Erick
— ¡Estás mal!, ¡Me has engañado!, ¡No pondré un pie en esa casa! — me amarro más fuerte el cinturón a tal punto que siento como se me clava en el pecho con fuerza.
— Respira profundo, todo saldrá bien, ¿Quién eres?
— Vete al demonio y si no te vas yo mismo me encargaré de llevarte — estoy al borde de la desesperación — tenía una idea diferente cuando me dijiste que tenías el plan que resolvería mis problemas— me clavo más en el asiento.
— Te estás portando como un estúpido mocoso — su rostro muestra cuan aburrido le resulta la situación— ¡Tienes 22 años!, compórtate como un adulto.
— Me importa poco lo que piense tu mente llena de oscuridad, no pienso entrar en esa casa — niego varias veces hasta que me duele el cuello — ¡Quieres que me arresten! — lo miro asustado.
— No me dejas opción Erick Miller — entrecierro los ojos, esto no va por buen camino — debes hacerlo por tu familia, tu mamá trabaja mucho y tu hermana lo hace esporádicamente, necesitan de ti...
— ¡Cállate! — Le doy un golpe al asiento molesto — Está bien, voy a hacerlo, debo hacerlo, no me queda opción.
— Perfecto, ¿Quién eres entonces? — Recito lo que me pidió que aprendiera sin equivocarme — bien suenas convincente.
— ¿Estás seguro de que no sabrán nada?
— No, ya resolví todo ese asunto — habla con orgullo — sales en el sistema como el mejor profesor de Canadá — me guiña — ahora baja tu trasero gordo de mi auto, no puedes llegar tarde tu primer día.
— No puedo creer lo que estoy por hacer, deséame suerte — me bajo antes de escuchar su respuesta.
Uno hace cosas estúpidas a lo largo de la vida, sin duda está va primero en mi lista personal.
Días atrás
— ¡Qué! — Jacob me mira atónito.
— Presta atención bruto, me despidieron porque resuelta ser que insulte a la gran señora Wells, esposa de un político muy importante que ahora vive en la ciudad— me despeino un poco el cabello de los nervios — la familia estará por tiempo indefinido y yo ofendí a la vieja aquella ocasionando un desastre tan estúpido— no sabía que el témpano de hielo con el que me tope sería Marian Wells.
— Estás tan frito como las alitas de pollo.
— Gracias Jacob, no sabía eso— sus palabras no me alientan para nada —en teoría no fue mi culpa, esa mujer me desespero y no iba a permitir que me pisara como si fuera una hormiga.
— Eres muy impulsivo con ciertas cosas Erick.
— No empieces con tus sermones que ambos sabemos son malos y no los escucharé, si hubieses estado ahí me darías la razón — Jacob me mira como siempre lo hace, con aburrimiento porque piensa que soy un exagerado — ese tono que usó conmigo y la miradita de superioridad.
— Y gracias a eso te has quedado sin trabajo — realmente me siento frustrado y cansado — ¿Carlotta dio tu nombre a la señora Wells?
— No, eso es confidencial — gracias a Dios — ¡No cometí un delito!
— A pesar de todo es una buena jefa, tuvo que soportar todo este drama innecesario — le da crédito.
— ¡Por culpa de la vieja Wells! — Trato de calmar mi furia— no le he dicho a mi mamá y estoy seguro de que apenas lo sepa, trabajaría el doble por mi falta de empleo.
ESTÁS LEYENDO
Una Inesperada Casualidad - Libro 1
RomanceMackenzie Wells lo tiene todo y a la vez nada en su muy acomodada vida. Erick Miller tal vez no posea mucho, pero sabe cómo disfrutar al máximo. Mientras ella busca la perfección que le ha enseñado su madre. Él busca que todos entiendan que dentr...