cap 36

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Capítulo 36

________ no había dormido en toda la noche, pero parecía que no lo había hecho en toda una semana. Había llegado tarde al trabajo —tarde de verdad—, la habían pillado, y ni siquiera había sido capaz de agachar la cabeza en el tradicional gesto de disculpa. Por eso, cuando Marcus la llamó una hora más tarde a su despacho, sabía que no le esperaban buenas noticias. Además, ________ se había enterado por Demi, que lo sabía por Sara, que había oído a Caitlin que se lo decía a Marcus, que él estaba furioso porque Caitlin lo había dejado. Marcus siempre era un cretino, y esto no iba a mejorar su humor precisamente.

Pero por ridículo que fuera Marcus y su vida amorosa, la de ________ era aún peor, y ella sabía que no estaba en posición de juzgar a su jefe. Molly tenía razón en todo: ella era una tonta, y la deprimía pensar en que había hecho daño a Justin, que él le había hecho daño a ella, y que había arruinado su mejor amistad, así como la posibilidad de encontrar el verdadero amor.

Porque ella amaba a Justin. Y no lo quería porque ahora estuviera muy guapo, o porque hubiera descubierto que era un amante genial. Lo había amado siempre. Solo que había sido demasiado estúpida para darse cuenta. Y ahora tendría que pagarlo el resto de su vida. Había llamado a Justin más de diez veces, imitando a Demi. Y era consciente de la ironía de la situación. Pero Justin no se ponía al teléfono, y no la había llamado. Y ahora tenía que enfrentarse a Marcus, y seguramente le encargaría otro de esos horribles artículos.

Marcus estaba sentado a su mesa con la camisa arremangada. Parecía estar corrigiendo algo muy importante. Su lápiz azul ya había cortado venas y arterias del cadáver del artículo sobre el que estaba trabajando. Cortaba con tanta energía que tenía una línea azul al costado de la boca, como si hubiera estado corrigiendo lo que él mismo decía. Aunque ________ sabía muy bien que eso era imposible.

La joven lo miró, y de repente sintió que no podría soportar ni una sola observación más, ni un solo insulto. Se adelantó un paso.

—¡Querías hablarme? —preguntó.

—Tu artículo del día del Padre era muy bueno —reconoció Marcus—. Con la ayuda de Caitlin, claro —añadió.

Ella no dijo nada. Es curioso, pensó; cuando lo peor ya te ha pasado, las otras cosas que antes te daban miedo ya no te importan. Recordó que se había sentido así solo una vez, cuando murió su madre. Las dos chicas que siempre se burlaban de ella, y la profesora que le daba miedo, y hasta el rottweiler de la esquina nunca más la aterrorizarían. Que hicieran lo que quisieran, a ella no le importaba. Entonces la desolación le había traído calma, como ahora. Miró tranquilamente a Marcus. Él ya no tenía ningún poder sobre ella.

—Tienes razón, no sé qué habría hecho sin Caitlin. Pero es una lástima que lo cortaras tanto —dijo ________ muy tranquila—. Quizá el próximo artículo que me encargues sea más largo. Pero trata de no darme una de esas notas de vacaciones.

—De acuerdo —dijo él con bastante amabilidad. Cogió los papeles que había corregido y los puso en un estante—. Siéntate.

—No, gracias —respondió ella, y se apoyó contra el quicio de la puerta. En otra época habría hecho ese gesto queriendo ser insolente, pero ahora lo hacía simplemente porque ya nada le importaba.

—Bien, voy a publicar el artículo sobre la transformación del gili’po’llas. Es verdaderamente divertido —dijo—. Se me ha ocurrido que podíamos publicar también retratos de Steve Balmer, el nuevo director de Microsoft, y de Marc Grayson, el director de Netscape. Y puede que también de Kevin Mitnick, ese pirata informático que acaba de salir de la cárcel. A él podríamos sacarlo con el uniforme naranja de la cárcel, para ilustrar el «antes». De los demás, el departamento de fotografía ya se encargará de los montajes. Mitnick tiene que encontrar una chica que lo mantenga, porque después de lo que hizo no lo dejarán trabajar ni en un McDonald's. Pobre diablo, eso sí que es vivir para los ordenadores y morir por ellos.

CHICO MALO BUSCA CHICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora