sólo ellas dos, sin nadie más justo lo que necesitaban.

Jennie le hacía mimos en el cabello a la chica que ahora dormía sobre su regazo, ¿qué podría ser más hermoso que aquella chica? Su expresión era tan tranquila, ella lucia tan tranquila.

Sus labios se encontraban entre abiertos provocando así a la mayor, ¿qué más da? Era sólo un beso, bueno más bien sólo sería un cálido, reconfortante y breve contacto de labios.

Pero esto no fue así debido a que duró más tiempo del estimado juntando sus labios con los contrarios a lo que llevó no sólo a despertar a la chica sino que ella fuera quién le devorara los labios ahora. Porque eso era lo que hacía. Besaba, mordía y succionaba lo que podía provocando sonidos un tanto indebidos.

Fue entonces que de pronto se vio atrapada con el cuerpo de la menor encima a quién no le bastó con sus labios sino que ahora le besaba el cuello ocasionándole sensaciones que nunca antes había sentido.

Coló sus manos debajo de su camiseta, logrando tener contacto con esa suave piel, acto que hizo estremecer a la castaña.

—Jennie —fue lo que susurro contra su oído, el tono que había usado era lo más provocador y excitante que había escuchado hasta ahora.

Así que, rodeó el cuello de la chica con sus brazos siendo así ella quién le invitaba a continuar.

Abrió los ojos, desconcertada y cuando pudo recobrarse del todo se avergonzó de tal cosa.

¿Cómo podía tener esos sueños? ¿Ella estaba a punto de...? No puede ser, ¿qué clase de cosas habrían podido pasar si no hubiera despertado de aquel sueño? Ni cuando gustaba de JiSoo soñó y mucho menos pensó cosas como esas.

Y ahora lo hacía, aún tenía la sensación de Rosé tocándole, podía sentir sus mejillas arder ¿cómo podía pensar en eso? Se sintió tan real que podía sentir los latidos de su ahora desenfrenado corazón.

                                                                                     














Corazón Roto │Chaennie│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora