Capítulo 34.

1.6K 89 6
                                    

Erick

Salir de la residencia Wells como si estuviera huyendo de algo, no me agrada y más si tienes la mirada azul de Mackenzie encima de tuyo, intentando indagar el cambio tan bruzo de humor que has tenido. Aunque lo ponga en duda, ella es muy perceptiva con todo, incluso con las personas que más le importan.

Esto solo es culpa de la llamada, si el estúpido de Bob no hubiese dañado el momento, aun estaría con ella un par de minutos, sin embargo, en esta vida podemos querer tantas cosas y al final no se cumple.

Mackenzie necesita tener conocimiento que me gustan las carreras ilegales, eso le volaría la mente y la paciencia.

Camino con un nudo en la garganta hacia la parada de bus.

No soy ingenuo, quise buscar una salida fácil para mi dolor y Bob apareció como anillo al dedo con esa sonrisita hipócrita y una propuesta que para ese momento fue mi escape...


Erick llevas 2 semanas encerrado, te vas a podrir me coloco mis audífonos para no escucharla, me estoy quemando por dentro.

Me acerco hasta el baño buscando un objeto punzante, necesito aplacar un poco esto, necesito pensar en otra cosa que no sea ese suceso, necesito descansar unos segundos.

Mi necesidad de dejar existir es grande, para mí se siente como haber perdido una parte importante de mi corazón.

Veo unas tijeras y las agarro, pienso un poco en lo que haré y por un momento retrocedo.

Campeón no lo hagas...

Escucho su voz y sé que no está, todo esto es una jugarreta de mi mente dañada, me acerco las tijeras a las muñecas y cuando estoy por hacerme el primer corte mi teléfono suena.

Suspiro frustrado y atiendo.

¿Quién habla? digo al notar que es un número desconocido.

Pues tu hermoso y sensual cuñado ruedo los ojos, Bob nunca me ha gustado para mi hermana, pero como decírselo a una chica de 17 años, lo que pensara es que actúo como un hermano celoso.

¿Qué quieres Bob?

Amigo sé que tu dolor es grande, he pasado por eso mi más sentido...

Cállate y ve al grano, estaba ocupado miro la tijera que todavía está en mis manos.

Erick siempre has sido muy temerario, por eso quiero darte una propuesta que no vas a dejar pasar.

Me aburres Bob, tanta charla es estúpida.

Bueno, al parecer unos amigos han creado una especie de pista para participar.

No me gusta manejar lo sabes siento un sabor amargo en mi boca y respiro profundo para alejar las náuseas.

Lo sé, si no me interrumpieras a cada rato me gusta saber que lo molesto son carreras de bicicletas, como el BMX, dónde tienes que hacer esas volteretas y trucos.

¿Y eso me importa, por qué?

Te he visto con tu bicicleta y eres muy buenono niego que me guste hacer volteretas, me ayuda a relajar la mente.

No haré nada gratis Bob.

Es por apuestas, sé que te gusta apostar y más si sabes que vas a ganar.

Una Inesperada Casualidad - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora