Capítulo 54

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Erick

Revuelvo mis cereales de una forma muy mecánica. Izquierda, derecha, izquierda, derecha. Han pasado 2 semanas desde que ocurrió lo de Mackenzie, quisiera poder decir que me siento plenamente y sobre todo que ella no era tan importante, sin embargo, cada vez que me planteo eso me da un dolor en el pecho.

— ¿Tú crees que este bien?

—No sé, el solo sigue con su rutina, se levanta, come, toma una ducha y desaparece, luego llega en la noche todo demacrado Ryan.

—Tal vez podemos hacer algo Emma, siento que tu hermano se ha rendido muy fácil.

Agarro con fuerza el cubierto haciendo que mis dedos queden blancos por la presión que ejerzo.

—Los puedo escuchar — me levanto furioso de la silla del comedor — y no Ryan, no es que me haya rendido muy fácil — imito su voz — solo que estoy aceptando lo que paso, ya que no es fácil e igual no sé qué hago dándote explicaciones.

—No pretendía ofenderte Erick.

—Solo enfócate en hacer feliz a mi hermana, no tienes ni puta idea. No tienes nada asegurado en esta vida, así que disfruta de ello todo lo que puedas antes de que te lo arrebaten — escucho el sonido de un claxon afuera— esa es mi señal para irme — agarro mi mochila y dejo a la parejita solos en la cocina.

—Buenos días Erick— habla muy feliz como cada mañana en estos últimos días— ¿listo para irte? — asiento montándome en el asiento del copiloto — hoy amaneciste menos comunicador que los días anteriores.

Luego de derrumbarme frente a mi mejor amigo, decidí volver a la realidad y no esconderme, tuve que evitar las preguntas constantes de mi hermana, aunque Jacob fue mi mejor apoyo, respondía sus dudas sin revelar mucho.

Cada día hacemos lo mismo, vamos a la universidad, lo acompaño a comprar lo necesario para la fiesta del viejo Mike, luego me deja donde le indico y regresa después de una hora por mí.

— ¿Haremos lo mismo de siempre? — Asiento — ¿Cómo van las pocas clases que tienes?

—He trabajado muy duro y al final lo conseguí, ya me puse al orden con todas las materias solo me falta terminar el proyecto, presentarlo y me verás graduado.

—Eso es muy bueno — me dedica una sonrisa sincera — a mí me toca graduarme en agosto. Ya saldremos de ese infierno.

—Pues si — miro por la ventana y me distraigo mirando los edificios — ¿Qué tal esta Camila?

Ya su relación es oficial desde hace una semana o algo así.

—Muy bien, su madre fue despedida por la señora Wells — me mira con cuidado y asiento para que prosiga hablando — a parte del despido, le coloco una orden de restricción a Camila para que no se acerque a su hija.

—Es muy... — guardo silencio, intento buscarles orden a mis ideas y en el proceso no sentirme tan afectado.

— ¿Estúpido?, ¿patético?, solo háblame.

—Radical, ella tuvo un accidente — respiro profundo — a mi parecer debería estar con personas que si se preocupan por ella.

—Ahí está el caso, las personas que ama son unos desconocidos para ella, solo recuerda a sus padres.

—Que conveniente.... — mascullo entre dientes.

—Erick — dice en modo de regaño — tu mamá nos explicó su caso.

Y si es cierto, al ver lo destrozado que estaba y el odio que sentía (siento) por Marian Wells, termino contándonos lo que tenía Mackenzie con lujo y detalles, la amnesia retrograda, consiste que olvidas las cosas que pasaron antes de tu accidente. Ella se estaba recuperando satisfactoriamente y había esperanza de que parte de sus recuerdos puedan volver con el tiempo.

Una Inesperada Casualidad - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora