cap 7

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Capítulo 7...


Justin tenía un problema. Le contaba a ________ todo, o casi todo, y eso estaba bien. Pero lo que ya no estaba tan bien era quedar como un *******, como un cretino integral, como un tío patético. Necesitaba la comprensión y el consejo de su amiga, pero temía que se compadeciera de él. Así que siempre se burlaba de su propio dolor. Ahora, alzó las manos como un atleta recibiendo los aplausos, y dijo:
—He aquí al representante de Estados Unidos, campeón del mundo de la peor vida social…
—Bueno, con el día de la Madre sería…
—No, lo que más duele son los desastres anteriores al día de la Madre.
________ arrugó la frente y entrecerró los ojos en un gesto exagerado, como si estuviera haciendo un grandísimo esfuerzo por recordar algo. Estaba muy graciosa cuando ponía esa cara.
—¡Dios mío! ¡Cuánto lo siento, pero lo había olvidado! ¿La cita a ciegas no funcionó? —________ suspiró—. ¿Y qué pasó con la otra, el gran encuentro?
Molly volvió con más café, le llenó la taza a ________ con un gesto de desaprobación y se alejó. ________ se inclinó para estar más cerca de Justin y bajó la voz.
—¿Qué pasó? ¿Qué es lo que no funcionó en la cita a ciegas? —Una expresión de horror apareció en su cara—. No te habrás puesto la chaqueta de cuadros, ¿no?
—No —respondió él—. Llevé el blazer azul.
________ casi se ahoga con el café.
—¿Te pusiste un blazer para una primera cita con una chica que no conocías?
—Sí, yo…
—Nunca hay que vestirse formalmente para esa clase de encuentros. Lo importante es que todo parezca desenfadado, casual… —________ suspiró, frustrada, como otras veces en quejón no había hecho caso a sus instrucciones—. ¿Qué pasó, pues?
—Bueno, yo entré en el bar y ella me hizo señas con la mano. Era muy delgada, pelirroja, atractiva en su estilo. Así que me acerqué y le di las flores…
—¿Le llevaste flores? —exclamó ________, agitando las manos con exasperación—. Por Dios, eso es propio de alguien que no se ha comido un rosco en años.
—Bueno, tal vez por eso la cosa solo duró once minutos. Apenas habíamos empezado a hablar cuando ella dijo que se había dejado la ropa en la secadora y no quería que se le arrugara.
—Esa chica no es muy hábil para inventar excusas —dijo ________, y ambos reflexionaron sobre el horror de lo sucedido. Después, como de costumbre, ________ volvió a ser la misma chica alegre de siempre, y Justin tuvo la certeza de que su optimismo era congénito—. No importa, Justin. Olvídala. Estoy segura de que era pelirroja de bote. —Justin se las arregló para sonreír casi tan alegremente como ________—. ¿Y qué pasó el sábado por la noche? Ya sabes, aquella cita que tenías con tu compañera de trabajo. Esa que te hace babear, como un adolescente. ¿Cómo se llama?
—Sam. Cloe —le recordó Justin. Por un momento se preguntó por qué él siempre sabía el nombre, el apellido y hasta el apodo de todos los novios de ella, y ________ en cambio… Suspiró—. Eso fue todavía peor —reconoció.
—¿Cómo puede ser aún peor que una cita a ciegas que duró solo once minutos y medio?
—Bueno, para empezar, no teníamos que encontrarnos en un bar, sino fuera. Para seguir, estaba lloviendo. Y para terminar, ella ni siquiera acudió.
________ abrió la boca realmente sorprendida. Y después exageró el gesto, para disimular sus auténticos sentimientos.
—¿De verdad que te dio plantón? ¿No sería que fue más tarde? Quiero decir, ¿la esperaste un buen rato?
—Dos horas.
—¡Oh, Justin! ¿Estuviste dos horas bajo la lluvia?
—Y eso no es lo que más me preocupa. Lo peor es que tendré que verla mañana en el trabajo.
—¡Ajjjj! —________ se encogió, espantada, y su cara reflejó cuánto sufría por la próxima humillación de Justin. Luego trató de disimular—. Dime al menos que ella te llamó y te dejó un mensaje con una excusa convincente —le suplicó.
—Nada de nada. No tenía ningún mensaje en el contestador de casa, ni en el teléfono del trabajo, ni siquiera un e–mail. Y yo le dejé mensajes a ella en los tres.
—Ojalá no lo hubieras hecho —dijo ________.
El se puso a la defensiva.
—Ya, ¿y qué se supone que tendría que haber hecho?
—Tal como aconsejaba Dorothy Parker, callarte.
—Y entonces ¿cómo iba a enterarse ella de que la había esperado?
—¿Y por qué tenía que enterarse? ¿No había sido ya suficiente humillación?
Ahora ________ estaba fastidiada con él. Justin vio en su cara algo muy parecido a la compasión.
—Bueno, ¿qué otra cosa podía hacer?
Antes de que ________ pudiera responder, Molly volvió a la mesa, atraída por los retazos de conversación que había oído.
—¿Qué te parece quedar con mujeres que quieran salir contigo? Quizá con una mujer un poco mayor —sugirió Molly mientras le hacía una caída de ojos—. Claro que es una idea tonta, después de todo yo no he ido a la universidad. —Retiró los platos vacíos y se marchó contoneándose.
—De acuerdo, Justin, tú ganas —suspiró ________—. Tu fin de semana fue peor que el mío. Y creo que has ganado durante ochenta y tres semanas seguidas. Un huevo récord mundial. —Garrapateó algo en un postit que sacó de su bolso y lo pegó en la camisa de Justin. Había dibujado una cinta azul.
—Genial. El Campeón de los Perdedores.
________ se quedó un instante pensativa.
—Sabes, creo que no todo es por tu culpa. Las mujeres tienden a sentirse atraídas por… por las dificultades. Por los hombres que son un desafío. Este viernes ha llegado mi amiga Selena y…
—¿Selena? ¿Ha venido por fin? ¿Podré conocerla? —Justin había oído hablar de Selena durante años.
—Claro que sí, pero la cuestión es que ha venido a mi casa porque rompió con Nick. Está loca por él, pero dice que es un CHFC.
—¿Y eso qué es?
—Un chulo con fobia al compromiso. De modo que pienso que tal vez las mujeres prefieren a los chulos, hasta que deciden darse por vencidas.
—Eso no es justo; yo hago todo lo que puedo.
—¿Para ser un chulo?
—No, ¡para no serlo!
—Ya sé, era una broma. Pero ya ves, quizá ese es el problema: te esfuerzas demasiado… y eres demasiado agradable.
—¿Cómo se puede ser demasiado agradable?
—Tú lo eres, Justin. Eres demasiado considerado. Hoy, por ejemplo, has ido a visitar a tu madre y a todas tus malvadas madrastras. Ya ves, eres demasiado encantador.
—Eso es ridículo.
—Sé que a ti te parece absurdo —coincidió ________—. Y también a nosotras, las mujeres. No creo que nos guste sufrir. Pero no nos gusta aburrirnos. Mira a Ryan. Me parece fascinante. Hace que mi vida sea realmente interesante.
—Por Dios, si toca el contrabajo —exclamó Justin, irritado—. Y es un tío totalmente estúpido, que solo se interesa por sí mismo. Y es un egoísta. ¿Y un tío así te parece interesante? —De inmediato se dio cuenta de que tal vez se había pasado y había herido los sentimientos de su amiga.
Pero ella sonrió.
—¿Qué tienes contra los tíos que tocan instrumentos de cuerda?
—Nada en absoluto —respondió Justin, más tranquilo—. Solo contra él. Creo que no vale nada.
—¡Pero es tan mono! ¡Y en la cama es genial! —________ se ruborizó.
Justin apartó la mirada. Ese era su castigo por hablar demasiado. Había cosas de las que no quería enterarse. Suspiró.
—Daría cualquier cosa por tener el éxito que tienen Ryan y los de su calaña con las chicas. Si tan solo pudiera aprender a hacerme el tonto, o pasar por egoísta… —Hizo una pausa—. Eh, ________, tengo una idea…
—Tú siempre tienes ideas —dijo ella—. Por eso eres el Alquimista Intergaláctico de Desarrollos Cosmológicos y Creador de Sistemas de Todo el Mundo en Micro Land.
—No, no se trata de esa clase de ideas —dijo Justin—. Lo que quiero decir es que he pensado algo acerca de mi vida.
—Genial. ¿Podemos hablar del asunto la semana que viene? Ahora tengo que ir al supermercado.
—¿Para qué? ¿Vas a comprarte medias?
—No. Harina y levadura.
—¿Tienes que preparar un trabajo para la clase de ciencias? ¿O es para hacer un potingue para el pelo?
—Para un pastel —respondió ________, e intentó adoptar un aire muy digno, algo que con Justin le resultaba casi imposible.
—¿Desde cuándo haces pasteles? ¿Y por qué tienes que hacerlo a medianoche? —Justin sabía que ella creía que esa cosa negra que había en la cocina con una puerta delante era un armario extra para los zapatos—. ¿Es un truco para acabar con Ryan? Porque tus pasteles lo matarán. Claro que eso no estaría mal.
—A palabras necias, oídos sordos —respondió ________, poniéndose en pie.
Justin también se levantó. No quería que se notara que estaba desesperado por compañía. Y también estaba interesado en el misterio de la repentina domesticidad de ________. Y entonces se dio cuenta del porqué.
—Es tu amiga, tu amiga Selena de San Antonio. ¿No es cocinera?
—¿Y qué? —respondió ______ mientras se ponía la chaqueta—. Eso no quiere decir que yo no sepa cocinar.
—Tú sabes hacer muchas cosas; eres una escritora muy buena, una excelente amiga, y te vistes muy bien. Y eres genial eligiendo regalos para las madres. Pero hacer pasteles…
—Selena no es de San Antonio, sino de Sacramento —lo corrigió ________, y aquella era su manera de decirle que él tenía razón.
—Te ayudaré con la compra del súper —se ofreció Justin, sonriendo.
—¿Y eso? ¿No tienes que trabajar, o dormir? Es lo que siempre estás haciendo. Además, ir a comprar a un supermercado es lo más aburrido del mundo.

CHICO MALO BUSCA CHICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora